El Banco Central Europeo frena las subidas de tipos después de la mayor escalada de su historia
El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves echar el freno después de diez subidas consecutivas de tipos que han dejado el precio del dinero en el 4,5%, una cota inédita desde 2001. “El Consejo de Gobierno ha decidido hoy [jueves] mantener sin variación los tres tipos de interés oficiales”, ha anunciado la presidenta de la institución, Christine Lagarde. Fráncfort ha optado por poner fin a la mayor escalada de su historia, dando un respiro a los más de cinco millones de hogares españoles que tienen una hipoteca a tipo variable. La autoridad monetaria entra ahora en una meseta, cuyo transcurso los analistas creen que puede durar entre seis meses y un año. Sin embargo, la entidad ha demostrado sobradamente una mayor intransigencia a los precios elevados que a una recesión inmediata y un crecimiento anémico a medio plazo. Por ello, los mercados no descartan futuras subidas en caso de un repunte de los precios energéticos por la guerra de Israel en Gaza. “Estamos aguantando. Eso no quiere decir que no volvamos a subir tipos”, ha añadido.
Atenas, que solo hace un lustro dejó atrás su tercer rescate, alberga esta semana el cónclave del máximo órgano del BCE. En la cena que el miércoles ofreció a sus colegas el gobernador del Banco de Grecia, Yannis Stournaras, la francesa citó al más celebrado poeta del país, Constantinos Cavafis. “Mantén a Ítaca siempre en tu mente. Llegar allí es a lo que estás destinado”, recordó. Lagarde ha llevado el timón de la nave en el último año con el objetivo de llevar a la zona euro a la meta del 2% de inflación. Si todo va según el guion previsto, el BCE podrá desembarcar en ese puerto en 2025 tras un viaje plagado de adversidades, desde la salida de una pandemia hasta la guerra de Ucrania. La jefa del Eurobanco evitó proclamar aún la victoria sobre la inflación, pero sí abrió su discurso ante los medios con dos mensajes de optimismo. Uno: la inflación descendió “de forma acusada” en septiembre hasta el 4,3%. Y dos: los movimientos efectuados hasta ahora siguen transmitiéndose “con fuerza” a las condiciones de financiación. “Eso está frenando cada vez más la demanda y ayudando con ello al descenso de la inflación”, sostuvo.
Los miembros del Consejo de Gobierno creen que por ahora la velocidad de crucero es la correcta para aplacar la persistente inflación, que en 2022 llegó a los dos dígitos. Por eso, votaron mantener los tipos de interés por unanimidad. En total, si se cumplen las previsiones del Eurobanco, habrán sido cuatro años de una inflación elevada, lo cual los gobernadores creen asumible. El BCE entra ahora en una nueva fase. La institución debe ir evaluando los daños que pueden infligir las subidas de tipos, cuyo impacto completo tarda en trasladarse a la economía al menos entre 12 y 18 meses. Y si bien el mandato del Eurobanco no es el crecimiento económico ni el empleo, sí debe velar por la estabilidad financiera. “La economía permanece débil”, ha diagnosticado Lagarde.
Europa entrará en este último tramo en estanflación, aunque los halcones creen que se trata de una situación distinta a otras ocasiones al haber pleno empleo en muchas economías de la zona euro. “La situación económica en la eurozona se está deteriorando más fuerte y más rápido de lo que había previsto el BCE”, sostiene Carsten Brzeski, jefe de Macro de ING. Pero a la vez, Fráncfort también debe ir controlando la evolución de varias variables en la recta final del año. Entre ellas, están los costes laborales, las subidas salariales o los beneficios empresariales, que la jefa del BCE ha definido como “claves” para determinar la proyección de inflación.
La entidad, que se define como “dependiente de los datos” que vayan llegando, deberá esperar a comienzos de año para examinar todas esas evoluciones. Por ello, los mercados creen que en diciembre tampoco habrá subida de tipos de interés. En el horizonte, sin embargo, asoma una nueva amenaza: la guerra en Gaza. Lagarde ha sostenido que el BCE está controlando la situación, tanto en términos de precios energéticos ante las subidas del petróleo como en confianza de los agentes económicos. Para Brzeski, la crisis en Oriente Medio agita los fantasmas de las imprecisiones en las proyecciones de inflación. Por ello, cree que la decisión del Eurobanco era de manual: “En caso de duda, simplemente haga una pausa”.
A la vez, Fráncfort también debe ir controlando la evolución de varias variables en la recta final del año. Entre ellas, están los costes laborales, las subidas salariales o los beneficios empresariales, que la jefa del BCE ha definido como “claves” para determinar la proyección de inflación. La entidad, que se define como “dependiente de los datos” que vayan llegando, deberá esperar a comienzos de año para examinar todas esas evoluciones. Por ello, los mercados creen que en diciembre tampoco habrá subida de tipos de interés. En el horizonte, sin embargo, asoma una nueva amenaza: la guerra en Gaza. Lagarde ha sostenido que el BCE está controlando la situación, tanto en términos de precios energéticos ante las subidas del petróleo como en confianza de los agentes económicos.
Bajadas de tipos
Los mercados esperan que los tipos vuelvan a bajar en 2024, aunque gana terreno la percepción de que esa decisión se demorará hasta al menos otoño. El Fondo Monetario Internacional, en sus reuniones anuales, ha pedido a los bancos centrales paciencia y no augura descensos en Europa hasta finales del próximo año. Para Lagarde, ese debate es todavía “totalmente prematuro”. “Las decisiones futuras del Consejo de Gobierno asegurarán que los tipos de interés oficiales se fijen en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario”, ha añadido la presidenta del BCE.
A partir de ahora los mercados tienen la vista puesta en otras herramientas que el BCE ha decidido usar de forma muy limitada. El organismo ya acabó con las reinversiones de deuda del programa anticrisis que puso en marcha Mario Draghi (conocido como APP, por sus siglas en inglés) y empujó a la banca a devolver las barras de liquidez garantizada. El sector más ortodoxo del Eurobanco quiere que se vaya más allá y se abra el debate sobre cómo acabar con las reinversiones del programa vinculado con la pandemia. Las palomas se resisten: creen que ese plan es la primera línea de defensa ante cualquier ataque especulativo de los mercados a la deuda de un país.
Por ahora, ese territorio no se ha explorado. “No hemos debatido sobre el PEPP durante esta reunión”, ha recalcado en varias ocasiones Lagarde. Los gobernadores quieren que, en caso de abrirse el melón, se haga con todos los datos de los economistas y las claves de cada país en el reparto de las reinversiones. Aun así, los mercados esperan una próxima decisión al respecto. “No prevemos que el BCE descarte categóricamente la venta de tenencias de bonos, pero esperamos que siga centrándose en una reducción pasiva gradual y ordenada de las reinversiones”, sostiene Konstantin Veit, gestor de carteras de Pimco.