El BCE sube los tipos de interés 0,25 puntos, hasta el 4%, y eleva sus perspectivas de inflación
Sin sorpresas. El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves subir el precio del dinero un cuarto de punto, dejando los tipos de interés en el 4%. El incremento, el octavo consecutivo, busca aplacar una inflación que se resiste a volver al redil a pesar de que la zona euro ha entrado en recesión. La institución presidida por Christine Lagarde ve el alza de precios todavía descontrolada por más que los datos arrojen ya “señales incipientes de debilitamiento”. Al contrario: los economistas del Eurobanco han elevado en una décima sus previsiones de inflación, tanto a corto como a medio plazo, por la “solidez en el mercado de trabajo”, alejándose ligeramente del mandato del 2%, según ha explicado la propia Lagarde tras la reunión del Consejo de Gobierno. Por ello, la francesa ha anticipado que “probablemente” tendrá que realizar otro movimiento de 0,25 puntos en julio, lo cual llevará a los tipos de interés a su máxima cota desde el año 2000.
El gran éxito de Europa es también el gran problema de los banqueros centrales de la zona euro. Los países de la moneda única entraron en recesión en el primer trimestre del año. Y pese a ello, el mercado laboral logró crear un millón de empleos y la tasa de paro siguió bajando hasta el 6,5%, situándose en mínimos históricos en el Viejo Continente. La dificultad de algunos sectores para encontrar mano de obra se tradujo en una mayor fuerza de los empleados para pedir mejores salarios y, en ese contexto, las empresas de algunos sectores han aprovechado para seguir obteniendo en todo este tiempo unos beneficios “relativamente elevados”.
Los miembros del Consejo de Gobierno, según Lagarde, han pasado dos jornadas discutiendo ampliamente sobre esas noticias. La economía europea puede sacar pecho, pero Fráncfort tiene un poco más lejos el momento en el que podrá dar un respiro a los ciudadanos que han de renovar su hipoteca, que ya han visto cómo sus cuotas han aumentado una media de 300 euros en el último año. En la rueda de prensa posterior a un cónclave en el que se han tomado decisiones con una “muy, muy amplia mayoría”, la jefa del BCE ha afirmado que aún no se están produciendo los temidos efectos de segunda ronda, pero sí se están viendo incrementos de “los costes laborales unitarios” que están teniendo un impacto sobre la inflación.
Los economistas del BCE, de hecho, han revisado al alza sus previsiones de inflación para la zona euro. Esta se moderó en mayo hasta el 6,1%, con países como España ya por debajo del 3% (en términos armonizados). La inflación subyacente, la que excluye la energía y los alimentos frescos, sigue siendo elevada, pero igualmente empieza a dar signos de desaceleración. Las nuevas previsiones, sin embargo, recogen que la inflación media se situará en el 5,4% este año (en lugar del 5,3% que se auguraba en marzo), el 3% en 2024 (frente al 2,9%) y 2,2% en 2025 (antes era un 2,1%) por el impacto de las subidas salariales. Es solo una décima más respecto a las previsiones de marzo, pero suficiente para que Lagarde haya empezado su comunicado advirtiendo de que “la inflación ha disminuido, pero se prevé que siga siendo demasiado alta durante demasiado tiempo”.
El BCE considera que el camino emprendido, consistente en subir los tipos del 0% al 4% en menos de un año, es el adecuado para aplacar la inflación. El Eurobanco ha constatado que la subida de tipos no solo se nota en las condiciones de financiación, mucho más duras. Por primera vez, Lagarde ha dicho que sus decisiones ya “están afectando gradualmente a toda la economía”. Y eso se refleja de nuevo en las previsiones. La institución proyecta que la zona euro, que ahora está en recesión, acabe el año con un crecimiento del 0,9%, una décima menos de lo previsto en marzo. Para 2024 augura un 1,5%, también una décima menos, y para 2025, un 1,6%. Si se excluye el efecto de las alzas salariales sobre la economía, el BCE cree que su receta funciona. “El endurecimiento de las condiciones de financiación es uno de los motivos principales por los que se prevé que la inflación continúe disminuyendo hacia el objetivo, ya que se espera que frene cada vez más la demanda”, ha afirmado la francesa.
Nueva subida en julio
Los mercados no aguardaban nuevas indicaciones de la francesa para los próximos meses. Apenas esperaban el que ya se ha convertido en un nuevo mantra de Fráncfort: “There’s more ground to cover [”hay más camino por recorrer”]”. Lagarde, fiel a las tradiciones de los banqueros centrales, no se ha olvidado de pronunciarla. Pero sí ha sorprendido a los mercados al anunciar una probable nueva subida en julio. Eso supondrá que los tipos pasarán al 4,25%, igualando una cota alcanzada por el expresidente del instituto monetario Wim Duisenberg en junio de 2000 tras un movimiento considerado “muy agresivo” por los mercados.
El tono agresivo, muy propio de los halcones, no ha impresionado a los mercados financieros. La rentabilidad del bono español a 10 años, por ejemplo, ha seguido bajando y las Bolsas apenas se han inmutado. El euro sí se ha apreciado respecto al dólar, en especial después de que la Reserva Federal haya decidido tomarse una pausa en su subida. “La presidenta Lagarde sugirió que es muy probable que se produzca un aumento de los tipos en julio. Creemos que esa subida será la última del ciclo, dado el giro a la baja de la inflación”, afirma Felix Feather, analista de Economía Europea de la firma de inversión Abrdn. “Con la inflación cayendo rápidamente y la economía en recesión técnica, el final del ciclo alcista está a la vista”, afirma Ben Laidler, estratega de Mercados Globales de eToro.
Sin embargo, los analistas creen que Lagarde sí ha lanzado dos mensajes con claros destinatarios: los agentes sociales y los gobiernos. A los primeros, los ha instado a moderar subidas salariales y márgenes; a los segundos, a retirar las medidas de estímulo antiinflación. De lo contrario, más madera: el BCE tendrá que seguir con las subidas, pese a haber completado el ciclo.
El Consejo de Gobierno también ha decidido seguir adelante con la reducción del balance. En concreto, el cónclave ha confirmado que suspenderá las reinversiones del programa de compra de activos a partir del próximo mes de julio. Sin embargo, Lagarde ha recordado que el vencimiento de la línea de liquidez barata que dio a los bancos en plena pandemia (una de las llamadas TLTRO) supondrá ya una reducción de 477.000 millones de euros.