Las autoridades en Dinamarca, como en muchos otros lugares, están preocupadas por si la gente sigue recurriendo a un buen libro en un mundo de pantallas y desplazamientos.

Esperan que una nueva propuesta para abaratar los libros les sea útil.

Los libros pronto estarán exentos del 25% del impuesto sobre el valor añadido (IVA) que Dinamarca aplica a la mayoría de los bienes y servicios, según anunció el gobierno esta semana.

«Nos gustaría que la gente leyera más», dijo el jueves Jakob Engel-Schmidt, ministro de Cultura de Dinamarca.

La exención propuesta, dijo, buscaba combatir lo que llamó una creciente «crisis de lectura» en el país, especialmente entre los jóvenes.Los nuevos ministros daneses (de izquierda a derecha) Margrethe Vestager, ministra de Economía y Asuntos Internos, Uffe Elbaek, ministro de Cultura, Morten Oestergaard, ministro de Ciencia e Innovación, y Martin Lidegaard, ministro de Energía y Clima, posan en bicicleta de camino al Palacio Real de Amalienborg para ser presentados a la reina Margrethe el 3 de octubre de 2011. FOTO AFP

«Hacer que los libros sean más accesibles y bajar los precios en las librerías sin duda contribuirá a solucionarlo».

La preocupación por el declive de la lectura no se limita a Dinamarca.

La proporción de estadounidenses que leen por placer ha disminuido drásticamente en las últimas dos décadas, según un estudio reciente.

El gobierno danés anunció el miércoles que eliminará el impuesto sobre los libros como parte de su nuevo presupuesto nacional, cuya votación está prevista para noviembre.

El superávit previsto cubriría el costo de la eliminación del impuesto, estimado en unos 330 millones de coronas danesas (unos 51 millones de dólares), según indicó.

Los editores, autores y libreros daneses acogieron con satisfacción la nueva iniciativa y dijeron que fomentaría una mayor inversión en nueva literatura.

Se espera que los precios de los libros caigan entre un 16% y un 20%, dijo Christine Bodtcher-Hansen, directora de Danske Forlag, un grupo que representa a los editores daneses.

La medida, añadió, refleja un “reconocimiento político del valor del libro y de la importancia de una fuerte cultura de lectura, algo más crucial que nunca en una época en la que la reflexión y el pensamiento crítico son esenciales”.