Félix Servio Ducoudray Mansfield: Cien años después de las gaviotas

19-09-2024
Cultura e Identidad | Medioambiente
Ojalá, República Dominicana
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Cada sábado, centenares de dominicanos y dominicanas esperábamos expectantes el Suplemento Cultural del periódico El Caribe. ¿Qué nos traería Félix Servio Ducoudray? Ese sábado, lo sabíamos, en nuestras manos tendríamos un pedazo más de nuestra Patria, una nueva joya tallada en una poesía líquida que milagrosamente era, al mismo tiempo, un trozo de la mejor ciencia.

Félix Servio Ducoudray tiene un sitio distinguido en las ciencias naturales de la República Dominicana, gracias a su gran capacidad de relatar en forma simple y poética las realidades de nuestros ambientes naturales y transmitir al pueblo, en palabras diáfanas y amenas, el admirable trabajo de nuestros científicos.

Corrían los años de 1978 al 1989 y los viajes al mundo natural dominicano. Con ellos, una publicación tras otra, un derroche de ciencia y poesía tras otro fruto de un peregrinaje fecundo por todo el país acompañando al profesor Eugenio de Jesús Marcano, al padre Julio Cicero y a lo más granado de la ciencia dominicana de aquel momento.

Félix Servio Ducoudray nació el 12 de octubre de 1924 en el seno de una familia de fuertes convicciones democráticas y anti-trujillistas. En la Universidad de Santo Domingo llegó hasta el tercer año de la carrera de Derecho, pero tuvo que abandonarla.

Su decidido antitrujillismo trajo la persecución contra la familia. Su padre y sus hermanos fueron encarcelados. En 1945 la familia parte al exilio en Estados Unidos.

Regresó al país en 1946 para tratar de completar su carrera, pero no pudo hacerlo.  Nuevamente volvió al exilio en 1949. Esta vez va a Cuba y a Guatemala, donde conoce a su compañera de vida, la exiliada dominicana Carmen Julia Martínez Bonilla. En el exilio ejerció el periodismo y ya sería periodista el resto de su vida, sin olvidar nunca el compromiso político con su patria.

Decapitada la dictadura en 1961, regresa con la familia al establecerse el primer gobierno democrático en 1963. Lamentablemente, meses después de llegar, es derrocado el presidente Juan Bosch.

Félix Servio Ducoudray participó activamente en la revolución de abril de 1965 que buscaba reponer al  presidente Bosch y en la lucha armada contra la segunda intervención militar de los Estados Unidos en República Dominicana.

En 1976 publica su primer libro: Los “Gavilleros” del Este: una Epopeya Calumniada. Allí describe los atropellos de las fuerzas yanquis de ocupación en los años de 1916 a 1924 y la resistencia armada de los campesinos de la región oriental del país, llamados despectivamente “gavilleros”.

Pronto empezó a trabajar en El Caribe, pero siendo éste un periódico conservador, no se le permitía escribir de política. Fue así, ¡Oh, bendición de la vida!, que perdimos al periodista político, pero ganamos al cronista científico. Fue entonces cuando decidió explorar el problema de la destrucción de ecosistemas que había observado en la zona este del país e inició así su carrera de periodismo científico.

Su primer viaje científico ocurrió en 1978 con los biólogos Idelisa Bonnelly, Sixto Incháustegui y José Alberto Ottenwalder, y poco después consiguió acompañar al Prof. Eugenio de Jesús Marcano en sus excursiones. Su aceptación en las expediciones no fue inmediata, pues Marcano sentía desconfianza de los periodistas.

“Siempre terminan escribiendo lo que quieren”, decía. Pero no tomó mucho tiempo para que Marcano y su grupo de investigadores reconocieran la gran capacidad de Ducoudray para escribir con veracidad agradable y transparente.

Por la siguiente década, los viajes por el país y los escritos sabatinos en defensa de la naturaleza y de  nuestros recursos naturales continuaron de manera ininterrumpida. En 1980, la Academia de Ciencias le otorgó el Premio Nacional de Periodismo Científico, y el 30 de junio de 1991, la Asociación de Periodistas Profesionales le hizo un homenaje póstumo “por su contribución a la formación y la vocación social de los periodistas dominicanos”.

En 1998, sus familiares publicaron Yo, después de las gaviotas, una antología póstuma con 27 artículos seleccionados por él mismo antes de morir, de los que habían sido publicados en el suplemento sabatino de El Caribe.

En el año 2006 todos sus escritos del suplemento de El Caribe fueron compilados y publicados por el Grupo León Jimenes en una colección de seis volúmenes con el título La Naturaleza Dominicana.

Varias instituciones le han rendido homenaje póstumo reconociendo su contribución a las ciencias nacionales. La biblioteca del Museo Nacional de Historia Natural Eugenio de Jesús Marcano lleva su nombre, así como un mini-zoológico en el arboretum del Instituto Politécnico Loyola.

 “Este hombre bueno, bondadoso, fácil para la amistad, sencillo, detallista, observador, que escribía muy bien, fue el mejor cronista que pudieron encontrar nuestras excursiones de ciencia”, dijo de él el Padre Julio Cicero.

En el centenario de su nacimiento, Tele Santo Domingo, rinde homenaje a Félix Servio Ducoudray: patriota, periodista científico singular, poeta de la ciencia y de la patria, cien años después de las gaviotas.