La guerra en Ucrania desde la óptica europea en diez cifras

15-04-2022
Mundo
Público, España
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1,500 millones en armas

Aseguran en Bruselas que la guerra en Ucrania ha provocado un cambio tectónico en la seguridad y en la historia de Europa. La invasión rusa ha dado un giro a numerosas políticas, principios y tabúes históricos en la capital comunitaria. Y uno de ellos es la financiación de armas a un país en guerra por primera vez en la historia de la UE.

El Instrumento Europeo para la Paz financia y coordina el envío de material bélico, que corre a cuenta de los Estados miembros. Comenzó con una cuantía de 500 millones y en apenas un mes se ha triplicado. Se trata de un mecanismo separado del presupuesto europeo porque los Tratados prohíben a la UE, un proyecto de paz, pagar las armas para enviarlas a cualquier zona de guerra. Por ello se trata de una herramienta ad hoc, jamás utilizada hasta la fecha y que nació pensada para estabilizar el Sahel y zonas convulsas de África. Los 1,500 millones corresponden al fondo que dirige Bruselas, pero no tiene en cuenta el gasto de defensa destinado por cada uno de los Veintisiete. En consecuencia, el monto total es mucho mayor.

Decenas de miles de armas defensivas y ofensivas

Los países de la OTAN han pasado del escepticismo de enviar armamento a Ucrania a una fase de suministrar material meramente defensivo. Ahora ya se encuentran en el punto de proporcionar armamento pesado y ofensivo. Aunque no se conocen los detalles concretos, una fuente aliada aseguraba a la CNN a principios de marzo que Occidente había enviado 17,000 misiles anti-tanques y 2,000 misiles anti-aéreos. Desde entonces, la cifra se habría elevado sustancialmente.

Polonia y Chequia ya han anunciado que enviarán tanques de combate y Eslovaquia evalúa proporcionar cazas de la era soviética. Hasta el momento se había evitado dar este paso para no allanar el camino a malentendidos y a pasos mal calculados que pudiesen provocar un choque directo entre la Alianza Atlántica y Rusia, un escenario con consecuencias incalculables. El objetivo que se marcan la OTAN y la UE ante la nueva ofensiva que se prevé en el Donbás es enviar a Ucrania «armas, armas y más armas»

33,255 millones en energía

Desde el inicio de la guerra, el 24 de febrero, los europeos han pagado a Rusia más de 33.255 millones de euros, según cifras actualizadas de la ONG Centre for Research on Energy and Clean Air (CREA). El grueso lo componen los ingresos del petróleo y el gas, mientras que el carbón supone una parte residual de la factura: 875 millones. Es este último hidrocarburo el único que la UE ha embargado, aunque la medida no entrará en vigor hasta agosto, en buena parte por la presión y la resistencia de Alemania. El próximo paso debería ser el del boicot al petróleo ruso, que supone una partida muy jugosa para el Kremlin. Es, además, un recurso más fácil de sustituir en otros mercados que el gas. Precisamente, la del gas se anticipa como la madre de todas las batallas en un bloque comunitario que hasta la fecha ha conseguido sortear buena parte de sus divisiones internas en la crisis rusa.

Aun con todo, los reproches han sido constantes. También las patentes posturas dispares en torno a la cuestión energética. Mientras los Bálticos o los países del Este afean que este dinero ayuda a Putin a financiar su guerra; Alemania, Hungría y Austria lideran el escuadrón del realpolitik asegurando que la dependencia energética con Moscú no puede abandonarse de la noche a la mañana.

2,730,462 refugiados en Polonia

Durante estos días de guerra, más de 4,6 millones personas han abandonado sus hogares, según cifras de la ONU. Más de la mitad se encuentran en Polonia, la frontera más concurrida para huir de la destrucción y la muerte. El Gobierno ultraconservador del Partido y Ley y Justicia (PiS) es el que mantiene una línea más dura con el Kremlin dentro de la UE. Su ‘welcome refugee’ contrasta con la línea anti-inmigración, una de sus principales señas de identidad. Durante la crisis de refugiados de 2015 se negó a acoger a un solo refugiado sirio y mantuvo un duro pulso con Bruselas en torno a las cuotas de reparto obligatorias. Una batalla que perdió en los tribunales de Luxemburgo. El actual drama migratorio deja ya el mayor éxodo en el Viejo Continente desde la Segunda Guerra Mundial.

2 choques con Ucrania

La UE ha cerrado filas con Kiev y contra Moscú. El trasiego de visitas, mensajes de apoyo, sanciones contra el círculo de Putin y contra la economía rusa y de paquetes de ayuda a Kiev ha sido una constante. Los de Zelenski lo han agradecido, pero en paralelo no han perdido la ocasión para expresar su decepción con una ayuda que califican de insuficiente. Kiev pide el embargo energético, más armas y más pesadas, acelerar el proceso de adhesión de su país al bloque comunitario o una zona de exclusión aérea.

Pero los encontronazos más patentes han venido de la mano de Hungría y de Alemania. El Gobierno de Víktor Orbán es el más pro-ruso en el seno de la UE y ha llegado a llamar a consultas al embajador ucraniano por considerar que el país estaba insultando a Budapest. Por otra parte, los medios alemanes recogen que Kiev habría rechazado la visita del presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, por sus estrechos vínculos con el Kremlin cuando ejercía de ministro de Exteriores con Angela Merkel. Steinmeier había pedido perdón previamente por haber medido mal. Tras la anexión de Crimea en 2014, Berlín no solo no redujo su dependencia energética con Rusia, sino que la aumentó.

Cinco paquetes de sanciones

Los europeos han aprobado una media de un paquete punitivo contra Rusia cada diez días. Es un proceso gradual que comenzó atacando el epicentro de los sectores industriales claves, continuó con el sistema económico y ha concluido alcanzando a centenares de oligarcas. Vladimir Putin y su hombre fuerte, el diplomático Sergei Lavrov, junto a las hijas de ambos, también han sido incluidos en la lista de medidas restrictivas, que supera las 1.000 personas.

Se ha prohibido la exportación de bienes de lujo europeos, como caballos, perlas, artículos de moda, champagne o coches de lujo y se ha establecido una prohibición a la importación de caviar o vodka ruso, aunque los diamantes continúan estando exentos. El objetivo de las sanciones es asfixiar la economía rusa, doblegar la moral de los oligarcas, incrementar la presión social a nivel interno y, en definitiva, convertir a Rusia en Estado paria. No obstante, Putin sigue contando con un aliado muy importante en la esfera internacional: la China de Xi Jinping.

Tres declaraciones

«Vamos a proporcionar armas, incluso cazas de combate. No estamos hablando solo de munición, sino de las armas más importantes para ir a la guerra», señalaba Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, tres días después del estallido de la contienda. «Las fuerzas del mal, las fuerzas que pugnan por seguir utilizando la violencia como forma de resolver los conflictos, siguen vivas y debemos demostrar una capacidad de acción más poderosa, consistente y unida de lo que hemos hecho hasta ahora», aseguró poco después ante el Parlamento Europeo. Y hace unos días, el catalán afirmó que «esta guerra se ganará en el campo de batalla». Estas tres declaraciones del Alto Representante reflejan uno de los mayores tabúes que la guerra ya ha derribado en torno al proyecto comunitario: la UE endurece su discurso belicista y apuesta por el hard power en un mundo crecientemente hostil y volátil.

7.5 millones para investigar crímenes de guerra

El presidente estadounidense, Joe Biden, se ha referido recientemente a los hechos en Ucrania como un «genocidio», un término que han evadido la mayoría de líderes europeos. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, sí lo empleó tras las imágenes de Bucha. En Bruselas sí que han hablado abiertamente de «crímenes de guerra». Para poder presentar un caso sólido ante el Tribunal Internacional de La Haya la recopilación de pruebas sobre el terreno es crucial. Para apoyar las labores en esta fase, los europeos han aprobado un paquete financiero de 7,5 millones de euros y enviarán un equipo técnico y especializado al terreno para asistir a la Fiscalía ucrania.

67% a favor de la OTAN; 13% apuestan por salir

Si hoy se celebrase un referéndum sobre la pertenencia a la OTAN, el 67% de los españoles votarían a favor de la permanencia y el 13% apostaría por abandonarla. La media de los 30 países aliados es de 62% a favor y 11% en contra. Uno de los casos más llamativos es el de Francia, donde la población está dividida a la mitad, según los datos del informe anual del equipo de Jens Stoltenberg, secretario general.

Pero el gran salto de altura en este campo llega de los países que mantienen una política no alineada: Finlandia y Suecia. Los dos Estados escandinavos decidirán en cuestión de semanas si rompen su histórica postura de neutralidad y solicitan formalmente ser parte del foro de defensa, mientras Rusia amenaza con «consecuencias» si se atreven a dar este paso.

6 embajadas en Kiev

Una de las imágenes que deja la fallida conquista rusa de la capital, Kiev, es el regreso de la delegación europea. También lo han hecho los embajadores de Estonia, Letonia, Lituania y Eslovenia. El embajador polaco nunca se marchó. Con la vuelta de Matti Maasikas, la UE quiere ayudar a canalizar la ayuda humanitaria que envía al Gobierno de Volodimir Zelensky y coordinar los trabajos para recabar pruebas en torno a los presuntos crímenes de guerra cometidos por el Ejército ruso contra la población civil, especialmente tras las atrocidades reveladas en localidades como Bucha o Mariúpol.