En EE. UU. se mantiene el consumo, a pesar de la inflación
Los agentes económicos estadounidense mantienen su consumo a pesar de que la inflación devora sus bolsillos. A junio la tasa de inflación interanual se colocó en 9.1%, el nivel más elevado desde noviembre de 1981, lo cual implica una pérdida del poder adquisitivo, principalmente de las personas con menores ingresos. No obstante, los datos revelan que las ventas al por menor se incrementaron en junio en 1% con relación al mes anterior.
Las personas están utilizando sus ahorros para suavizar su consumo a lo largo del tiempo. Ese tipo de comportamiento ha sido muy estudiado a partir de los escritos del premio Nobel de Economía Franco Modigliani. Los expertos señalan que las personas prefieren tener a lo largo de su vida una trayectoria de consumo relativamente estable. Por eso, tal como quedó escrito en la Biblia, en los tiempos de vacas gordas las personas ahorran recursos, para luego utilizarlos durante el tiempo de vacas flacas.
En el presente caso los recursos provenientes del gobierno durante el tiempo de la pandemia del covid-19 fueron ahorrados en gran parte. Ahora, en medio de la actual crisis inflacionaria, que significa menor poder de compra, los agentes económicos utilizan esos ahorros para mantener un nivel de consumo similar al que tenían antes de la crisis. Esto es favorable para las empresas, pues el descenso de sus ventas en términos de cantidades sería mucho mayor si las personas no tuviesen esos ahorros disponibles para el consumo.
Esto no significa que los consumidores estén contentos con la situación económica actual. Todo lo contrario, el índice de confianza del consumidor calculado por la Universidad de Michigan cayó en junio a 50, su nivel más bajo desde mayo de 1980, cuando se colocó en 51.7. Esto sugiere que, a menos que la inflación comience a retroceder, en los próximos meses se podría registrar una disminución del ritmo de variación o nivel del consumo, lo cual repercutiría negativamente sobre el crecimiento del PIB de este año.
La pieza clave del desempeño económico es el mercado laboral. Hasta ahora se ha mantenido caliente ese mercado, creándose cada mes centenares de miles de nuevos empleos no agrícolas. Ese resultado se traduce en una tasa de desocupación de 3.6%, nivel considerado cercano al pleno empleo. Esto lleva a muchos expertos a señalar que, si se registra una recesión económica en 2022 -definida técnicamente como la caída del PIB en dos trimestres consecutivos-, sería la primera vez que ocurre con un mercado laboral con una tasa de desocupación tan baja.