Carta a mis alumnas madres
“Madre ya no estés triste la primavera volverá, madre, ¡con la palabra libertad!”
Está aquí, ¡cuarentena o no!, soltería (que lejano suena eso…) o muchachos o no, “el tiempo pasa”, el día de las madres ¡Y créanme que recibo con agradecimiento las felicitaciones de ustedes!
Pero… este año insólito que natura nos ha colado para ponernos en nuestro sitio, quiero adelantarme y decirles que no quiero felicitaciones, ¡quiero Resultados! Antes que madre, soy una científica porque es mi pasión, porque está en mis genes, porque desde los árboles en los que trepaba de niña aprendí a ver la vida y el entorno de otra manera.
La maternidad es inherente a mi biología de mujer y aunque quizás no les guste: es un resultado no un fin en sí mismo. Ustedes son mujeres de ciencia y maestras, ¡no solo madres! La maternidad no las “define” como una de ustedes posteó en sus estados el día de la mujer. La define lo que usted quiera que lo haga, ¡empodérense de su futuro!
La maternidad es un estado alterado de la conciencia producido por una protagonista: la oxitocina, ¡es la responsable de que para ti solo exista tu bebé! Cuando me fui a hacer mi maestría en Gringolandia ¡me miraban raro cuando decía que tenía tres hijas! Y luego la lluvia de preguntas: ¿Cómo lo haces? ¿Cómo tienes tiempo? Y yo les respondía con uno de esos refranes aprendidos de mi madre o mi abuela: “a la gallina no le pesan sus plumas”, y así fue arreglado, si no iban conmigo no haría ninguna maestría ¡y así lo hicimos!
Porque para mí siempre fue muy importante: los hijos. Mis hijas no son una limitante, sino una motivación ¡y entendí que yo era su ejemplo! ¿Qué les diría cuando me preguntaran (porque se lo preguntarán ¡no les quepa duda!) ¿Por qué no había hecho una maestría? ¿O lo que fuera que dejara de hacer? Porque estaba cuidando de ustedes, ¡no!, ¿Y hacerlas sentir como un estorbo todas sus vidas? Porque además tengo tres hijas, vaya madre y ejemplo (pensaba).
Así que mis tres plumas volaron del nidal y tienen los suyos propios, y ya les tocará picotear a sus pollitos como me tocó a mi hacer con ellas. Comiencen temprano a picotear a sus pollitos, cada día una nueva acción independiente de mamá para cuando les digan ¿cómo lo hiciste? Puedan sentir orgullo y satisfacción, y no haber perdido su yo en este viaje.
De esto se trata: recuperar a la científica, a la maestra o a lo que sea que quieran ser
¡Sacudan sus plumas y comiencen a picotear sus pollitos!
Con cariño: La Profe Ángela.
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