Saúl Lliuya, el guardián de los glaciares que busca salvar a Huaraz de un aluvión

09-09-2022
Medioambiente
Washington Post climate coverage (@postclimate)
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En las orillas de la laguna Palcacocha, donde empiezan a desbordar las aguas provenientes del deshielo de la Cordillera Blanca, el campesino y guía de montañas Saúl Luciano Lliuya mira con preocupación a su alrededor: la reducción de los glaciares. Pareciera que el nevado huyera de la humanidad, hacia las cimas de las montañas. Cada vez más arriba o como quien se va cuando no se siente valorado. Y dejando, con su retiro, el peligro de una inminente avalancha que podría arrasar con Huaraz, ciudad capital de la región Áncash en Perú.

-Las montañas están llorando y sus lágrimas están formando lagunas -dice Saúl.

Su mirada apunta al Palcaraju, una de las montañas nevadas de la Cordillera Blanca, que tiene debajo a la laguna Palcacocha. La observa con melancolía, como si fuera una vieja amiga a la que el tiempo y el cambio climático le hubiera arrebatado su blanca juventud. De pronto, suena un crujido que proviene del Palcaraju, como si la montaña rugiera en reclamo a la desaparición de sus glaciares.

-Un pedazo de hielo se está rompiendo ahí -dice Saúl Lliuya, señalando una pequeña polvareda blanca que se ha levantado tras el sonido. -Todos los días se caen pedazos (de hielo) y forman pequeñas avalanchas en la laguna-.

Nevado Palcaraju. Debajo, la laguna Palcacocha. Foto: Valia Aguirre.

Una de esas avalanchas, según diversos estudios científicos, podría inundar la ciudad de Huaraz en cualquier momento. Y Saúl, que ha pasado más de 20 años trabajando como guía de montaña y ha accedido a información sobre el tema, lo sabe. Por eso en 2015 emprendió una demanda ante un tribunal de justicia de Alemania contra RWE, la empresa eléctrica más grande de ese país, por sus emisiones de CO2 que aceleran el calentamiento global y con ello el deshielo de los glaciares del mundo.

Junto a Saúl Lliuya, Wayka estuvo al pie del nevado Palcaraju, frente a la laguna Palcacocha, donde duerme el mayor peligro que acecha la ciudad de Huaraz: una avalancha como consecuencia del deshielo.

Una vida en la montaña

Saúl Lliuya (41) pertenece a una famlia de agricultores y de guías de montañas. Él heredó los oficios de su padre. Desde los 8, recuerda, camina debajo de las montañas nevadas de la Cordillera Blanca para llevar a sus vacas a pastar. En el camino de ese trayecto, conoció la ruta del agua que inicia en los glaciares, recae en las lagunas, desciende por las quebradas, pasa por sus chacras y termina en la ciudad de Huaraz.

Saúl Lliuya, campesino y guía de montañas. Foto: Valia Aguirre.

-Por la montaña he podido trabajar como guía y he podido mantener a mi familia. Y con esa montaña, por los ríos que bajan, he podido alimentarme, he podido sembrar y he podido escuchar- narra Saúl. -Creo que la montaña para mí es todo -agrega, tras unos segundos de reflexión.

En 2002, Saúl ingresó al Centro de Estudios de Alta Montaña de Huaraz, donde se preparó para ser guía como su padre. Y empezó como porteador, cargando los equipajes de turistas que buscaban aventurarse en la Cordillera Blanca. Desde entonces, las acequias y cascadas que recuerda haber visto congeladas en su infancia, fueron derritiéndose hasta secarse. -Cada vez que volvía a la montaña, notaba que el glaciar retrocedía -cuenta.

Como agricultor, dice, es testigo de la desaparición de los nevados. Y como guía de montañas, ha observado de cerca la desglaciación. -He visto cómo han aparecido nuevas lagunas por el derretimiento de los glaciares. Subía a las montañas con los turistas y veía cada vez menos nevado. No queremos que los glaciares desaparezcan, ni queremos sus consecuencias, que son el crecimiento de las lagunas, el vivir en peligro y la falta de agua -zanja Saúl.

El retroceso del nevado Palcaraju de la Cordillera Blanca es una realidad. Foto: Valia Aguirre.

La ciencia advierte un peligro

Lo que el guía de montaña huaracino ha visto en los últimos 20 años, también ha sido estudiado por diversos científicos interesados en medir el calentamiento global y sus efectos en los glaciares, sobre todo en los de la Cordillera Blanca. El 71% de los glaciares tropicales del mundo se concentran en Perú, y más del 40% de este grupo están desapareciendo.

Una investigación publicada en la revista Nature Climate Change en agosto de 2020, tomó 254 mil 795 imágenes satelitales para determinar que los lagos productos de la desglaciación aumentaron en un 53% y sus volúmenes en un 51%. A la par, advierte el estudio, «a medida que los glaciares continúan retirándose y alimentando los lagos glaciares, las implicaciones para las inundaciones (…) tienen una importancia social y ecológica considerable».

Otro estudio publicado en la revista Nature Geoscience, elaborado por el investigador en ciencias del clima y derecho Rupert Stuart-Smith para el Programa de Derecho Sostenible de Oxford, concluyó en febrero de 2021 que el retroceso del glaciar Palcaraju «es totalmente atribuible a la tendencia de la temperatura observada», es decir al cambio climático; y que «ha aumentado sustancialmente el riesgo de inundaciones repentinas».

Rupert Stuart-Smith, investigador en ciencias del clima y derecho. Foto: Difusión.

La investigación de Rupert Stuart-Smith consistió en identificar el riesgo de inundación de la laguna Palcacocha a partir de tres procesos: la influencia de las emisiones de gases de efecto invernadero en el calentamiento global, la influencia de ese calentamiento en el glaciar Palcaraju (el más cercano a Palcacocha), y el impacto de una posible inundación. «Es prácticamente seguro que el calentamiento inducido por el hombre haya resultado en el elevado riesgo de inundación actual», se concluye.

Los hallazgos de Suart-Smith, a su vez, provocaron una editorial de la revista Nature Geoscience que expresa preocupación por la desaparición de los glaciares. «A medida que las temperaturas globales aumentan, los entornos montañosos se transforman rápidamente. Los glaciares de montaña en gran parte del mundo se están retirando, lo que afecta el suministro de agua hasta para 1900 millones de personas», advierte la revista.

Foto: Valia Aguirre.

Y los fenómenos descritos, alerta el Nature Geoscience, traerán consigo inundaciones y deslizamientos de tierra que podrían recaer sobre Huaraz. «La ciudad de Huaraz se encuentra actualmente bajo este tipo de amenaza. La laguna Palcacocha corre el riesgo de inundar el valle, como sucedió en 1941».

Como apunta la revista en su editorial, el peligro que acecha Huaraz se hizo realidad hace 81 años. Tras un sismo ocurrido al amanecer del 13 de diciembre de 1941, un trozo de hielo se desprendió de la Cordillera Blanca y cayó sobre la laguna Palcacocha, lo que desató una avalancha de lodo y rocas por la quebrada Cojup hasta llegar a la ciudad de Huaraz. Cerca de 1800 personas murieron, otros 400 resultaron heridos y una tercera parte de la ciudad quedó destruida, según los reportes oficiales de la época.

En 1941, una avalancha provocada por la desglaciación arrasó con la ciudad de Huaraz. El peligro sigue latente más de 80 años después.

De acuerdo a las memorias del ingeniero geofísico Alberto Giesecke, quien fue testigo de la avalancha de 1941, un ruido «como el de una gran manada de elefantes» le advirtió sobre el aluvión con un cuerpo de 100 millones de metros cúbicos de agua que trajo consigo «lodo cargado de árboles y maderas, restos de construcciones, animales muertos, cadáveres, enseres y derrubios» a una velocidad de 40km por hora. Y en la ciudad de Huaraz, recuerda Giesecke, encontró «una desolación total del sector moderno y nuevo de la ciudad».

Aquella tragedia, 81 años después, podría repetirse. Incluso, una investigación publicada en 2016 en la Unió Europea de Geociencias, organización líder en investigación científica de Europa, realizó un modelo de la cadena de sucesos en caso de una inundación por desbordamiento de la laguna Palcacocha. Y las simulaciones mostraron avalanchas que pueden terminar en inundaciones y destrucción en perjuicio de la ciudad de Huaraz.

Hasta Alemania por justicia

Tras entender la magnitud del peligro, el guía de montañas Saúl Lliuya junto a Germanwatch, organización alemana dedicada a defender el medio ambiente, presentó en 2015 una demanda ante un tribunal de justicia de Alemania dirigida a RWE, una empresa con matriz en ese país y conocida como una de las «grandes del carbono» por la cantidad de emisiones de CO2.

Según la demanda, RWE sería responsable del 0.47 de las emisiones históricas de CO2 y el mayor emisor de dióxido de carbono en Europa. En total, solo 90 empresas serían responsables del 63% de emisiones de dióxido de carbono, según el Instituto de Responsabilidad Climática. Las 8 más contaminantes son Saudi Aramco (Arabia Saudita), Gazprom (Rusia), National Iranian Oil Co (Iran), ExxonMobil (EE.UU), Petroleos Mexicanos (México), BP (Reino Unido), Royal Duth Shell (Holanda) y Chevron (EE.UU).

De acuerdo a sus reportes anuales, durante más de 120 años RWE se ha dedicado a producir electricidad con lignito, barras de combustible nuclear y posteriormente con gas natural, viento, sol y agua. En el futuro, sostienen, buscan concretar un proceso de transición en su modelo de producción con fuentes de energía sin carbono. En el 2021, sin embargo, sus emisiones de CO2 fueron de 80.9 millones de toneladas métricas y su capitalización bursátil fue de 24.2 billones de euros.

RWE, empresa considerada como una de las «grandes del carbono». Foto: Reuters/Ina Fassbender.

En un inicio, un tribunal de justicia de la ciudad de Essen (Alemania) desestimó la demanda de Saúl Lliuya contra RWE. No obstante, tras una apelación, el Tribunal Regional Superior de Hamm la admitió en 2017 y actualmente se encuentra en la etapa probatoria. En el marco de la investigación judicial, el pasado 25 de mayo, los magistrados alemanes Rolf Meyer y Astrid Uelwer estuvieron en la laguna Palcacocha para verificar el aumento del nivel del agua y el retroceso de los glaciares.

Hasta el momento, según cuenta a Wayka el ingeniero José Valdivia Roca, Huaraz cuenta con 400 señalizaciones que indican puntos de seguridad, zonas de peligro y rutas de evacuación, así como un sistema de alerta temprana conectada con la laguna Palcacocha y que da a la población un plazo de 20 minutos para evacuar en casos de avalanchas. Aún así, precisa el ingeniero, se estima que cerca de 50 mil personas se verían afectadas.

El Gobierno Regional de Áncash, a su vez, en 1974 construyó dos diques cerca a la laguna Palcacocha e instaló tuberías de 700 metros de largo encargadas de reducir el nivel del agua. Sin embargo, el antropólogo e investigador de Germanwatch, Noah Walker-Crawford, sostiene que el volumen actual de la laguna es de 17 millones de metros cúbicos, 34 veces más grande que en 1974. «Quiere decir que esos diques ya no son suficientes», menciona a Wayka.

Noah Walker-Crawford, antropólogo e investigador de Germanwatch. Foto: Gabriela Modesto.

Por eso, en su demanda contra RWE, el guía de montañas Saúl Lliuya pide que la compañía cambie su modo de producción y una indemnización de 20 mil dólares para llevar a cabo obras de infraestructura que contengan una avalancha y protejan a la ciudad de Huaraz. Desde Perú, al guardián de los glaciares solo le queda esperar el veredicto de los jueces alemanes.