EEUU y Reino Unido atacan Yemen y expanden la guerra de Gaza al mar Rojo

12-01-2024
Mundo
Público, España
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La guerra de Israel contra los palestinos en Gaza entra en una nueva fase marcada por la incertidumbre y un alto riesgo de extenderse por todo Oriente Medio. Los ataques lanzados por Estados Unidos y Reino Unido, aliados de Israel, contra los rebeldes hutíes en el propio Yemen sentencian el destino de este país, asolado por una cruenta guerra civil desde hace años, y extienden la guerra de Gaza al mar Rojo.

Este mar es un paso clave para el comercio y el transporte mundial de mercancías, incluido el petróleo y el gas producidos en la región, pero también es escenario de las rivalidades entre todas las potencias regionales, desde Israel a Arabia Saudí, pasando por Irán. Aunque Teherán establece como su propio teatro de operaciones geopolíticas el Golfo Pérsico, ha encontrado en los rebeldes hutíes, también de credo chií, el aliado natural para desafiar a Riad y, ahora, a Tel Aviv.

Los ataques aéreos, navales y desde submarinos lanzados en la madrugada del viernes por Estados Unidos y Reino Unido, con apoyo de otros países occidentales y uno árabe, alcanzaron depósitos de armas, radares y sistemas de misiles en las seis provincias que dominan los hutíes en Yemen y también en la propia capital del país, Saná, uno de los bastiones de los rebeldes chiíes.

En respuesta, los hutíes dispararon varias andanadas de misiles de crucero y balísticos contra los navíos de guerra estadounidenses y británicos que patrullan el mar Rojo.

De momento, Rusia ya ha pedido una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU por estos ataques a Yemen.

La guerra de Gaza en el mar Rojo

Los rebeldes hutíes declararon su propia guerra a Israel poco después de que estallara la actual crisis en Gaza, tras la matanza de 1.200 personas el 7 de octubre por las milicias de Hamás en territorio israelí y la respuesta de Tel Aviv con una ofensiva bélica en la Franja que ha causado ya la muerte de más de 23.000 personas, principalmente civiles palestinos.

Desde entonces esas milicias yemeníes aliadas de Hamás han atacado con drones y misiles los barcos y objetivos que ellos consideraban israelíes o relacionados con Israel, y tanto este país como su aliado Estados Unidos han respondido derribando esos artefactos bélicos. Washington señala que en los últimos ataques lanzados por los hutíes contra buques de transporte de mercancías, ninguno de estos navíos tenía conexión alguna con Israel.

Estados Unidos lidera una coalición internacional que ha puesto en marcha de la llamada operación Guardián de la Prosperidad para afrontar la amenaza que los ataques hutíes significaban para el trasiego comercial por el mar Rojo, cerca de una treintena desde fines de noviembre.

Al menos 2.000 barcos de una veintena de navieras han tenido que desviar sus rutas y los costes de navegación se han disparado hasta en un 200% en una zona que acoge el 15% del comercio marítimo mundial. Esas compañías se ven ahora obligadas a desviar el transporte hacia el sur, bordeando África, lo que supone al menos diez días adicionales de viaje.

El 30 de diciembre ya hubo un incidente muy grave cuando helicópteros artillados de Estados Unidos dispararon contra varios barcos hutíes que intentaban abordar un buque comercial. Al menos una decena de hutíes murieron en esa acción bélica.

Occidente se sumerge en la guerra de Israel y en la de Yemen

El ataque directo occidental a instalaciones y estacionamientos hutíes en Saná y otras zonas de Yemen da un golpe de timón a la actual situación en Oriente Medio, con el riesgo inminente de que se expanda el incendio de la guerra por toda la región.

En la guerra civil de Yemen, los hutíes apoyados por Irán se han enfrentado durante años a las autoridades pro saudíes. Esta contienda no solo ha causado al menos 370.000 víctimas mortales, según cifras de la ONU, sino que ha enconado los ánimos entre Arabia Saudí, aliada de Estados Unidos en la región, e Irán.

Una de las incertidumbres tras estos ataques contra las posiciones hutíes en Yemen será la respuesta que puede dar el régimen de los ayatolás, que ya está viendo que otros aliados suyos, como Hizbulá en el Líbano y varias facciones en Siria e Irak, se están enfrentado en choques de diversa consideración a Israel y EEUU desde que comenzó la guerra.

Pero lo que ha dado un vuelco a la situación de tensión en Oriente Medio desatada por la invasión israelí de Gaza y la masacre de civiles en este territorio palestino es que ahora Estados Unidos y Reino Unido se han implicado directamente, con acciones militares, en el conflicto.

Ha sido el propio presidente estadounidense, Joe Biden, quien se ha responsabilizado de dar la orden para los bombardeos sobre Yemen en la madrugada de este viernes, lanzados «en respuesta directa a ataques hutíes sin precedentes contra buques marítimos internacionales en el mar Rojo».

«Hoy, bajo mis instrucciones, las fuerzas militares estadounidenses, junto con el Reino Unido y con el apoyo de Australia, Bahréin, Canadá y los Países Bajos, llevaron a cabo con éxito ataques contra varios objetivos en Yemen utilizados por los rebeldes hutíes para hacer peligrar la libertad de navegación en Yemen, una de las vías fluviales más vitales del mundo», explicó Biden en un comunicado difundido por la Casa Blanca.

Biden amenazó con adoptar «otras medidas» si fueran precisas, con ese mismo argumento de amparar el libre flujo comercial en el mar Rojo.

Por su parte, el primer ministro británico, Rishi Sunak, también ha confirmado la acción bélica, orientada a defender «la libertad de navegación y la libre circulación del comercio».

Un espaldarazo a Israel y una advertencia a Irán

Lo cierto es que esta intervención da un espaldarazo a Tel Aviv y manda a Teherán el mensaje de que cualquier incremento de su apoyo a Hizbulá en el sur del Líbano contra las posiciones militares del norte de Israel, podría tener una respuesta similar. O al menos que británicos y estadounidenses les protegerán las espaldas a los israelíes.

Irán financia a los hutíes y les suministra armas, al igual que hace con otras milicias islamistas, como la citada Hizbulá, que proliferan por todo Oriente Medio dentro del llamado Eje de Resistencia proiraní.

El ataque también puede romper el frágil alto el fuego que existe entre los hutíes y Arabia Saudí, protectora de las débiles autoridades yemeníes y que podría aprovechar la tormenta en el mar Rojo para tratar de asestar un golpe definitivo a los rebeldes.

De momento, Arabia Saudí ha llamado a la contención y ha mostrado su preocupación ante una mayor escalada regional de estos enfrentamientos en concreto.El conflicto entre Israel y los palestinos ha permitido a los hutíes incrementar su poder en Yemen

Este jueves, el líder de los rebeldes yemeníes, Abdul Malek Al-Houthi, amenazaba con responder con otras medidas, no solo el ataque a buques en el mar Rojo, si se producía cualquier acción militar estadounidense contra esta milicia en Yemen. Tras producirse los ataques occidentales otros cabecillas de los hutíes ya han prometido que ahora serán las bases estadounidenses y británicas en la región el objetivo de las represalias.

El conflicto entre Israel y los palestinos ha permitido a los hutíes reclutar nuevos milicianos e incrementar su poder en Yemen en los últimos dos meses, pero también podría llevarlos a romper por su parte esa debilitada tregua, ahora amenazada además por los bombardeos estadounidenses y británicos de este viernes.

Se desvía la mirada de las acusaciones a Israel

De momento, el doble ataque estadounidense y británico en Yemen desvía la atención de las acusaciones de genocidio lanzadas por Sudáfrica contra Israel y que se están dirimiendo en la Corte Internacional de Justicia, el máximo órgano judicial de la ONU. Esa demanda sudafricana se refiere a las matanzas de civiles en la campaña israelí en Gaza.

En todo caso, ya Estados Unidos ha considerado como «infundada» esa acusación de genocidio y ha defendido el derecho de Israel a defenderse de los «actos terroristas» de Hamás.

En los últimos días, Washington había instado a Israel a contener su estrategia de destrucción y matanza de civiles en Gaza, reiteradas durante la visita que realizó esta semana el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, a Israel.La Casa Blanca afronta en Estados Unidos un creciente rechazo a la guerra de Israel contra los palestinos

La Casa Blanca afronta en Estados Unidos un creciente rechazo a la guerra, que se está plasmando en las calles con manifestaciones y muestras de protesta contra las masacres de civiles palestinos a manos del ejército israelí, y que podría tener también su influencia en los comicios presidenciales que se celebran en noviembre.

Por eso, llama la atención el doble juego que está jugando Washington en esta crisis. A la vez que pide a Israel cierta contención en sus matanzas, impide con su veto cualquier condena por parte de la ONU a esa acción devastadora en Gaza y ahora opta directamente por la guerra en una señal inequívoca a Irán y sus posibles veleidades bélicas contra la retaguardia israelí en el Líbano.

Esa última postura de la Casa Blanca al rechazar las acusaciones de genocidio que pesan sobre su protegido Israel remarca que Estados Unidos cierra filas con Tel Aviv a viento y marea, incluso a riesgo de perder todo crédito en el mundo árabe y de implicarse directamente en una guerra de consecuencias imprevisibles para Oriente Medio y el resto del mundo, dada la importancia económica de esta región.