Con ofrendas y ruegos a la «pachamama», Bolivia celebra Año Nuevo indígena 5,530
Los primeros rayos del «tata-inti» (padre-sol) caen en la madrugada de este martes en el complejo religioso preincaico de Tiwanaku y causa la algarabía de algunos miles de bolivianos que celebran con las manos alzadas el inicio del año nuevo indígena 5.530.
El reloj marca 07:17 y la temperatura está en -1 grados Celsius. El viento sopla levemente por la fría pampa del altiplano, donde está enclavado Tiwanaku, 75 km al este de La Paz y a 3,860 metros sobre el nivel del mar.
En este feriado nacional, los visitantes llegaron a este sitio arqueológico para recibir las energías del astro rey que emerge lentamente por el este. También están varias decenas de aymaras vestidos con sus tradicionales ponchos multicolores, hechos de lana de alpaca y llama.
El gobierno del presidente izquierdista Luis Arce y las autoridades municipales prepararon una fiesta que en aymara también se llama «willka kuti» (el retorno del sol), el momento en que la tierra está más alejada de su estrella y reinicia el acercamiento anual.
El cálculo del año 5,530 resulta de la suma de los cinco ciclos, cada uno de mil años de historia social de los pueblos originarios hasta que Cristóbal Colón llegó a América en 1492. A eso se añaden los 530 años desde el arribo de los españoles al continente.
Energía positiva
Con las palmas en alto está Eneida Loayza, de 56 años. Da leves brincos cuando los rayos solares comienzan a tocar su cuerpo. «Está lindo recibir toda esa energía positiva que tiene el sol para seguir adelante y para recibir todo lo positivo», dice a la AFP.
A pocos pasos, Edgar Ledezma cierra los ojos y luego desplaza las manos por su rostro y cuerpo. «Estaba botando las malas energías, siempre hay que limpiarse de todas las vibras negativas y los rayos del sol te limpian», señala.
Adalid Huanca, pasante en una oficina pública, dice que está compartiendo la creencia de recibir los rayos solares «en este inicio del año nuevo» indígena.
La festividad comenzó más temprano, cuando todo era penumbra. Unos chamanes aymaras armaron una enorme pira para realizar ofrendas a la «pachamama» (madre-tierra), a la que también le dirigen rogativas para obtener una buena siembra en el inicio del año agrícola.
La denominada «mesa» está conformada por incienso, dulces y raíces frutales que el fuego consume.
Más de 220 sitios ceremoniales
El presidente boliviano Luis Arce y su aliado político, el exmandatario Evo Morales (2006-2019), participan de la celebración en Tiwanaku, cercano al binacional Lago Titicaca y cuna de una de las culturas líticas más longevas del mundo que se extendió por 15 siglos, desde el 400 a.C. al 1172 d.C.
El mandatario dijo en un breve discurso que «hoy estamos celebrando nuestro nuevo año andino, amazónico y chaqueño 5,530, aquí en el lugar histórico más importante, Tiwanaku, en un año nuevo que siempre nos brinda esperanza a todos».
De acuerdo a un reporte previo del Ministerio de Cultura, las celebraciones para recibir el año nuevo indígena se repitieron en más de 220 lugares religiosos y arqueológicos de todo el país.
En todos ellos se efectuaron distintas actividades y fiestas musicales para recibir la llegada del sol.
David Quispe, profesor de la carrera de Sociología de la Universidad estatal de San Andrés (UMSA), dijo a la AFP que «este año nuevo es un hecho político de reafirmación de nuestro ser político» como aymaras, porque «hemos sufrido un proceso de anulación sistemática de nuestra historia y hemos sido invisibilizados».
Delia Mendoza, docente de la UMSA en las carreras de Arqueología y Antropología, dijo por su parte que las «ofrendas rituales son antiguas, prehispánicas, de pedir a los dioses, como el sol, que ha sido preponderante» en la religiosidad de la zona.