México y PR repiten fatalidades cinco años después: un terremoto y un huracán dejan a sus comunidades devastadas emocionalmente
Si México y Puerto Rico fueran personas probablemente se abrazarían para reconfortarse en medio del susto de la tragedia, pues ambas comunidades sufrieron esta semana un recordatorio de la amenaza de la naturaleza, en un escenario vivido hace cinco años también por estas fechas.
El primero, México, fue sacudido este lunes por un fuerte sismo que estremeció la tierra bajo los pies de sus habitantes, recordando la fatalidad de otros 19 de septiembre cuando se registraron terremotos mortales que han marcado su historia.
En el segundo caso, el de Puerto Rico, un huracán que tocó tierra este lunes como ciclón de categoría 1, está arrasando todo a su paso, ha dejado fuertes lluvias e inundaciones y la fatalidad reinante de la tragedia del huracán María, de 2017, del que muchos apenas si se recuperan. República Dominicana, también en el Caribe, también lidia con las fatales consecuencias de Fiona, que este martes se convirtió en un huracán categoría 3.
Si bien hasta el momento las magnitudes tanto del sismo en México como del huracán en el Caribe no son comparables en muertes, pérdidas y daños materiales, ambos hechos dejan en el aire una sensación reinante de pérdida que muchos apenas se pueden explicar.
Así se comparan los hechos del pasado y de este lunes.
México, una trilogía de terremotos sacude al país un 19 de septiembre
Lo de México pareciera la crónica de un sismo anunciado. Pero no lo fue.
Este 19 de septiembre, luego de que millones de mexicanos participaran en un simulacro de prevención de sismos, la tierra se movió: tembló tan fuerte que la alerta sísmica que había sonado previamente, se disparó esta vez con una advertencia ineequívoca: «No es un simulacro, activa tus protocolos», alertó la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos de Ciudad de México.
Pasó a la hora en que se tenía programado el simulacro por el Día Nacional de la Protección Civil, que incluye un megasimulacro de terremoto para mejorar la preparación de la sociedad frente a un evento de estas características.
Las caras de confusión de muchos pronto se tornaron en incredulidad, pues el 19 de septiembre representa una fecha fatídica para los mexicanos: este mismo día, en distintos años, ocurrieron dos terremotos devastadores que se han cobrado miles de vidas en el pasado. El de 1985, de magnitud 8,1, dejó unos 10.000 muertos; y en el de 2017, de magnitud 7,1, murieron casi 400 personas y dejó a 250.000 más desplazadas, con imágenes dolorosas que aún pesan en la memoria de los mexicanos.
¿Qué pensar de esto?
«Es coincidencia», dijo a CNN Víctor Espíndola, del Servicio Sismológico de México, sobre la ocurrencia de tres sismos en una misma fecha y una hora parecida. Y lo es más si se tiene en cuenta que México está en una zona de alta sismicidad.
De hecho, dijo Espíndola, este 7 de septiembre también hubo un sismo. Fue la misma fecha que hace cinco años, un 7 de septiembre, cuando ocurrió un sismo de 8,1 grados en la costa de Acapulco.
Hasta el momento los daños no son comparables en absoluto a los de los sismos pasados. Hasta el momento se han registrado una muerte de un hombre en el estado de Colima que falleció por circunstancias vinculadas al temblor, mientras otra persona resultó lesionada en Michoacán. Y en Colima se produjeron daños estructurales en viviendas y fallas en el servicio eléctrico.
Mientras tanto, réplicas fuertes continúan hasta que la tierra se acomode nuevamente y los expertos en sismos comparan esta ocurrencia como ganarse la lotería: «Existe, aunque la probabilidad sea muy bajita, de que vuelva a ocurrir», dijo Espíndola.
«Es como una persona que se puede sacar la lotería dos o tres veces, incluso consecutivamente. Entonces, ¿a eso cómo se le podría llamar?», se pregunta. Y reitera que los sismos no se pueden predecir.
Puerto Rico, devastada por los huracanes
Ahora, otro huracán, menos poderoso, pero quizá igual de peligroso, ha llegado a la isla: el huracán Fiona tocó tierra el lunes en Puerto Rico llevando a la isla lluvias e inundaciones severas, deslizamientos y falta de energía eléctrica, en un eco que recuerda la tragedia de 2017, cuando María causó, entre 2017 y 2018, casi 3.000 muertes y miles de millones de dólares en daños. Muchos de estas personas que sufrieron a María, ahora luchan con los coletazos de Fiona, que los está obligando a empezar de cero una vez más.
«Es devastación tras devastación», le dijo a Wolf Blitzer de CNN Carmen Yulín Cruz, la exalcaldesa de San Juan, la capital de Puerto Rico, quien lidió con los efectos del huracán María.
Ahora mismo, millones de personas están a oscuras luego del paso de Fiona. Pero la escena no solo se vive en Puerto Rico. Y Fiona no se detiene: este martes se fortaleció en un huracán categoría 3 con vientos de 185 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 210 kilómetros por hora y se espera que pase por islas Turcas y Caicos.
Y si en Puerto Rico llueve, en República Dominicana no escampa. Esta isla caribeña, que está muy cerquita de Puerto Rico, también tiene al menos un millón de residentes sin luz. Y los servicios de emergencia declararon alerta roja y amarilla por el huracán: ahora son 15 provincias en alerta roja, ante el impacto directo del fenómeno y 16 provincias en alerta amarilla por situaciones de inminente riesgo.
De nuevo, los estragos de Fiona no se comparan hasta el momento con los de María, para los cuales hubo que esperar meses, quizás años, para saber los verdaderos estragos que causó esta tormenta. Recuerda que inicialmente el gobierno de la isla reportó 64 muertos relacionados con el huracán María. En 2018 se estableció una cifra catastrófica de 2.975 fallecidos como consecuencia del poderoso ciclón.
Y las perspectivas no son buenas. Lo que ocurre con estos huracanes de alta intensidad se debe a temperaturas globales más cálidas, según un informe climático de la ONU publicado el mes pasado. Además, los científicos también han descubierto que es más probable que las tormentas se detengan y provoquen lluvias devastadoras y que duren más después de tocar tierra.
Así que por ahora, cinco años después de un huracán, otro más deja bajo el agua a Puerto Rico y República Dominicana, con muchos esperando que no se trate de la prolongación de una recuperación dolorosa que pueda extenderse mucho más allá de lo explicable.