Las minas terrestres antipersonal representan una grave amenaza para los niños y las niñas, generando diversos daños en ellos como dejarles lesiones, provocar la muerte y o quedar huérfanos, por lo que diferentes agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) instan a que no se sigan produciendo estos artefactos.

En el marco del Día Internacional de Información sobre el Peligro de las Minas y de Asistencia para las Actividades relativas a las Minas, y bajo el lema «Terreno seguro, pasos seguros, hogar seguro», la ONU busca visibilizar el hecho de que, en una zona con armas explosivas, el 90 por ciento de las víctimas son civiles, y de ellas, la mitad son niños.

La directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Catherine Russell, expresó en una conferencia que “el daño que las armas explosivas les hacen a los niños es horrible (…) hacemos un llamado a los Estados para que eviten su uso en áreas pobladas y protejan a los niños en conflicto”.

Impacto de minas terrestres para la infancia

Las consecuencias en los niños son tanto físicas como psicológicas. Una buena parte de ellos pierden la visión, la escucha o una de sus extremidades.

Ante ello, se necesita la implementación de una labor consciente de apoyo psicosocial para que sus vidas no queden marcadas de una manera todavía más dolorosa.

De igual forma, los dispositivos explosivos generan la destrucción de estructuras vitales de las comunidades como escuelas, hospitales, e instalaciones hidráulicas, lo que aumenta la probabilidad de muerte de los infantes por enfermedades vinculadas a la insalubridad del agua.

Los perdurables efectos de los explosivos en las comunidades constituyen una de las causas de los desplazamientos, impidiendo el retorno a sus comunidades de origen ante las serias afectaciones a la infraestructura.

De las 20 personas que mueren o resultan heridas diariamente por artefactos explosivos, la mayoría se producen en territorios en paz, donde quedaron residuos ocultos bajo la superficie.