Las épocas de sequía serán más largas de lo esperado

20-09-2024
Medioambiente
Ojalá, República Dominicana
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Actualmente, los modelos climáticos proyectan un aumento de períodos secos en muchas regiones del mundo, pero con una alta incertidumbre que dificulta que se planifiquen estrategias de adaptación efectivas para minimizar sus impactos ambientales.

Un equipo científico internacional ha evaluado los posibles sesgos de las proyecciones de sequía en varios modelos climáticos. Lo han hecho tanto para escenarios de emisiones moderadas como altas, según los rangos establecidos por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).   

Después, los investigadores calibraron estas proyecciones con observaciones históricas de días secos consecutivos por año, como el período seco anual más largo, entre 1998 y 2018. 

“Para una adaptación específica y a largo plazo a las sequías, es importante no solo saber cualitativamente si el riesgo de sequía aumentará o disminuirá, sino también comprender cuantitativamente estos cambios con la mayor precisión posible. Por ejemplo, esto es fundamental para aplicar estrategias de gestión del agua o de resiliencia a este fenómeno”, dice a SINC Markus Donat, coautor del estudio, profesor ICREA y líder del Grupo de Variabilidad y Cambio Climático del Barcelona Supercomputing Center (BSC).

Los autores del trabajo, que publica la revista Nature, estiman que los aumentos en la duración de la sequía anual más larga pronosticada para finales de siglo por los modelos podrían ser entre un 42 % y un 44 % más altos en promedio que los pronosticados por los modelos anteriores.

Esto indica que el promedio de la sequía anual más largo del mundo podría extenderse diez días más de lo esperado anteriormente para el período entre 2080 a 2100.

Diferencias por regiones

Este aumento detectado por los científicos en la duración anual más larga de la sequía no es homogéneo en todo el planeta. “Los mayores efectos en términos de incrementos se observan en Norteamérica y el sur de África”, apunta Donat.

Estas zonas, junto con Madagascar, tendrán sequías con períodos dos veces mayores que los predicho anteriormente por los modelos no calibrados, es decir, sin corregir los errores en la forma en que representan este fenómeno climático.

Por el contrario, el estudio muestra que la disminución de las sequías en Asia Oriental y Central será aún más fuerte con la nueva calibración. Este hecho sugiere a los investigadores que podría haber un mayor riesgo de lluvias e inundaciones más frecuentes en algunas regiones, pero deben seguir haciendo evaluaciones para estimarlo. 

“Si tomamos al pie de la letra las simulaciones de los modelos climáticos, estos pueden tener fuertes sesgos (es decir, errores sistemáticos) y nuestro estudio demuestra que estos errores están relacionados con la magnitud de los futuros cambios en la sequía”, argumenta el científico del BSC.  

En el caso de Europa, los modelos muestran un fuerte aumento de la sequía, ya con los modelos al pie de la letra (es decir, sin calibración). “La nueva calibración muestra que estos valores no son demasiado diferentes para nuestra región cuando se corrigen los errores sistemáticos de los modelos, solo hay una ligera subestimación en la región mediterránea occidental y una ligera sobreestimación en la parte oriental”, apunta Donat.

Reevaluación de los riesgos de sequía 

Los hallazgos enfatizan la necesidad de una reevaluación de los riesgos de sequía en todo el mundo y destacan la importancia de corregir los sesgos existentes en los modelos climáticos para aumentar la confianza en sus proyecciones.

“Efectivamente, los cambios cualitativos hacia un aumento de la sequía en muchas regiones tropicales y de latitudes medias ya se esperaban antes de este trabajo.

La novedad más importante es que comprendemos cómo afectan a las predicciones futuras las deficiencias de los modelos a la hora de simular la sequía. Hemos podido desarrollar la calibración para corregir estas deficiencias.

Esto permite una cuantificación más precisa y menos incierta de los futuros cambios de la sequía”, concluye el científico.