Obispos exigen «trato digno» a haitianos detenidos para expulsarlos de RD

10-10-2024
Administración de justicia | Laicidad/ Religiones
La Lupa del Sur, República Dominicana
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República Dominicana, como país no ha estado ausente de la crisis haitiana en distintos contextos ha estado presente, un ejemplo concreto de esa solidaridad es el terremoto de 2010 que provocó graves daños en Haití. Nuestro país ha extendido “su mano solidaria al pueblo de Haití” ante cualquier desastre, por lo que el país no debe mantener esta actitud caritativa hacia sus vecinos.

Así lo afirma la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED), ante las medidas anunciadas por el gobierno dominicana de expulsar masivamente inmigrantes del vecino Haití.

En cambio, los prelados invitan a reflexionar, a la luz de la Biblia y de la doctrina social de la Iglesia, sobre este delicado tema, «que desafía nuestra conciencia y nuestra fe».

Tras reconocer el derecho de cada país a hacer cumplir sus propias leyes y políticas de inmigración, no obstante llaman a las autoridades a garantizar que, al implementarlas, estas sean justas y de respeto a la dignidad humana.

Corrupción en la frontera

De igual modo, los obispos dominicanos afirman que, «nuestras frontera no deben se lugar de corrupción, donde aquellos llamados a defenderla se convierten en mercenarios».

Nos preguntamos ¿dónde van a parar los inmigrantes ilegales haitianos? ¿Quién los dejó entrar sin la documentación adecuada? ¿Qué sucede durante la detención de inmigrantes indocumentados?», se preguntan los prelados.

República Dominicana -como país cristiano- debe evitar se produzcan situaciones dolorosas que impacten a los inmigrantes, citando trato injusto, deportaciones arbitrarias y separación familiar.

A la comunidad internacional, reiteran qno deben olvidar a Haití, en cambio, plantean, respetar los acuerdos alcanzados en diferentes foros y su objetivo de superar la crisis humanitaria, social, económica e institucional enfrentada por ese hermano país vecino.

«Pedimos al Señor que nos dé a todos sabiduría para discernir su presencia en los migrantes, y valentía para actuar según su voluntad, tendiendo puentes de esperanza y fraternidad», señala.