Exportaciones y la educación dominicana
Si República Dominicana quiere exportar bienes más complejos y con mayor valor agregado, necesita tener una fuerza laboral más productiva.
Para tener mano de obra más productiva, es imprescindible mejorar la formación de los estudiantes, en especial en matemáticas y ciencias. Por eso, la reforma más impostergable del país es la educativa.
Los resultados de la prueba PISA 2022, aplicada a jóvenes de 15 años de edad, plantean que 68% de los dominicanos que tomaron la prueba estuvieron en el grupo de peor desempeño en las tres asignaturas evaluadas: lectura, matemáticas y ciencias.
En comparación con los principales países latinoamericanos exportadores, las diferencias son importantes. En matemáticas, por ejemplo, el estudiante dominicano de élite tiene competencias similares a los estudiantes promedio de Costa Rica, Chile, Colombia, México y Perú. En ciencias ocurre algo parecido.
Si nos comparamos con países del Asia como Corea del Sur o Taiwán, la brecha se amplía aún más.
Además de la baja calidad, hay una caída en la cobertura educativa a partir de 2020. Según el Informe Anual de Seguimiento y Monitoreo 2024 de la Iniciativa Dominicana por una Educación de Calidad (IDEC), la proporción de jóvenes entre 12 y 17 años que está cursando la secundaria cayó de casi 80% en 2019-2020 a 76% en 2023-2024.
Una indicación de mayor deserción escolar post-pandemia. Muchos de esos adolescentes tendrán menos habilidades para acceder a un trabajo de calidad y menores oportunidades de escalar socialmente en el futuro.
En el mismo período, la cantidad de inscritos en el segundo ciclo del nivel inicial se redujo en 11,233 niños. Esto es motivo de preocupación; la matrícula no se ha recuperado a niveles pre-pandemia.
La reforma educativa dominicana debe orientarse en mejorar la calidad del aprendizaje en etapas tempranas. La educación formal se construye en bloques: sin una base sólida en lectura y matemáticas, es difícil avanzar hacia conocimientos más complejos.
En ese sentido, los recursos se deben focalizar para fortalecer la capacidad de lectura comprensiva de los estudiantes, el dominio de operaciones aritméticas básicas y su aplicación a la solución de problemas reales. Vietnam lo ha hecho recientemente, teniendo avances importantes en sus indicadores de aprendizaje.
Asimismo, es fundamental mejorar la formación de docentes y directores de escuelas. La educación dominicana no progresará si la sociedad no exige mayor preparación docente y mayores competencias administrativas de los directores de centros educativos.
Adicionalmente, se debe priorizar el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de análisis y solución de problemas.
Saber plantear problemas matemáticamente fomenta la abstracción y permite una comprensión más profunda de las ciencias. Los currículos de Corea del Sur, Japón, Singapur y Taiwán se fundamentan en estos elementos en contraposición de la memorización mecánica.
Una fuerza laboral más productiva y con mejores niveles de formación atraería más inversión extranjera industrial, permitiría exportar bienes más complejos y caros, ayudaría a crear más y mejores empleos, reduciría la pobreza, empujaría al alza los salarios y aumentaría el consumo de los hogares.
Cada día que pasa sin actuar significa que miles de niños reducen sus posibilidades de vivir una vida más plena y de calidad.