Sobre los paneles solares en isla Saona
A raíz de mi Quiero Que Sepas del sábado 30 de julio sobre la instalación no tan sostenible de proyectos de energía renovable fui contactada por la Compañía Eléctrica de Bayahibe para hacerme ver un error en su contenido: los paneles serán (o están siendo instalados) en el mismo lugar de 2014 y por tal imprecisión pido excusas y lo hice ya por Instagram. Además, los responsables del proyecto me dieron más información (1) sobre el mismo y me mostraron su muy loable lado de responsabilidad social con los habitantes de la isla Saona.
En mi búsqueda previa de información para escribir mis Quiero Que Sepas de los sábados, no encontré casi ninguna información sobre la instalación de paneles solares en la Saona. Solo la del proyecto de 2014 y una noticia de 2021 anunciando la inversión (2) de la ampliación del proyecto a cargo del CEPM y por eso hice un razonamiento deductivo que en ciencia sirve como herramienta para formular hipótesis que deben ser falsadas, pero en este caso no tuve la suficiente información y ese fue mi error, aunque todo lo demás del contenido de mi publicación es correcto y veraz.
Que los paneles sean ubicados en el mismo sitio es más sostenible que dañar otra área. Lo que no lo es es la forma en que se realiza la parte de desbroce y “limpieza” del área. No es lo mismo 2014 que 2022; siete años son suficientes para que la vegetación de un lugar cambie bastante. Siempre me impresionó el reportaje de García Márquez sobre cómo los plátanos del Chocò colombiano (en la Amazonia) no llegaban verdes a Bogotá (zona de montaña) por el tiempo que duraba el viaje porque, decía el escritor, que la selva se comía los caminos. Claro, esto cambia mucho de una zona a otra según las condiciones específicas. Ciertamente ese no es el caso de Saona, pero siete años son suficiente para que aumente la cobertura arbórea de un lugar en una costa húmeda como la del este del país.
Otro factor a tomar en cuenta es la sensibilidad ambiental que tiene la población en nuestro país, afortunadamente cada vez mayor, y por eso también decidí escribir estos Quiero Que Sepas los sábados, porque aún nos falta mucho. Recuerdo la campaña de mejoramiento del arbolado urbano que se hizo en una de las gestiones del exalcade de Santo Domingo, Roberto Salcedo. Aparte de lo malo o bueno de su gestión fue muy criticado por remover árboles viejos que crecieron espontáneamente en lugares inadecuados, última parte de las consultorías y consultas hechas para implementar la normativa del arbolado urbano, que creo aún está vigente. Esta etapa no fue socializada con la población y por eso el resultado del proyecto completo se vio comprometido. La participación de la comunidad es indispensable y necesaria en todo proyecto ambiental porque así lo demandan la ética, la democracia y la sostenibilidad ambiental.
Sin la participación comunitaria cualquier proyecto está en cuestionamiento, sobretodo en los tiempos de conectividad que corren. Así nos enteramos por un vídeo de un lugareño y un audio de un turista italiano (que bien podría estar naturalizado). Y la visión de ambos no es la misma que la de la Compañía Eléctrica de Bayahíbe. Aunque no nos conformamos con estas fuentes, pedimos confirmación a los colegas que trabajan en el área y sabemos que la situación fue planteada al nuevo ministro.
Lo importante es que a partir de ahora el proyecto se ejecute con el menor daño posible al entorno. Y aunque haya sido validada su línea ambiental base hace más de siete años por colegas botánicos, no quiere decir que ellos también validen los medios de ejecución actuales. Y aunque no hayan avistado tortugas en el área hay mucha otra fauna de costa arenosa que merece ser protegida, no solamente las carismáticas y en peligro, tortugas marinas cuando desovan. Y aunque el proyecto se ubique fuera de los sesenta metros reglamentarios por ley y que la instalación esté probada supuestamente en huracanes categoría 4, no es garantía de que no sean vulnerables a las inclemencias del clima tropical en el actual escenario de Cambio Climático. Por algo más que altruismo están siendo reemplazados, tienen vida útil.
Espero que la ejecución de este proyecto no afecte aún más el declive turístico que sufre el país hoy. Espero que su buena ejecución ponga a la isla Saona en un futuro de energía limpia y que sea un comienzo del tan necesario y deseado desarrollo sostenible para República Dominicana.
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