Estados Unidos debe cambiar su estrategia hacia República Dominicana

24-11-2022
Economía y empleos
Jaime Aristy Escuder Blog, República Dominicana
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[Escrito el 23 de noviembre de 2022]

La República Dominicana ha sido históricamente un buen aliado de los Estados Unidos. Aquí les hago recordar dos eventos que ponen de manifiesto esas buenas relaciones.

En los años ochenta, cuando Centroamérica y varios países de América del Sur estaban envueltos en conflictos bélicos internos, el territorio dominicano brindó la paz necesaria para que se instalara en el exterior a través de las zonas francas industriales un eslabón competitivo del aparato productivo estadounidense. El presidente Ronald Reagan reconoció al gobierno dominicano como un buen aliado e invitó al presidente Balaguer a la Casa Blanca.

Entre 2001 y 2003 la República Dominicana colaboró estrechamente con Estados Unidos en su lucha contra las fuentes que alimentaban el terrorismo a nivel global. El presidente George W. Bush confirmó la buena relación con la nación dominicana y recibió al presidente Hipólito Mejía en la Oficina Oval de la Casa Blanca en mayo de 2003.

La hermandad que existe entre esos dos pueblos, el estadounidense y el dominicano, que se confunden como uno solo en Nueva York y New Jersey, por resaltar dos de las zonas geográficas con gran presencia dominicana, explica fácilmente las excelentes relaciones entre ambas naciones.

Esa realidad contrasta con la posición actual que ha asumido la administración Biden contra la República Dominicana. Debido a la negativa del gobierno del presidente Abinader de aceptar campos de refugiados haitianos en territorio dominicano, el gobierno de Biden acusó a la República Dominicana de ser racista en contra de los visitantes estadounidenses de color y de ser esclavista contra la mano de obra haitiana, en particular en la zona de influencia del Central Romana, empresa a la cual se le prohibió la entrada de su azúcar a territorio estadounidense.

Ante esos ataques injustificados, Adriano Espaillat, senador del Congreso de los Estados Unidos, ha solicitado a la Embajada de los Estados en la República Dominicana que “tumbe la alerta” migratoria en la que se acusaba al país de discriminación contra los estadounidenses de color, porque no le han “facilitado evidencias verificables de las alegaciones maliciosas que se han distribuido con esta alerta.” Además, señaló que solicitará una investigación profunda de parte del Congreso y del gobierno estadounidense para que se expliquen las razonas por las cuales subieron esa alerta infundada, la cual no se ha basado en evidencias palpables.

A Estados Unidos le conviene que la República Dominicana mantenga la estabilidad política y el dinamismo económico. Este país ha sido por más de dos décadas uno de los puntos más luminosos de América Latina y debe seguir siéndolo. La administración Biden debe reconocer que la nación dominicana no puede cargar sola con el problema haitiano. Ojalá que el Congreso de los Estados Unidos convenza a la Casa Blanca de que su actual estrategia contra uno de sus principales socios de la región es irracional, subóptima y temporalmente inconsistente.