Europa está sufriendo su peor sequía en 500 años: por qué los expertos insisten en mirar hacia el fatídico año 1540
Europa está sufriendo una de las peores sequías en décadas: la ausencia de precipitaciones y las temperaturas de récord han dañado cultivos, provocado restricciones de agua, causado espeluznantes incendios forestales masivos y mermado cuerpos de agua como ríos y lagos. Un verano abrasador que es preludio de los que vendrán.
Los datos hablan por si solos: según The Atlantic, los niveles de embalses y ríos han caído a mínimos históricos. Además, julio fue el mes más seco registrado en Francia y el mes más caluroso en España desde que hay registros, 1961. Más de 100 municipios franceses no tienen agua potable, y en España se dibuja un otoño de restricciones.
En nuestro país, el mes de julio fue extremadamente cálido, con una temperatura media sobre la España peninsular de 25,6 °C, 2,7 °C por encima de la media para el periodo de referencia: 1981-2010. Ha sido el mes más cálido desde 1961, habiendo superado en 0,2 °C a julio de 2015.
Además, 2022 ha sido el peor año en superficie quemada en casi 3 décadas. Además, España acumula casi el 40% del total de superficie quemada este año en la Unión Europea, con 236.575 de las 600.731 hectáreas calcinadas hasta el 6 de agosto, según datos del Sistema Europeo de Información de Incendios (EFFIS) de Copernicus.
La amenaza se cierne sobre todo el Viejo Continente. De hecho, el Observatorio Europeo de la Sequía de la UE calculó que el 45% del territorio del bloque estaba bajo advertencia de sequía a mediados de julio, y el 15% ya estaba en alerta roja, lo que llevó a la Comisión Europea a advertir sobre una situación “crítica” en varias regiones, recoge The Guardian.
En países como Alemania, el descenso del agua fluvial —de hasta 36 centímetros en una sola jornada— ha dejado al descubierto las piedras del hambre, rocas antiguas grabadas hace tiempo para alertar de los peligros de la sequía, como el hambre, pobreza o el desempleo.
“Si me ves, llora” se lee en una de ellas, “Quien me vio, lloró. El que me vea, llorará”, “La vida volverá a florecer una vez que esta piedra desaparezca”, son algunos de los mensajes que pueden leerse en ellas.
No son los únicos elementos que han aflorado por la que puede convertirse en la peor sequía en Europa en 500 años: también tesoros arqueológicos, pueblos fantasma, iglesias sumergidas como el campanario de la iglesia de Sau en Cataluña o en un campamento romano en el embalse de As Conchas en Galicia.
Los principales ríos de Alemania, Italia e Inglaterra, el Rin, el Po y el Támesis, respectivamente, se están secando, informa DW, destacando que los ríos están «demasiado secos, demasiado bajos y demasiado cálidos», lo que tiene graves consecuencias para la vida silvestre, la economía y las personas.
Los niveles de agua en el río Rin son aproximadamente la mitad de su profundidad habitual para esta época del año. De este modo, el envío por el río es 5 veces más costoso porque los buques de carga deben transportar menos peso no encallarse, según Reuters. En Italia, el primer ministro dijo que el país vive “la crisis de agua más grave de los últimos 70 años”.
La lista de países afectados es larga en Hungría, y según la Dirección General de Gestión del Agua (OVF), el nivel del agua en el lago Velence, un popular lago turístico cerca de Budapest, se encuentra en su nivel más bajo jamás registrado. También se enfrentan a la sequía Rumanía o Ucrania.
Además, el futuro a corto plazo pinta negro: el Observatorio Europeo de la Sequía explicaba recientemente a Sky News que han estimado un empeoramiento de la situación en la mayor parte de Europa.
Sin lluvias significativas registradas durante casi dos meses en el oeste, centro y sur de Europa y sin pronósticos en el futuro cercano, los meteorólogos dicen que la sequía podría convertirse en la peor del continente en más de 500 años.
“No hemos analizado completamente el evento de este año porque todavía está en curso”, dijo Andrea Toreti del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea. “No hubo otros eventos en los últimos 500 similares a la sequía de 2018. Pero creo que este año es peor”, anota el experto.
Dijo que había “un riesgo muy alto de que las condiciones secas” continuaran durante los próximos 3 meses, y agregó que sin una mitigación efectiva, la intensidad y la frecuencia de la sequía “aumentarían dramáticamente en Europa, tanto en el norte como en el sur”.
¿Qué pasó en 1540? El verano que muchos vieron llegar el apocalipsis
Desde Politico señalan una interesante perspectiva: lo cerca que estamos de 1540, la sequía más asoladora para el Viejo Continente.
«Hay señales de que podría ser más difícil para nosotros sobrevivir a una repetición de 1540 de lo que fue para los campesinos del siglo XVI». Si bien las condiciones sanitarias y el nivel de vida era peor, no precisaban las cantidades faraónicas de agua que el sistema capitalista demanda hoy en día para seguir funcionando.
Desde noviembre de 1539, y en los 11 meses siguientes, se produjo la peor sequía en la historia Europea, desde Reino Unido hasta Polonia, pasando por Italia y España, atravesaron 11 meses sin apenas lluvias y con temperaturas abrasadoras. Hubo meses de invierno con condiciones similares a julio.
El pánico se extendió: los curas imploraban lluvia en los sermones dominicales, el ejército tuvo que desplegarse para custodiar las fuentes de agua y la gente llegó a pasar el día en el sótano para protegerse del calor abrasador.
Las aldeas fueron arrasadas por incendios forestales, la disentería por agua contaminada acabó con la vida de miles de personas y la escasez de alimentos se hizo notar. Los más pobres no podían permitirse los alimentos básicos y los precios del pan y de los cereales subieron de forma estratosférica.
En aquel año, del que solamente hay registros diarios de precipitaciones y niveles de calor, no registros exactos, las temperaturas estuvieron unos 5 o 6 grados por encima del promedio estacional. En el caluroso verano de 2003, las temperaturas fueron unos 3 grados por encima de la media, para poner en contexto.
Algunos teóricos, como Oliver Wetter de la Universidad de Berna, creen que el extraño fenómeno de calor y la sequía de 1540 pudo ser provocado por un colapso en la corriente en chorro, una probabilidad que solamente era de 1 cada 1.000 años en el mundo preindustrial. Así, el clima seco y caluroso se desplegó sobre el continente durante meses, con olas de calor y sequía prolongada.
Otras investigaciones sugieren que precisamente la corriente en chorro se estancó en los veranos de 2003, 2015 y 2018, provocando que Europa se asfixiase de calor y mermase la lluvia, algo que podría estar sucediendo en esta histórica ola de calor sin precedentes.
Este científico del clima cree que un verano fatal como el de 1540 podría acarrear un extenso apagón, escasez de agua y alimentos y la muerte masiva de animales.
“En mi opinión, todavía no hemos visto nada tan malo como 1540, pero claramente vamos en esa dirección. Desafortunadamente, estoy bastante convencido de que veremos cosas similares en un futuro cercano”, señala.
Por su lado, suizo Christian Pfister, profesor emérito de la Universidad de Berna, también cree que se debería prestar más atención al turbulento año 1540. Basando su trabajo en más de 300 fuentes originales, argumenta que se debe establecer una memoria histórica más larga de los eventos climáticos, empleando relatos originales, registros de cosecha, precio del grano o anillos de árbol.
Entre otros enfoques, su perspectiva está ayudando a descubrir cómo los manantiales cálidos y secos actúan como precursores de los eventos climáticos extremos. Pfister cree, según recoge Politico, que «quizá no tengamos tanta suerte la próxima vez». «Detrás de 2004 hay otro Cisne Negro al que nadie le presta atención, y es 1540».
Si algo así volviera a suceder, la humanidad se chocaría con dificultades terribles para la forma de vida actual. Por ejemplo, sería difícil abastecer los volúmenes de agua demandados por las estaciones de combustibles fósiles. «Tenemos una civilización que depende al 100% o al 99% de la electricidad. Y si falla, todo falla», advierte el experto.