En nuestro país, el medio ambiente muere lentamente ante la indiferencia del presidente.

¿Será que los verdugos del entorno tienen tanto poder que ni el mandatario los puede detener? ¿Es cómplice Abinader?

Los ríos lloran, flacos y heridos, mientras su sangre se derrama en cada camión cargado de arena que circula por las carreteras. Los árboles gimen: “¡nos están matando!”, cada hachazo los deja agonizando.

Las Cuevas del Pomier a punto de fenecer. Nueve destruidas, cuatro ya no están, siete muy maltratadas. ¿Cuánto más aguantarán?

El Gobierno del PRM, tan “amigable” con el medio ambiente, despidió a técnicos agroforestales y miles de protectores de zonas protegidas. Dejó desamparadas a más de 12,000 familias campesinas que recibían un bono mensual por regenerar sus parcelas y fincas.

El Gobierno de Danilo fue tan malo que 59 millones de árboles plantó en su administración. 545,000 tareas fueron sembradas con café, pinos, aguacates y otras especies para reforestar y devolver la vida a nuestros bosques.

Sin embargo, en esta administración, la prioridad parece ser licitar 65 millones de pesos para alquilar impresoras, y favorecer a los ecocidas que poco o nada les importa el medio ambiente que muere lentamente.