Crecida del mar amenaza con desaparecer tierras y comunidades costeras del mapa
El aumento del nivel del mar, impulsado por la crisis climática, está desplazando a miles de personas en América Latina. El calentamiento global sigue rompiendo récords de temperatura, y junio de 2024 ha sido el mes más caluroso registrado en la historia. Mientras las comunidades costeras en Panamá, Colombia, Puerto Rico, Guatemala y México enfrentan la angustiante realidad de la erosión costera, la falta de acción efectiva y la carencia de información exacerban la situación.
Aurea Sánchez Hernández, habitante de El Bosque, en Tabasco, México, expresa el temor palpable de su comunidad: “Ese miedo al futuro que ustedes sienten cuando escuchan sobre el cambio climático, nosotros lo estamos viviendo”. Su comunidad ha perdido más de 500 metros de playa y cerca de 70 casas han sido derribadas por el avance del mar.
Este escenario se repite en numerosas localidades costeras. En Colombia, los wayúu de La Guajira han sido desplazados por el avance del mar. En Panamá, una isla entera se está reubicando en tierra firme. En Puerto Rico, el nivel del mar y la fuerza de los ciclones amenazan a todo un municipio, y en Guatemala, el océano se ha tragado tumbas y féretros en el cementerio de Iztapa.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en 2022 hubo casi 32 millones de desplazamientos internos causados por peligros relacionados con el clima. Esta cifra podría aumentar a 216 millones para 2050 si no se adoptan acciones climáticas específicas. Los expertos y líderes mundiales, como António Guterres, secretario general de la ONU, han subrayado que el cambio climático ya está aquí y está empeorando rápidamente.
Las altas temperaturas de los últimos meses se deben en gran medida al cambio climático y al fenómeno de El Niño. Este calentamiento ha llevado al océano a absorber el 90% del calor adicional, contribuyendo al aumento del nivel del mar. La OMM reporta que en 2023, el nivel del mar alcanzó un máximo histórico, con una tasa de aumento de 4,77 mm anuales en la última década.
Carlos del Castillo, de la NASA, explica que el aumento del nivel del mar se debe al derretimiento del hielo terrestre y a la expansión del agua al calentarse. Desde 1880, el nivel del mar ha aumentado 20 cm, y se proyecta que aumente entre 30 y 122 cm adicionales para 2100.
Monitorear este fenómeno es crucial, pero América Latina carece de suficientes estaciones de monitoreo, lo que dificulta la toma de decisiones informadas. Pilar Velásquez, bióloga especializada en ecosistemas marinos, enfatiza la necesidad de mediciones locales para comprender mejor el impacto en regiones como Guatemala.
La destrucción y deforestación de dunas costeras para infraestructura ha acelerado la erosión. En Colombia, la construcción de espolones en Riohacha solucionó un problema local pero empeoró la situación en comunidades aledañas. En Puerto Rico, la construcción de rompeolas en Arecibo genera preocupación por posibles efectos adversos.
Los desplazamientos no sólo afectan a viviendas, sino también a la seguridad alimentaria. El agua salada invade fuentes de agua dulce y tierras agrícolas, mientras que el aumento de temperatura y acidez del agua afecta a los ecosistemas marinos. Los arrecifes de coral, esenciales para muchas especies, están en riesgo debido a estos cambios.
Aunque el calentamiento continuará incluso si dejamos de emitir gases de efecto invernadero hoy, es crucial adaptarse a las nuevas condiciones. La OMM destaca la necesidad de fortalecer las comunidades y diseñar políticas públicas que involucren a actores locales.
Pese a los desafíos, hay ejemplos exitosos de adaptación en América Latina. Sin embargo, las soluciones deben ser integrales y no pueden causar problemas en otras áreas. La reubicación de 300 familias en Panamá, que implica la destrucción de un bosque protegido, es un ejemplo de decisiones que deben evaluarse cuidadosamente.
Enfrentar la crisis climática requiere de acciones inmediatas y efectivas, basadas en información precisa y estrategias integrales que consideren las implicaciones a largo plazo. Las comunidades costeras de América Latina necesitan apoyo para adaptarse y mitigar los impactos del aumento del nivel del mar, garantizando su seguridad y bienestar futuros.