Plásticos y microplásticos en la sopa
Imagínense esta cañada Guajimía multiplicada por mil y aún sería una cantidad no representativa del total de plásticos que desechamos a diario.
Plásticos que luego se van rompiendo como las rocas que arrastra también este arroyo (alguna vez cristalino) en muchos pedazos y luego en partículas tan pequeñas como la arena y luego aún más chiquitos como el polvo y así también serán transportados por el aire.
Entrarán a tus pulmones, como el polvo del Sahara y a tu plato de comida también y reposarán en tus muebles y cosas como el hollín del humo de los vehículos, que hasta que no te toca limpiar las ventanas no te das cuenta de lo feo y te preguntas: ¿Estarán mis pulmones negros como mi ventana?
Los microplásticos son como la maldición que viene a recordarnos, esos plásticos que tiramos en cualquier parte, como ya no los vemos, no nos preocupan. Pero siguen ahí y están matando a toda las plantas y animales marinos y también a nosotros. Microplásticos hasta en los pingüinos de la Antártica. ¿Cuándo nuestro Ministerio de Medio Ambiente, congreso y demás autoridades y nosotros todos, diremos NO a los plásticos desechables (de un solo uso)?
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