La crisis de Kazajistán no es una de las “revolución de colores” made in USA
El 2 de enero, la ciudad obrera de Janaozén volvió a quitar el sueño a la clase gobernante, cuando el presidente Tokaev anunció que iba a duplicar el precio del litro del Gas Natural Licuado (GNL), de 60 tenges a 120 (1 euro equivale a 492,1460 tenges), provocando la mayor crisis de la historia de la República de Kazajistán.
El estallido de protestas populares en el país centroasiático afecta no solo a la población del país y el destino de sus políticos, sino también al resto de los países de Asia Central, considerado por algunas teorías políticas como Heartland«Corazón de la Tierra»: quien lo domine controlará el mundo.
Kazajistán en el mapa
«La tierra de los errantes», eso significa Kazajistán, nombre compuesto por el término turco «kaz» «deambulante, nómada» y el sufijo persa de «stán», del verbo indoeuropeo astan-estar, «lugar de hábitat de un pueblo». Antes de formar parte de la Unión Soviética, sus tierras fueron dominadas por tres imperios: persa, mogol y ruso. A mitad de camino, los kazakos se islamizaron y, tras unos 70 años siendo una las repúblicas soviéticas de la URSS, en 1991 por primera vez se convierten en un Estado.
Otros datos claves sobre este país:
– Con sus 2.727.300 kilómetros cuadrados es el noveno país más grande del mundo, el más amplio sin litoral, y siendo de mayoría musulmana (sunnita) es el principal país «musulmán» en cuanto a superficie, aunque el Estado sigue laico y sus musulmanes no son practicantes, al igual que la mayoría de los creyentes del mundo.
– Limita con Rusia, China, Kirguistán, Uzbekistán y Turkmenistán y el Mar (lago) Caspio.
– Está habitado por solo 18,8 millones de personas, pertenecientes a un centenar de grupos étnicos; el 28% son rusos.
– Hablan una de las lenguas túrquicas, y la escriben en cirílico. Planean adoptar la escritura latina en 2025.
– Cerca del 70% de la población es musulmana sunnita, con minorías chiitas; un 20% se declara cristiana y el resto no creyentes.
– Cuenta con inmensas reservas de petróleo, gas natural, cobre y uranio, siendo el principal productor mundial (el 40%) de la materia radioactiva.
– Alberga el cosmódromo de Baikonur, el más antiguo del mundo (años 50): desde donde fue lanzado el Sputnik 1, y Yuri Gagarin y Valentina Tereshkova realizaron sus vuelos espaciales.
Por lo que, su ubicación, su petróleo, gas y uranio le convierten en un país de interés para las potencias mundiales.
Kazajistán o Nazarbáyev SL Company
Nur sultán Nazarbáyev (1940) es la encarnación del chaquetismo: fue el presidente de la República Socialista de Kazajistán entre 1984 y 1991, y después él mismo desmanteló el sistema socialista para sustituirlo por un capitalismo tribal de las estepas. De la noche a mañana, se convirtió en Haji, tras una peregrinación a la Meca, y sembró el país de mezquitas, que lejos de ser un lugar de culto es otra herramienta del control social y retén del progreso.
El mandato de Nazarbáyev ha ido acompañado de una corrupción monumental, dura mano contra la oposición de izquierdas y la clase trabajadora y un obsceno culto a su propia personalidad: ha llegado a cambiar el nombre de la capital de Astaná por el suyo: Nur-Sultán, que también luce en la entrada del aeropuerto a pesar de las protestas ciudadanas.
El clan Nazarbáyev controla los negocios del petróleo y gas, el uranio, la construcción, la minería, la banca y las telecomunicaciones, entre otros. La hija mayor de la «familia», Darigha Nazarbaeva, ha sido presidenta del Senado, viceprimera ministra y, junto con su esposo, fundadora del partido Asar, aliado del partido Nur-Otan de su padre, que copan los escaños del parlamento; la benjamina Dinara y su esposo Timur Kulibaev también se llevan una gran parte del pastel, al igual que el nieto del patriarca, Nurali Aliyev, ex teniente de alcalde de Astaná, banquero y propietario de varias compañías, cuya fortuna conocida asciende a 200 millones dólares.
Un país indignado
Nazarbáyev ya se había enfrentado con varias grandes protestas populares:
– Abril de 2005 y febrero de 2007: huelgas y manifestaciones de los trabajadores del campo de petróleo de Tengiz. Exigían un convenio colectivo, libertad de actividad sindical y un sueldo decente. La petrolera estadounidense Chevron es el mayor productor extranjero de petróleo en Kazajstán con una participación del 50% en la empresa conjunta Tengizchevroil, y una inversión de 45 mil millones de dólares en la industria, en cuya gestión participa el yernísimo Kulibaev. Parte del pastel también se la llevan la estadounidense ExxonMobily y una contratista de la rusa Lukoil. En 2021, según el Movimiento Socialista de Kazajistán, cerca de 40.000 trabajadores perdieron su empleo en la zona y se han planificado más despidos.
– Diciembre de 2011: ciudad petrolífera de Janaozén. Miles de trabajadores que habían declarado una huelga en protesta por las condiciones de trabajo y los salarios ocuparon las calles tras el despido de varios compañeros. El presidente mandó a la policía dispararles: hubo al menos 15 obreros asesinados y cientos de heridos y detenidos.
– Marzo de 2016: masivas protestas por cambiar la Ley de Tierra y subastar 1.7 millones de hectáreas de tierras agrícolas, antes en gran parte colectivas, en un país que aumenta la nostalgia hacia el pasado socialista, al igual que en el resto de Asia Central.
– Febrero de 2019: manifestación de miles de mujeres que exigían una vivienda digna tras el incendio en un piso en Astaná, que mató a 5 niños de una misma familia.
Aunque Nazarbáyev sacrificase al primer ministro Sagintayev, tuvo que dimitir -sin marcharse-, los continuos escándalos de corrupción de su familia le obligaron a renunciar un mes después. Decidió ejercer el poder desde la sombra, y mientras mantenía el control sobre el Consejo de Seguridad Nacional (CSN) y otros órganos del poder clave, designó a su leal amigo y presidente del Senado Kasim-Yomart Tokaev como presidente, tras unas elecciones a su medida.
En 2021: más huelgas de los mineros y de los obreros del petróleo en regiones de Aktobe, Kazajstán Occidental, ahora con Tokaev de presidente, y la misma clase social, obviamente, no iban a cambiar la situación a mejor. Por lo que hoy regresan las protestas, aunque con más fuerza que nunca.
El contrato social entre el poder y los ciudadanos, que consistía en que éstos se mantuvieran al margen de la política a cambio de recibir alguna ayuda en forma de subsidios, se ha roto, debido a la lógica de la codicia ilimitada inherente a la burguesía que gestiona el país, quien busca más ganancias recortando los «gastos» en los servicios imprescindibles para la población.
¿Por qué decidió subir el precio del gas?
– La presión mundial, sobre todo de Europa, de recibir mayor flujo de hidrocarburo y más barato: dentro de la actual crisis energética. Para más inri, México ha anunciado que la compañía petrolera estatal reducirá las exportaciones para elevar el uso interno del petróleo.
– Las compañías multinacionales italianas y francesas, Eni y Total, han firmado contratos con KazMunayGas, de propiedad estatal de Kazajistán, y han realizado grandes inversiones para explotar los hidrocarburos en Abay y en el sector kazajo del Mar Caspio: pretenden recuperar sus inversiones en el menor tiempo posible, vendiendo un gas caro.
– El afán del gobierno de maximizar las ganancias como vendedor del GNL, reduciendo su consumo por los ciudadanos que no sólo lo usan lo como combustible en automóviles, sino que un 20% lo hace también para cocinar o calentarse. Por lo que, en vez de aumentar la producción, el gobierno planeó eliminar el subsidio de hasta el 60% que aplica al gas, y así disuadir a la gente de su consumo sin ofrecerles otra alternativa, ¡encima durante el invierno!
Thank you for watching
– En los próximos meses está prevista la inauguración de un nuevo complejo petroquímico que requerirá 550.000 toneladas del GNL al año, por lo que el Estado deberá reducir las exportaciones de este combustible hasta el 40%, provocando inquietud en sus clientes internaciones, desde Europa hasta China y Rusia.
– Padecer una profunda «Enfermedad Holandesa» que sufre como gran exportador de petróleo: la suma de corrupción gubernamental y abandonar el desarrollar de otros segmentos de la economía.
– En vez de invertir en la modernización de la infraestructura obsoleta de la producción de energía de la era Soviética, que además causa la pérdida de parte de la producción, el régimen capitalista decidió recurrir al manual de represión.
¿Por qué la indignación popular?
Debemos tener en cuenta que:
– Un tercio de los automóviles del país funcionan con GNL, y además la gasolina es cara.
– Una subida en los precios de combustibles generará un efecto inflacionario sobre todos los bienes de consumo.
El PIB de Kazajistán (la economía número 53 en el ranking mundial entre 196 países) es de 171 mil millones de dólares, para una población pequeña: sí, el país es uno de los más ricos del mundo. ¿A dónde va la fortuna creada?
Antes de que Tokaev mandase a disparar a los manifestantes y cuando aún había alguna posibilidad de llegar a un pacto, la demanda de los indignados, que carecen de organización y líderes, era:
– Un cambio real en el poder.
– Elección directa de los gobernadores que son designados por el presidente.
– Restablecer la Constitución de 1993 que limitaba las facultades del jefe del ejecutivo.
– Dejar de perseguir a los opositores y activistas sociales.
Los 400 mineros de Armlormital Temirtau que se han unido a la huelga general en la industria minera exigen también una subida salarial, bajar la edad de jubilación y tener derechos sindicales y huelgas.
La metamorfosis instantánea del presidente
La ira ciudadana y su magnitud cogió por sorpresa a Tokaev, por lo que, en menos de una semana, cambió varias veces de posición:
– El primer día prometió acelerar las reformas sociales y ampliar las libertades políticas. El segundo, dio marcha atrás en la subida del precio de carburantes, culpó a sus ministros por la medida, disolvió el gabinete y apartó al odiado Nazarbáyev del CSN. Al ver que la gente se negaba a creer al presidente «marioneta» de la familia Nazarbáyev, el tercer día declaró el estado de emergencia y, para desacreditar a los manifestantes y justificar la represión, insultó a la inteligencia de los trabajadores y usó el desgastado mantra de la clase burguesa mundial acorralada y sin imaginación, tachándoles de estar manipulados por los «terroristas a sueldo de extranjero», como si fueran tontos, además de vendepatrias. Presentó como intento de golpe de Estado el lanzamiento de unos cócteles molotov al ayuntamiento, el derribo de una estatua (¡de una docena!) del sultán Nazarbáyev y la irrupción de unos cientos de manifestantes en el aeropuerto de Almaty, que horas después fueron desalojados sin más. Una chiquillada para ser un golpe de Estado, que requiere un complot de generales, tanques en las calles, asaltar los medios de comunicación, etc.
La conciencia a su incapacidad de controlar y gestionar la situación, y la desconfianza hacia la lealtad de las fuerzas armadas kazakas, por si se negaban a disparar al pueblo, fueron parte de los motivos del presidente a solicitar la ayuda a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) para rescatarle.
El Kremlin, que inicialmente había calificado las protestas como un «problema interno», aceptó enviar las «Fuerzas de mantenimiento de la paz»:
1. ¿Acaso cree que hay una guerra con una potencia extranjera?
2. Si se trata, del «terrorismo internacional», como afirma Tokaev, ¿de qué «paz» habla entonces?
3. Se pensaba que esta fuerza se había formado para defender a las naciones miembros del Tratado de una agresión de la OTAN, que no para aplastar a los ciudadanos que ejercen su legítimo derecho de levantarse contra sus sin vergüenzas autócratas. Ahora, la rabia de los manifestantes se ha dirigido hacia Rusia.
Una cosa es vigilar a EEUU, que intenta arrastrar a Rusia y China a una guerra, y la entrega de Kabul a los Talibán, el acuerdo de Aukus y las provocaciones en Ucrania sólo han sido parte de su estrategia, y otra perder el norte y caer en su trampa: nada beneficia más a EEUU y sus socios que ver cómo, sin disparar una sola bala, sus rivales cavan su propia tumba.
En este escenario gris no podía faltar Tayyab Erdogan, garbanzo que se mete en todo tipo de sopa -como se dice en persa-, el padre del «nacionalislamismo» de Turquía, país miembro de la OTAN: ha ofrecido a su homólogo kazako «proporcionarle cualquier asistencia que necesite». Erdogan ha lanzado un ambicioso proyecto de «unificación del mundo turco» que incluye a Turquía, Azerbaiyán, Kazajistán, Uzbekistán y Turkmenistán, para contener la influencia rusa y china en Asia central y en Cáucaso.
Las amistades de Astaná
Kazajistán tiene una política exterior multilateral: además de ser miembro de OTSC, es también socio de la Organización de Cooperación de Shanghái, liderada por Beijing y Moscú. Provee el 5% de las importaciones de GNL de China, mientras participa en la mega Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda. Miles de uigures viven en Kazajistán, al igual que una importante minoría kazaja habita la provincia china de Sinkiang.
En cuanto a Rusia, Astaná le sigue alquilando el cosmódromo de Baikonur y le vende GNL. Kazajistán se abstuvo en la votación del 2014 de la Asamblea General de la ONU, que aprobó una resolución para invalidar el referéndum en Crimea para integrarse a Rusia, y durante sus dos años en el Consejo de Seguridad (2017-2018), votó en numerosas ocasiones en oposición o no alineación con Rusia, incluso cuando presentó una condena a los ataques aéreos estadounidenses sobre Siria.
Astaná tiene buenas relaciones con EEUU y las utiliza para contrarrestar la influencia de sus dos vecinos gigantes en el país: aceptó los 240 millones de dólares de EEUU en asistencia a cambio de eliminar sus armas nucleares, cooperó con Washington en el Afganistán ocupado, y recibió en 2020 al secretario de Estado Mike Pompeo, que iba tantear la posibilidad de una base militar en este costado de China y Rusia.
Si continúan las huelgas y manifestaciones y se interrumpe el suministro de GNL desde Kazakstán al mercado europeo y sureste asiático, la represión aumentará. En cuanto al uranio, su precio subió en el mercado a 45,50 dólares por libra, aunque los clientes no muestran nerviosismo: suelen tener una reserva para los próximos 10 años, y la empresa estatal kazaka Kazatomprom y la francesa Orano siguen explotando las minas del país, ubicadas lejos de las principales ciudades.
Los manifestantes no están organizados, ni tienen líderes. El Partido Comunista, que cuenta con alrededor de 70.000 miembros y simpatizantes clandestinos, es ilegal. Por otro lado, es dudoso que Tokayev tenga la capacidad de gestionar esta profunda crisis: Un panorama bastante inquietante y complejo.
Y una lección desde Kazajistán: dividir el mundo en «Oriente» y «Occidente» o «Norte» y «Sur» es una cortina de humo, en el análisis político, que oculta los problemas compartidos por las clases trabajadoras del mundo, y también la alianza de sus líderes (a pesar de sus discrepancias y rivalidades) cuando se trata de salvar el sistema capitalista, aunque unos se declaren «antiestadounidenses» y otros «antirrusos» en falsos bloques .
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