Al final de una de las gestiones ambientales más desastrosas para el país, ¿firmar un acuerdo para garantizar los recursos naturales?

Esto solo tenía sentido hacerlo al principio de la gestión. Y no tanto, porque  el Ministerio de Medioambiente es el Estado y ya juraron todos con el cargo cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes del país.

¿Qué garantías tiene la Coalición para la Defensa de las Áreas Protegidas de que ese acuerdo se va a cumplir? Con un gobierno que está terminando su mandato.

Hace poco fue envenado un manglar que había sido restaurado en Samaná y no ha pasado nada. El muro fronterizo sigue su millonaria construcción y el fideicomiso de Pedernales sigue viento en popa sin la participación de los actores locales del turismo, mientras los manglares de Bucán Ye y Laguna Saladilla quedaron destruidos sin que haya consecuencias.

Las barcazas de la muerte siguen envenenando a las poblaciones afectadas y a la fauna silvestre en Los Negros de Azua y en el río Ozama.

Las presas están llenas, pero la población rural y sectores enteros de la capital se quejan de falta de agua, mientras la Ley de Agua sigue en espera del zarpazo privatizador y la de Desechos Sólidos manipulada con el cuento de los plásticos biodegradables. 

Las áreas protegidas siguen en el mismo estado de abandono que la misma Coalición que firma el acuerdo denunció el pasado 5 de junio.

¿Es que han hecho algo nuevo y nadie se ha enterado?

Lo que debió plantearse fue un pacto por la Naturaleza con todos los candidatos como se hizo con el 4% para la educación y que todos se comprometieran por escrito a respetar y hacer cumplir la ley 64-00 con transparencia y se podía incluir la parte del observatorio que es el principal cuerpo del acuerdo firmado.

No conviene más que a ellos firmar ahora, a pocos meses de las elecciones, un acuerdo con un gobierno mentiroso. Es darle un balón de aire cuando se le cae la casa encima.

Por eso decimos que es inoportuno y, como dijo un dirigente, ese acuerdo divide al movimiento ambientalista.

Ángela Guerrero
Bióloga. Botánica. UASD.