Mayor inclusión financiera
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Según la OECD, la educación financiera se define como: el proceso por el cual los consumidores/inversionistas financieros mejoran su comprensión de los productos financieros, los conceptos y los riesgos, y, a través de información, instrucción y/o el asesoramiento objetivo, desarrollan las habilidades y confianza para ser más conscientes de los riesgos y oportunidades financieras, tomar decisiones informadas, saber a dónde ir para obtener ayuda y ejercer cualquier acción eficaz para mejorar su bienestar económico.
Es por eso que mayor educación financiera, se traduce en menores barreras para la inclusión financiera.
No obstante las buenas prácticas a nivel internacional, las necesidades en materia de educación financiera no son iguales en todos los países.
Recordemos que en República Dominicana, la principal razón para no estar bancarizado es no tener ingresos suficientes (66%), según la Encuesta de Cultura Económica y Financiera (2014).
Las siguientes dos razones son: los ingresos del hogar son muy irregulares y no le permiten planificarse (43%) y se sienten más cómodos manejando sus temas financieros informalmente (20%).
Según la base de datos global de inclusión financiera (Global Findex) del Banco Mundial, el 54.78% de los adultos dominicanos mayores de 15 años tenía una cuenta en una institución financiera formal en 2017 versus 53.99% en 2014 y 38.2% en 2011.
Según las informaciones suministradas por las entidades de intermediación financiera, a la Superintendencia de Bancos, la cantidad de instrumentos de captación* de depósitos ha aumentado un 24,56%, al pasar de 7.9M en septiembre de 2013 a 9.9M en septiembre de 2019.
Igualmente, se evidenció un crecimiento en el acceso al crédito otorgado por las entidades de intermediación financiera, al aumentar la cantidad de deudores de 1.2M a 1.8M entre septiembre de 2013 y septiembre de 2019.
Sin ninguna duda, el compromiso y las eficaces acciones del gobierno y las entidades financieras, han constituido un elemento clave para lograr la expansión de la inclusión financiera de la población.
No obstante, según el Global Findex, para el 2014, habían 3.4 millones de personas que todavía no estaban incluidas financieramente.
En otras palabras, en la República Dominicana hay un mercado cautivo de más de 3 millones de personas.
Uniendo estos indicadores con las razones por las cuales no están bancarizados, se despliega la necesidad de difundir los montos mínimos por producto, los documentos requeridos para contratar un producto, costos y cargos asociados a ellos, para que los adultos vean lo fácil que es.
¿Abrir una cuenta de ahorros es posible con RD$500? Si.
¿Es posible tener una tarjeta de credito con un límite de RD$5,000? Si.
Respecto a que los adultos se sienten más cómodos manejando sus temas financieros informalmente, me atrevo a decir que está muy relacionado con no conocer las entidades financieras que le quedan cerca así como el costo financiero y en tiempo de ir a una oficina bancaria.
El costo del pasaje para ir pagar a una oficina, para muchos, puede representarle entre el 5 y 10% de su cuota mensual. Por ello, muchas personas todavía prefieren manejarse con préstamos informales, pues van a recolectar la cuota directamente en su casa.
Aquí entra otro aspecto de educación financiera: reforzar las bondades que tienen los cajeros automáticos, los subagentes bancarios y las plataformas móviles, cuyo número de usuarios de pagos móviles sobrepasó la barrera del millón (versus 400 mil en 2013).
El costo de mantenimiento de las oficinas bancarias es elevado, por lo cual las entidades han ido cerrando oficinas e invirtiendo en nuevos cajeros automáticos y contratando nuevos subagentes bancarios (7,494 puntos actualmente).
A junio de 2021, habían 1,339 oficinas versus 1,411 en septiembre de 2019. En cambio, a junio de 2021, habían 3,212 cajeros automáticos versus 3,114 en septiembre de 2019.
Estar incluido financieramente trae muchos beneficios, tanto a nivel personal como comercial.
Ahora con la incidencia de la Covid-19, se debe reforzar la aplicación de la estrategia de educación e inclusión financiera con enfoques regionales y provinciales, por edad y sector económico.
Lilliana Rodríguez-Álvarez, economista especializada en finanzas, con máster en políticas públicas y sociales.
Nota: * Instrumentos de captación: Aceptaciones Bancarias, Bonos de Caja o Básicos, Cédulas (Hipotecarias), Certificados de Inversión, Certificados de Participación, Certificados Financieros, Cuenta de Ahorro Programado, Cuentas Corrientes No Remuneradas, Cuentas Corrientes Remuneradas, Cuentas de Ahorro, Depósitos a Plazo, Depósitos Interbancarios y Letras.
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