Hace un par de jueves, tuve la grata compañía del amigo Carlos Segura Foster, una enciclopedia andante de la agropecuaria dominicana. Conversar con él deja la impresión a cualquiera de que pareciera que lo sabe todo: cada metro sembrado en el país, cada frutal, cada invernadero… y el nombre de cada vaca y toro que pastorean.

Íbamos en mi vehículo, de regreso a su casa tras participar en una actividad. De agropecuaria, hablábamos, como casi siempre. Al llegar, había un camioneta tipo band fuera de su vivienda, con hombres jóvenes montando en ella aspiradoras y demás aparatos. «Me están robando la casa», bromeó.

La verdad era que había contratado una compañía para limpiar la cisterna. Los conoce bien (a los «muchachos» de la empresa), tiene más de 20 años tratándolos y ofrece buena referencia de sus servicios. Ha aprendido bastante sobre el tema, además. Me reveló varios trucos para alargar la frecuencia en la limpieza de cisternas, como el uso de pastillas de cloro y también de vinagre, que permiten extender el tiempo entre tres y seis meses, antes de intervenir el reservorio de agua para su mantenimiento.

El agua escasea por la sequía y eso ha conllevado a racionar el líquido con rigidez, me comentó. Curioso yo, y volviendo a la limpieza de cisternas, le pregunté sobre el precio. Me dijo que los muchachos le cobran 1,600 pesos, por consideración, pero que el costo es mayor. Veinte años no es nada, dijo Gardel. Pero resultan ser muchos en una relación empresa-cliente, tantos como para hacer un merecido descuento.

Segura Foster me indicó que el servicio ha subido bastante de precio. Previo a la pandemia, el costo era 700 pesos. Es decir, ha duplicado su costo, más 200 pesos. Y eso es a él, a quien le aplican la consideración de un cliente fiel en el tiempo.

La inflación con la que carga la población se refleja en todos los aspectos. No solo en el supermercado o colmado adonde se adquieren los productos de consumo, también en los servicios que no necesariamente se requieren a diario o mensual, como el caso de la limpieza de cisternas, la jardinería o la pintura de la casa.

Hoy, el compañero paga más del doble por uno de estos servicios. Y seguirá subiendo, le cuentan los muchachos que bien limpian su cisterna.