Un golpe contra la educación dominicana

15-04-2021
Educación
JaimeAristyEscuder, República Dominicana
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Los estudiantes dominicanos necesitan mejorar sus conocimientos. De acuerdo con los resultados de la prueba estandarizada internacional PISA, que se aplica a estudiantes de 15 años, la República Dominicana se encuentra en el último lugar en matemáticas, ciencias y lectura comprensiva de un total de 78 países evaluados. Ese resultado implica que debe seguir mejorándose la calidad del magisterio en el sistema educativo nacional, pues la estrategia de crecimiento económico depende en gran parte de la modernización del capital humano. 

En el año 2001, el Banco Interamericano de Desarrollo realizó un estudio en el cual se analizaba a los docentes en América Latina. En el caso dominicano se verificó que, en promedio, los bachilleres con peores calificaciones eran los que se inscribían en la carrera de magisterio, la cual no tenía ninguna barrera de entrada [véase Dauhajre & Aristy-Escuder (2002)]. Además, en esa investigación se indicó que “la devastación causada por la aplicación de políticas salariales perversas en contra del magisterio provocó que quienes se quedaban impartiendo clases en las escuelas dominicanas fuesen los maestros menos capacitados.” Por ese motivo se percibía que los maestros de nuestros padres fueron mejores que nuestros maestros, y los nuestros mejores que los que en ese momento estaban iniciando su formación para ser docentes. Una tendencia terrible. 

En el citado estudio se recomendó que se llevase a cabo una evaluación sobre la capacidad del cuerpo docente. Asimismo, se recomendó la aplicación de un examen que certificase la calidad de los aspirantes a ser maestros, para asegurar que los mejores bachilleres se convirtiesen en los maestros de las próximas generaciones. Y para atraer a la carrera docente personal más capacitado, se recomendó la aplicación de una política salarial que crease perspectivas de mejor nivel de bienestar para esos candidatos. 

A pesar de que en 1997 se aprobó la Ley General de Educación, que estableció en su Artículo 197 que la inversión anual en educación debe ser de 4% del PIB, no fue hasta 2013 que se comenzó a cumplir ese artículo. Esos recursos permitieron que aumentara significativamente el salario promedio del cuerpo docente de las escuelas públicas, que se invirtiera masivamente en infraestructura escolar, que se ampliara el desayuno y merienda escolar, y que se arrancara con la tanda extendida, entre otras medidas encaminadas a modernizar el sistema educativo público. 

En 2015 se aprobó la Normativa 09-15 que estableció, tal como escribieron Jaime Saavedra y Juan Baron del Banco Mundial en 2018, las competencias que debe tener el maestro y se hizo más exigente la admisión a las instituciones de formación docente, mediante la aplicación de una prueba estandarizada reconocida internacionalmente. Asimismo, a partir de ese año el sistema contrata a los mejores candidatos docentes, en base al dominio de los contenidos y competencias. 

Actualmente se pretende echar para atrás la Normativa 09-15, eliminándose la prueba de ingreso para los bachilleres que quieren ser maestros. El objetivo es que entren más estudiantes a la formación docente, favoreciendo económicamente a las universidades que ofrecen esos programas académicos. Pero quienes apoyan ese cambio, olvidan que se perjudicaría a toda la República Dominicana. Vuelvo y repito, no todo cambio es mejor.