¿Agua o aguacate? Esa parece ser la disyuntiva en San José de Ocoa. Hasta un mes y medio tienen sin agua quienes residen en la calle Manuel de Regla Pujols, pueblo abajo, y no es de los peores casos.

En otras administraciones por menos falta de agua, llovían las quejas al anterior encargado de Inapa, que sí daba la cara, explicaba, anunciaba y reparaba a tiempo. Al parecer, el secuestro de agua para sembrar aguacates y tomates es la norma y ya no hay denuncias, ni quejas ni llamadas a las emisoras del Maniel.

En el video se ven las tuberías secuestrando agua para sembrar en el camino a Las Manaclas hasta Derrisco Blanco, pero, sobre todo, se ve cómo los aguacates han invadido todos los cerros de Sabana Larga y hasta la misma rivera del río Ocoa, seco a su paso por el puente, que no se ha vuelto a llevar el río cuando baja crecido.

Seco por la extracción de agregados aguas arriba en el Guasabaral, el caudal solo reaparece después de que le entran los arroyos La Lisa y Parra.

¡Otro tanto en los alrededores de los embalses de Jigüey y Valdesia! ¿Qué haremos cuando haya más escasez de agua en la capital, no solo en El Maniel? ¿Seguiremos sacrificando las comunidades del suroeste por empresas multinacionales que les roban el agua para agronegocio? ¿Seguiremos enriqueciendo a las mafias de agregados para exportar, a costa de quedarnos sin caudal superficial en los ríos?

Y en medio del panorama que predice que El Niño no hará más que empeorar la sequía, ¿permitiremos que se apruebe la ley que privatizará nuestros ríos y embalses más de lo que están por el secuestro de agua y por las granceras?

¿Pasará cómo con las barcazas en Los Negros que nos las han impuesto al costo que sea, en detrimento de la biodiversidad del área protegida de Puerto Viejo, solo para beneficio de la oligarquía en el gobierno?