Bruselas aboga por un impuesto a las eléctricas y un ahorro energético obligatorio
Camino del séptimo mes de guerra, que está dejando consecuencias enormes en suelo europeo, la Comisión Europea se inclina por llevar a cabo la mayor intervención del mercado energético de su historia. El Ejecutivo comunitario propone imponer impuestos a las compañías energéticas, algo que ya hacen países como España e Italia.
Los planes de la Comisión pasan por gravar un 33% los beneficios extraordinarios de las compañías fósiles cuyos beneficios en los últimos tres años hayan aumentado por encima del 20% y redirigir esa ganancia a los consumidores; poner un tope de 180 euros el megavatio hora a las industrias inframarginales, es decir renovables y nucleares; y un ahorro de consumo energético del 10% hasta el 31 de marzo de 2023 además de uno obligatorio del 5% en las horas punta. La mayoría de capitales son reacias a medidas imperativas y se declinan por planes voluntarios, como el que rige en la actualidad sobre el ahorro de gas en un 15%. En cualquier caso, los Gobiernos nacionales tienen banda ancha para decidir sus propias medidas para cumplir estos objetivos. En Bruselas aseguran que la medida beneficiará a todos y tranquilizan a los consumidores afirmando que «no habrá inspectores casa por casa» ni «familias obligadas a apagar la calefacción».
«Dejar todo en mano del mercado significaría que en la situación actual [de guerra] que paguen los ciudadanos y las empresas más desfavorecidas. No todos necesitan ayuda con las facturas pero los que lo necesitan, lo hacen con urgencia», ha señalado Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión a cargo de Cambio Climático. La estrategia de Bruselas cuenta con dos patas: ahorrar energía, por un lado, y reducir la desigualdad redirigiendo los beneficios astronómicos que muchas empresas están consumando a raíz de la crisis actual. Para el grupo de la Izquierda, la propuesta desvelada hoy es insuficiente porque no «toma el control del desgastado mercado energético ni consigue priorizar a las personas sobre las ganancias».
El enigma ahora es cómo conseguir el consenso entre los 27 Estados miembros
«Los beneficios de las empresas energéticas están bien, son buenos, pero esos ingresos récord, con los que nunca soñaron, que se benefician de la guerra y del esfuerzo de los consumidores, deben ser compartidos y redirigidos a quienes más los necesitan», ha asegurado la alemana desde el Pleno de Estrasburgo.
Bruselas calcula que estos topes ayudarán a recaudar 140.000 millones de euros. Se trata del equivalente a la cuantía de recuperación destinados a España en el fondo de recuperación europeo Next Generation EU. El enigma ahora es cómo conseguir el consenso entre los 27 Estados miembros y fijar los detalles de cómo ejecutar la medida y establecer los beneficiarios.
En uno de los discursos sobre el estado sobre el estado de la Unión más esperado, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha detallado estas cardinales de la brújula estratégica de la UE para hacer frente a uno de los inviernos más inciertos de las últimas décadas. La concreción de las medidas energéticas era uno de los anuncios más esperados del discurso de la alemana en Von der Leyen. El precio del gas cuesta ya diez veces más que hace un año. «Llegar a final de mes generando ansiedad a millones de familias e industrias dentro de la UE», ha asegurado.
El PP apoya la tasa europea y no la española
Manfred Weber, líder del Partido Popular Europeo, ha apoyado el plan de acción energético propuesto por su compañera de filas, la también conservadora Von der Leyen. Entretanto, hace unos días, el líder del Partido Popular español, Alberto Núñez-Feijóo, calificó los impuestos del Gobierno de Pedro Sánchez a la banca y a las energéticas como unas medidas que «no encajan en un país de la UE». El PP se escuda alegando que apoya la tasa de Europa pero no el impuesto de Sánchez, una justificación que ha desatado el asombro del PSOE y de Los Verdes. En la capital comunitaria evitan hablar de impuestos y se refieren a esta recaudación de beneficios extraordinarios como una «contribución solidaridad», «temporal» y «de emergencia». Fuentes comunitarias confirman, eso sí, que la tasa española a eléctricas puede seguir adelante porque tiene el mismo objetivo. «No es justo que mientras muchos estén teniendo dificultades para llegar a fin de mes, otros se estén haciendo millonarios a costa del sufrimiento de las familias», ha asegurado Iratxe García Pérez, líder socialdemócrata en la Eurocámara.El precio del gas cuesta ya diez veces más que hace un año
La presidenta del Partido Popular Europeo aboga ya por acometer una reforma del mercado eléctrico en profundidad y por desacoplar el precio del gas de la factura de final de la electricidad. Son medidas que España lleva desde hace un año pidiendo en la capital comunitaria, pero ha tenido que llegar una guerra para que el resto de socios europeos asuman que el sistema energético, tal y como está concebido, no funciona.
«Es una gran noticia que Von der Leyen haya anunciado el límite del precio de la electricidad y un nuevo impuesto extraordinario a las grandes energéticas en la UE. Un orgullo que nuestro país de adelantase a estas medidas. Una pena que la oposición sia anclada en recetas del pasado», ha celebrado a través de Twitter Yolanda Díaz, vicepresidenta del Ejecutivo español.
Consejo clave el 30 de septiembre
Ahora son las capitales europeas las que recogen este testigo. Los 27 ministros de Energía se reunirán el 30 de septiembre en un Consejo extraordinario para debatir y, si llegan a un consenso, aprobar estas medidas. El debate se anticipa caliente porque no todas están dispuestas a gravar las compañías.
Especialmente reticente es Polonia. Y tampoco genera mucha simpatía el ahorro vinculante. La Comisión Europea ha postergado, además, la propuesta para imponer un tope al gas. Una medida mucho más compleja desde el punto de vista de la unidad y a nivel de consecuencias. En este punto, los Veintisiete tienen diferencias sobre imponer un límite estrictamente sobre el gas ruso o al grueso de todo el gas importado, algo que podría volverse un arma de doble filo aumentando la desconfianza de los proveedores alternativos a Rusia.
La guerra en Ucrania ha derribado en la UE muchos tabúes: de seguridad, económicos o geopolíticos. Y ahora tumba el energético. Fuerzas de todo el arco parlamentario, incluso la extrema derecha italiana de Hermanos de Italia, apuestan por imponer una tasa a las eléctricas. La conservadora Bruselas dibuja así ya el camino hacia una intervención del mercado. «Rusia sigue manipulando activamente nuestro mercado de la energía. Prefieren quemar el gas a suministrarlo. El mercado ha dejado de funcionar», reconoce ya Von der Leyen, que este miércoles por primera vez ha hablado por primera vez de «desligar la influencia dominante del gas al precio de la electricidad». Esta medida de desacople es pionera de España y Portugal, gracias a esa excepción ibérica, aunque genera cierto escepticismo por posible aumento del uso de gas y de distorsiones en el mercado interior.