Situación en RD en el Día Mundial de la Desertización

17-06-2024
Medioambiente
Ojalá, República Dominicana
Compartir:
Compartir:

La desertización es un proceso de degradación del suelo agravado por las sequías. Ocurre en áreas áridas, semiáridas y subhúmedas, aunque puede afectar otras.

El 17 de junio es el Día Mundial de la lucha contra la Desertización y la Sequía para sensibilizar a la opinión pública.  Esta Convención de la ONU está vigente desde diciembre 1996 y surgió de la Agenda 21, una de las tres de Río 92. Ahora es parte de la agenda 2030.

En 2005 el Ministerio de Ambiente estimó que 50% del territorio dominicano estaba en riesgo de desertización. De la ejecución de la convención salieron un programa y dos planes nacionales, el último en junio de 2020. Según este plan, el riesgo de degradación había subido al 70% y había un 30% de tierras degradas en el país.

¿Cuáles son las causas de la desertificación? Las principales: 1- deforestación, 2- sequía, 3- fuegos y 4-  agricultura intensiva. Todas agravan el impacto del Cambio Climático. Los últimos informes de la ONU coinciden en un aumento de estos cuatro factores como aceleradores del mismo.

Las sequías han aumentado un 29% en número y duración desde el 2000. Son la mayor amenaza del desarrollo sostenible y estiman que para 2050 afecten a más del 75% de la población mundial. Mientras RD insiste en una ley privatizadora de nuestras aguas y ríos agonizantes por el saqueo de las granceras y la contaminación de los plaguicidas y barcazas de la muerte.

Los incendios forestales son ya una crisis mundial con 30% más para 2050 y un 50% al fin de siglo. El 2023, el más caluroso desde que existen registros, en República fue un año récord de incendios forestales que afectaron 385,860 tareas a nivel nacional, según Medioambiente.

En algunas áreas se registraron hasta cinco, cuatro y tres veces más siniestros en comparación con 2022. Provincias como La Vega, San Cristóbal, San Juan, Santiago Rodríguez, y Pedernales fue la menos impactada.

Disminuyeron en un 58 % en el primer cuatrimestre de 2024 debido a las lluvias del Niño neutral y La Niña, y según Medioambiente, al aumento del trabajo preventivo y a la reducción del tiempo de respuesta.

Y de la deforestación no hay manera de que haya mejorado con las cifras de fuegos en los últimos dos años. Por eso la cobertura forestal del territorio dominicano ha disminuido significativamente.

Según el inventario forestal del Ministerio en 2021 era del 42,8% y  37,7% corresponde a los bosques y el 5,1% adicional correspondiente a árboles frutales (como cacao, café y aguacates).

Es decir, una disminución del 2%, comparada con la registrada en 2010. Cifra alarmante, porque una tasa del 2% puede causar un impacto muy negativo en los ecosistemas y en las personas que dependen de ellos.

Hasta 2019, más 57 millones de árboles fueron plantados en RD, en la iniciativa de desarrollo sostenible más ambiciosa del Caribe, que había beneficiado a 12 mil personas. Con 530 mil tareas sembradas de árboles maderables y frutales en siete cuencas, en cinco provincias de la región Sur.

El rimbombante Plan Nacional de Reforestación y Restauración de Ecosistemas Forestales 2023-2024 se planteó alcanzar a agosto de 2024 una superficie reforestada de 320,000 tareas en 31 provincias, pero sólo habían plantado apenas más de 5.8 millones en todo el país como parte del plan.

Tenemos mucho trabajo y mucha educación ambiental por hacer, es imprescindible continuar las políticas públicas y apoyar con inversión de capital la ejecución de los planes nacionales ya elaborados.

También apoyar con créditos y títulos definitivos a los agricultores para que no tengan que volver a la tumba y quema.

Pero lo más importante: rediscutir la ley de ordenamiento territorial que es transversal para todos los temas ambientales, para que no ocurran casos como los de Villa Vázquez, la estación de gasolina sobre el sistema de cavernas del Brujuelas, las concesiones mineras en áreas protegidas o cuencas hidrográficas estratégicas y la instalación de Barcazas contaminantes en zonas fluviales y costero-marinas.