Un disparo a las vísceras: nuevo estudio revela las consecuencias del envenenamiento por plomo en las águilas americanas

08-06-2022
Medioambiente
Mongabay
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  • Las aves rapaces se alimentan de las vísceras y los restos de animales abatidos y abandonados por los cazadores. En ese proceso suelen ingerir restos del plomo de las municiones, que acaban por envenenar a las aves.
  • Los científicos tomaron muestras de sangre de águilas calvas y águilas reales, vivas y muertas, en 38 estados de Estados Unidos y descubrieron que casi el 50 % mostraba indicios de una reiterada exposición al plomo.
  • El plomo es una neurotoxina, por tanto, la exposición a largo plazo puede provocar alteraciones del movimiento, una menor calidad del esperma y un sistema inmunitario debilitado; en dosis más altas puede provocar la muerte.

Las águilas, consideradas por algunos como un símbolo de la libertad americana, están siendo envenenadas por el plomo que contienen las municiones.

Los científicos tomaron muestras de sangre de 1210 águilas calvas (Haliaeetus leucocephalus) y águilas reales (Aquila chrysaetos), vivas y muertas, en 38 estados de Estados Unidos durante ocho años y descubrieron que casi la mitad de las aves de la muestra tenían indicios de reiterada exposición al plomo, según un estudio recién publicado en la revista Science.

¿Cómo llega el plomo a las águilas? Principalmente por las balas, pero las águilas no están directamente en el punto de mira, sino que ingieren el plomo de las balas cuando comen los restos de los animales muertos tras ser presa de los cazadores. Lo que sucede es que los cazadores suelen hacer lo que se conoce como preparación de la caza en el campo, es decir, cortar trozos de la carne más selecta y dejan las entrañas (órganos y vísceras) abandonadas.

Un cartucho de escopeta del calibre 12 (izquierda) y las pequeñas bolas de plomo del interior del cartucho de caza que se propagan en el cuerpo de un animal al impactar con la bala (derecha). Imágenes de Wikidudeman y Lamiot vía Wikimedia, dominio público.

La explosión de un proyectil de escopeta deja docenas de pequeñas bolas de plomo dentro de los órganos internos del animal, dejando para los carroñeros una dosis de plomo como parte de su comida.

Los investigadores descubrieron que el envenenamiento por plomo reduce la tasa anual de crecimiento de la población en un 3,8 % en el caso de las águilas calvas y un 0,8 % para las águilas reales.

«Este estudio es el primero que muestra las consecuencias del envenenamiento por plomo en la población de estas majestuosas especies a una escala tan amplia», dijo en un comunicado Anne Kinsinger, directora asociada de ecosistemas del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS por sus siglas en inglés).

El plomo es blando y se erosiona y oxida fácilmente dentro de las vísceras de las aves. Una vez dentro, puede llegar fácilmente al torrente sanguíneo. La exposición prolongada al plomo, que es una neurotoxina, puede provocar alteraciones del movimiento, una menor calidad del esperma y el debilitamiento del sistema inmunológico. Las dosis más altas pueden provocar la muerte.

De las aves vivas muestreadas, el 9 % de las águilas reales y el 28 % de las águilas calvas tenían concentraciones de plomo en la sangre lo suficientemente altas como para provocar la muerte. El plomo se acumula con el tiempo en los huesos, por lo que la intoxicación crónica por plomo fue más frecuente en las águilas más viejas. Dado que las águilas no son las únicas que se alimentan de estos restos, los científicos sospechan que el envenenamiento por plomo en los animales está más generalizado de lo que conocemos.

Un investigador del USGS obtiene una muestra de sangre para análisis de plomo de un águila real que está anidando. Foto: Jeremy Buck / USFWS.

Los peligros del envenenamiento por plomo en los restos de animales que han sido abandonados se conocen desde hace más de una década, lo que ha llevado a tomar medidas para reducir el uso de municiones con plomo para la caza. En 2006, un programa financiado por el estado de Arizona ofreció a los cazadores municiones sin plomo de forma gratuita. De los que recibieron este tipo de munición, dos tercios la utilizaron y dijeron que la recomendarían a otros. Sin embargo, sin estos programas subvencionados, las municiones sin plomo pueden ser más difíciles de adquirir y más caras que las balas cargadas de plomo, por lo que estas medidas de conservación no han tomado un real vuelo.

«Aunque el plomo reduce la tasa de crecimiento de la población de ambas especies de águilas, el impacto no es tan grave para las águilas calvas», dijo Brian Millsap, coordinador nacional de aves rapaces del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos y coautor del reciente estudio.

La población de águilas calvas de Estados Unidos está en aumento, con un crecimiento de alrededor del 10 % anual. Tras reducirse a solo 417 parejas nidificantes conocidas en 1963, el águila calva fue una de las primeras especies incluidas en lo que ahora se conoce como Ley de Especies Amenazadas. Este estatus de protección, junto con las medidas de conservación, han sido un éxito rotundo.

un águila calva en Alaska. Foto: Andy Morffew vía Wikipedia (CC BY 2.o).

«Las águilas calvas han regresado a zonas de Estados Unidos donde no se habían visto en un siglo o más porque hemos dado prioridad a su protección», dijo en un comunicado Noah Greenwald, director de especies en peligro de extinción del Centro para la Diversidad Biológica, con sede en Arizona.

«En cambio —dijo Millsap— la población del águila real no es tan estable, y cualquier mortalidad adicional podría llevarla al declive».

La inanición es la principal causa de muerte entre las águilas reales jóvenes, lo que significa que la disponibilidad de alimentos puede ser el factor limitante a lo largo de sus ciclos anuales. Las poblaciones de águila real están disminuyendo alrededor de un 1 % al año. A ese ritmo, podrían desaparecer en un siglo.

El biólogo de fauna salvaje del USGS y autor principal de la investigación, Todd Katzner, dijo que este primer estudio a nivel nacional sobre el envenenamiento por plomo en las águilas «demuestra los desafíos invisibles a los que se enfrentan estas aves rapaces».

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