Entre denuncias por falta de conectividad, poco aprendizaje y cancelaciones, concluye año escolar
El año escolar 2020-2021, que para algunos estuvo marcado por las improvisaciones del Ministerio de Educación, concluye este jueves 29 de julio.
El ministro de Educación, Roberto Fulcar, ha calificado el año escolar como innovador y exitoso. Sin embargo, desde inicios del período escolar virtual, han llovido las denuncias sobre falta de conectividad de estudiantes en zonas rurales e incluso en áreas metropolitanas.
La modalidad de clases virtuales representó un reto, además, para padres de familia con varios hijos y un solo televisor en casa, un hecho que dificultó el proceso de aprendizaje de los estudiantes que aún no cuentan con computadoras portátiles o tabletas facilitadas por el Ministerio.
En ese mismo sentido, se cuestiona si puede llamársele «exitoso» a un año escolar posiblemente con la tasa de deserción más alta de la historia reciente del país, fruto de la pandemia del coronavirus, como lo ha denunciado el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés).
También afloran las denuncias de asociaciones de maestros, padres y amigos de la escuela sobre la precarización de la alimentación escolar. Aunque se vieron esfuerzos por entregar alimentos crudos a familias, éstos ni llegaron a todas las familias que conforman la comunidad educativa ni garantizaron que los estudiantes recibieran por lo menos desayuno y almuerzo. En el año escolar 2019-2020 se entregaban UN MILLÓN 800 MIL raciones diarias.
A todo esto, se suma la denuncia de cancelaciones en el Ministerio de Educación. En el último conteo iban alrededor de 50 mil desvinculados.
Durante el período de clases semipresenciales, profesores tuvieron que tomar cubetas y escobas para limpiar las escuelas, porque el Ministerio de Educación efectuó cancelaciones masivas, hasta a los porteros de los centros educativos, y no se preocupó por asignar nuevo personal. En algunos casos, según denuncias, se nombraron nuevos trabajadores, pero éstos no asistían a sus labores.
Tras ocho meses de haber asumido, las nuevas autoridades anunciaron con algarabía el inicio de clases semipresenciales. Para asombro de padres y maestros, cuando asistieron a los centros, muchas escuelas estaban en franco abandono, con la maleza a la altura de las rodillas y deterioro de la infraestructura. ¡No hubo mantenimiento de los planteles durante esos meses!
Los onerosos contratos con medios de comunicación para difundir las clases virtuales no escapan a los cuestionamientos de la población, como tampoco escapa la cancelación ilegal y violatoria de derechos de los directores regionales y distritales que obtuvieron cargos mediante concursos de oposición docente, para colocar de dedo a nuevos incumbentes.
Esta radiografía del año escolar 2020-2021 hace dudar del criterio del Ministro que lo llamó «exitoso», cuando la familia educativa lo sintió turbulento, tortuoso, agobiante y poco productivo.