Que se forme un club de compradores de petróleo
El cartel del petróleo, el mismo que desde los años setenta se ha tragado miles de millones de dólares provenientes de los países importadores netos de combustibles, quiere que el precio del crudo vuelva a subir. No aceptan que el precio se mantenga por debajo de los 100 dólares y por eso piensan reducir la producción.
Se prevé que mañana miércoles los miembros de la OPEP+, que incluye a Rusia, anuncien en Viena un significativo recorte de su oferta. El objetivo de Rusia, que ha eliminado gran parte del suministro del gas natural a Europa, es lograr que sus socios del cartel acepten un recorte de producción que podría ser de hasta 2 millones de barriles por día. Esa posibilidad ha hecho que entre el 26 de septiembre y el 4 de octubre el precio del crudo WTI se haya incrementado en 12.4%, al pasar de 76.71 dólares a 86.22 dólares por barril. Ese nuevo incremento de precios hará más difícil el control de la inflación a nivel global.
Debe destacarse que el precio actual del crudo se encuentra muy por encima del promedio histórico. Específicamente, el precio promedio desde mediados de los ochenta hasta el presente es de 46 dólares por barril; en otras palabras, cuarenta dólares más bajo que el precio actual. Y si se calcula el promedio desde el año 2000 hasta hoy, el precio es cercano a 62 dólares, cifra que incluye el pico de 145 dólares de julio de 2008 y los picos alcanzados en marzo y junio de 2022.
Ante el abuso de la posición dominante que tiene el cartel de la OPEP+ por el lado de la oferta, los países importadores netos de combustibles, incluyendo a los Estados Unidos, deberían crear un club de compradores con el suficiente poder para contrarrestar la capacidad que tiene ese cartel de influir sobre el precio del crudo. El club de compradores debe lograr que la demanda sea satisfecha adecuadamente y a precios competitivos, lo cual beneficiará a los consumidores de países importadores netos de combustibles, en especial a la población de economías en desarrollo.
En el caso de la República Dominicana, por cada dólar que sube el precio del barril de petróleo las cuentas externas se deterioran en 50 millones de dólares anuales. Un costo económico que deteriora el nivel de bienestar de la gente, sea en el presente, al pagar mayores precios de los derivados del crudo, o sea en el futuro, cuando se tenga que pagar mayores impuestos necesarios para honrar la deuda que se creó como contraparte de los subsidios a los precios de los combustibles y a la tarifa eléctrica.