Las enormes grietas que se tragan barrios enteros en todo el mundo
El ex policía José Ribamar Silveira casi muere al caer en este cráter.
Se perdió mientras conducía a casa después de una fiesta una noche de mayo de 2023.
Al girar su automóvil, el hombre de 79 años dio marcha atrás y aceleró. Estaba oscuro, no había señales de advertencia ni barreras alrededor de la «voçoroca» y, antes de que se diera cuenta, el auto, con él dentro, se cayó en el enorme agujero.
«Cuando el auto patinó, pese a que caía rápidamente, pensé en mi hijo menor», le cuenta a la BBC.
Gael había cumplido cuatro meses el día anterior. «Le pedí a Dios que me protegiera para poder criar a mi bebé», dice el teniente Silveira.
Quedó inconsciente y se despertó en el fondo del cráter tres horas después. Tras una complicada operación de rescate y meses de convalecencia, ahora puede caminar sin muletas.
Su experiencia es un claro ejemplo de los riesgos a los que se enfrentan los 70.000 residentes de Buriticupu.
A medida que aparecen más cráteres, se teme que la ciudad del estado de Maranhão, en el borde de la selva amazónica, pueda dividirse en dos. A 350 m sobre el nivel del mar, Buriticupu tiene alrededor de 30 de estos cráteres, y los dos más grandes están separados por menos de 1 km.
«Si las autoridades no los contienen, se juntarán y formarán un río», afirma Edilea Dutra Pereira, geóloga y profesora de la Universidad Federal de Maranhão.
Los barrancos han formado parte de la historia geológica de la Tierra durante millones de años.
Pero la profesora Pereira y otros expertos con los que hablamos dijeron que ahora se están expandiendo a mayor velocidad y temen que se abran otros nuevos debido al cambio climático, que puede hacer que las lluvias sean más intensas.
Y en lugares donde las ciudades crecen sin la planificación y la infraestructura adecuada para hacer frente al agua de lluvia, el riesgo aumenta.
Brasil es el país más afectado de América Latina, pero México, Colombia, Ecuador y Argentina también padecen el mismo problema. Y más allá del continente, también se ven afectados países de África, como Angola, la República Democrática del Congo y Nigeria, donde estas enormes grietas tienen más de 2 km de largo.
Este tipo de erosión amenaza las tierras agrícolas fértiles de algunas partes de China, Estados Unidos y también Europa.
«Demasiado peligroso» para vivir aquí
No hay estadísticas oficiales sobre las muertes vinculadas a este fenómeno, pero las autoridades de Buriticupu dicen que las grietas se han tragado al menos 50 casas y algunos residentes han tenido que abandonar sus hogares, dejando barrios enteros desiertos.
La casa de Marisa Cardoso Freire se encuentra al borde de un barranco que la Fuerza de Defensa Civil local calificó de «alto riesgo» en mayo de 2023.
Junto con otras 100 familias, tuvo que dejar su casa y mudarse a otra parte de Buriticupu.
La alcaldía prometió cubrir el alquiler de las nuevas viviendas para los desplazados, pero Marisa dice que el municipio no ha pagado el alquiler a tiempo y la amenazaron con el desalojo.
Contactamos a la alcaldía de Buriticupu para saber qué estaba pasando, pero no obtuvimos respuesta.
En la antigua casa de Marisa, dos perros de la familia cayeron en una de esas enormes grietas y murieron.
Un día, mientras intentaba que su hijo Enzo, de 10 años, que es autista, volviera a casa, levantó la voz.
Enzo se molestó y corrió hasta el borde de la «voçoraca». “Si me vuelves a gritar me tiro», la amenazó.
“Fue entonces cuando le dije a mi marido que no podíamos quedarnos aquí, porque es demasiado peligroso”.
Marisa Cardoso
Probablemente nunca podrá volver a vivir en la casa que construyó.
“Cuando me fui, me dolió mucho porque es algo por lo que luchamos muy duro”.
¿Cómo se llegó a este punto?
La deforestación juega un papel importante en este tipo de degradación del suelo.
Buriticupu es ahora un lugar árido y pedregoso, pero forma parte de la selva amazónica y alguna vez estuvo cubierto de árboles, como cedros o guapinoles.
En los años 90 la industria maderera estaba en auge aquí. Había más de 50 aserraderos trabajando las 24 horas del día. Veinte años después, la mayor parte de la vegetación nativa de la zona había desaparecido.
«La vegetación es fundamental, porque durante un periodo lluvioso reduce el impacto de lluvia»
Edilea Dutra PereiraGeóloga y profesora de la Universidad Federal de Maranhão
Cuando no hay suficientes plantas o árboles que absorban la lluvia…
las gotas arrastran las partículas del suelo y el agua termina acumulándose en la superficie.
Entonces se forman arroyos que desgastan el suelo.
Y así se crean barrancos o quebradas.
El cambio climático puede provocar lluvias más intensas y exacerbar el proceso en áreas propensas a este tipo erosión.
Buriticupu está sufriendo tormentas más extremas que antes, afirma Juarez Mota Pinheiro, climatólogo de la Universidad Federal de Maranhão.
En los primeros meses de 2023, el estado de Maranhão sufrió una de las peores inundaciones de su historia. Se declaró el estado de emergencia en más de 60 municipios, miles de personas quedaron sin hogar y hubo decenas de muertes.
“Se prevé que la intensidad de las precipitaciones aumente entre un 10% y un 15% [a nivel mundial para finales de siglo]. Puede que no parezca mucho, pero si hay más y más episodios de lluvias extremas, la dinámica de la erosión cambia”, dice Matthias Vanmaercke, de la Universidad KU Leuven en Bélgica.
Él y su colega Jean Poesen analizaron datos de más de 700 barrancos en todo el mundo y concluyeron que si las lluvias extremas aumentan en esa cantidad, los riesgos de erosión podrían duplicarse (o incluso triplicarse en el peor de los casos).
«Será difícil encontrar un científico decente que no esté de acuerdo con el hecho de que el cambio climático probablemente empeorará las cosas», afirma el profesor Van Maercke.
Miedo a la lluvia
Este fenómeno está afectando a personas de todo el mundo, incluidos millones de personas en África.
En la capital de la República Democrática del Congo, Kinsasa, hay cientos de cráteres urbanos, uno de ellos mide 2 kilómetros de largo. Hay más de 165 kilómetros de barrancos y quebradas en la ciudad, en la que viven 12 millones de personas.
En solo una noche de fuertes lluvias en Kinsasa, 60 personas murieron cuando sus casas fueron engullidas por una quebrada en diciembre de 2022.
Allí estaba Alexandre Kadada.
”Sucedió en un lapso de 30 o 40 minutos. El agujero empezó a abrirse y todas las casas desaparecieron. El barrio estaba irreconocible”, afirma.
“Todas mis cosas, mi casa, todo desapareció. Sólo salvé a mis hijos y a mi esposa”.
La vecina de Kadada y sus cuatro hijos se encontraban entre las víctimas. El marido de la mujer quedó discapacitado.
Sus hijos se asustan ahora ante el menor indicio de mal tiempo.
“Fue la lluvia lo que alteró todo. Trajo muerte y desesperación”, afirma.
«Realmente consideramos que es un nuevo peligro geológico del Antropoceno», afirma el profesor Vanmaercke. El Antropoceno es un término utilizado por algunos científicos para referirse a épocas recientes, en las que las actividades humanas han afectado profundamente al planeta.
Se espera que la población de Kinsasa crezca hasta los 20 millones en 2030 y a 35 millones en 2050, convirtiéndose en la megaciudad más grande de África, según el Banco Mundial.
El crecimiento urbano descontrolado puede implicar la tala de árboles (una barrera natural contra la erosión) y la ocupación ilegal de áreas potencialmente inestables.
En la ciudad brasileña de Buriticupu la gente también teme a la lluvia.
«Hay momentos en que se derrumba un terreno del tamaño de una casa. Hace un ruido violento, lo sacude todo. Luego la gente llora. La tristeza que causa es una locura», afirma João Batista, de 52 años, mecánico y propietario de un taller que se encuentra al borde de un enorme hueco.
«He perdido el 40% de mis clientes. Muchos tienen miedo de pasar por aquí», dice, pero se niega a marcharse.
La «voçoroca» detrás de su taller alguna vez fue un parque infantil, dice, pero el barranco se lo tragó todo.
Decidió plantar bambú para intentar frenar la erosión. Pero dada la magnitud del problema, Buriticupu necesita soluciones mucho mayores.
¿Qué se puede hacer?
Con ingeniería y la inversión adecuadas, “todo esto se puede detener”, afirma el profesor Vanmaercke.
Para detener la erosión de los barrancos, las ciudades tienen que construir sistemas de drenaje adecuados que controlen el flujo de agua de lluvia y de vertidos, explica el profesor Poesen, y así desviar el agua lejos de las zonas vulnerables.
Pero estas soluciones cuestan dinero en ciudades donde los presupuestos son ajustados.
La fiscalía del estado de Maranhão está emprendiendo acciones legales contra la ciudad de Buriticupu, alegando que no llevó a cabo la planificación acordada.
El alcalde de Buriticupu, João Teixeira da Silva, se ha negado a comentar el caso, pero dice que solicitó ayuda al gobierno federal para financiar obras para desviar el flujo de agua de lluvia.
El gobierno nacional le dijo a la BBC que estaba considerando destinar 300 millones de reales brasileños (unos US$60 millones) para Buriticupu. Añadió que ya ha proporcionado 629.000 reales (US$125.000) para construir un canal y un drenaje pluvial, restaurar carreteras locales y demoler 89 casas.
El Ministerio de Medio Ambiente dice que tiene un programa para implementar «sistemas resilientes en las ciudades», pero que actualmente no hay ningún proyecto para Buriticupu.
“Son obras complejas, obras que requieren grandes recursos”, asegura el alcalde. «Lo que necesitamos es implicación tanto a nivel municipal como estatal y federal», le dijo a BBC News Brasil.
Pero João Batista es consciente de que si el cráter detrás de su taller sigue creciendo, probablemente tendrá que mudarse.
“La naturaleza nos está diciendo que si no cuidamos nuestro planeta, terminará destruido. Si sigue lloviendo así, estamos en las manos de Dios porque no hay nada que nosotros podamos hacer”.
Créditos
Autor: Shin Suzuki
Contribuyeron: Stephanie Hegarty y Emery Makumeno
Editores: Tamara Gil, Carol Olona y Alison Gee
Diseño: Caroline Souza
Modelo 3D: Daniel Arce López
Desarrollo: Matthew Taylor, Marta Martí y Simon Frampton
Proyecto liderado por: Tamara Gil, Carol Olona, Caio Quero y Flavia Marreiro.
Productor sobre el terreno: Paul Ivan Harris
Fotografía: Vitor Serrano, Dareck Tuba y Alex Huguet/AFP via Getty Images
Con la colaboración de: Holly Frampton
Fuentes adicionales: Antonio Guerra, Universidad Federal de Rio de Janeiro; Fernando Bezerra, Universidad Estatal de Maranhão; Gilberto Salviano Almeida Filho y Claudio Luiz Ridente Gomes, Instituto de Mapa global: Vanmaercke, M., Chen, Y., De Geeter, S., Poesen, J., Campforts, B., Borrelli, P., y Panagos, P.: Predicción basada en datos de la densidad de barrancos y el riesgo de erosión a escala global, Asamble General EGU 2022, Viena, Austria, 23–27 May 2022, EGU22-2921 Borrelli, P., Alewell, C., Yang, J. E., Bezak, N., Chen, Y., Fenta, A. A., Fendrich, A.N., Gupta, S., Matthews, F., Modugno, S., Haregeweyn, N., Robinson, D.A., Tan, F. Vanmaercke M., Verstraeten, G., Vieira, D.C.S., Panagos, P. (2023). Hacia una mejor comprensión de las múltiples vías en los procesos de erosión concurrentes en las tierras de cultivo mundiales. Investigación internacional sobre la conservación del suelo y el agua., 11(4), 713-725.