Un nuevo gigante: Amazon compró Metro Goldwyn Mayer
James Bond, Rocky y La Pantera Rosa tienen nueva casa. Luego del anuncio oficial de la semana pasada sobre las negociones avanzadas, este miércoles se confirmó la compra del histórico Metro-Goldwyn-Mayer por parte de Amazon a cambio de 8,45 mil millones de dólares, escalando así en una relación entre ambas partes que había arrancado en diciembre, cuando MGM Holdings reveló que tenía un trato con Amazon en su búsqueda de contar con tecnología para “predecir la visualización de contenidos y las tendencias de ventas para que puedan pronosticar la demanda de su amplia biblioteca de contenido».
Una vez que las autoridades regulatorias aprueben la transacción –se espera que ocurra antes de fin de año–, la empresa de Jeff Bezos podrá inyectar a su catálogo más de cuatro mil películas y 17 mil horas de televisión realizadas durante los 96 años de historia del estudio. “El valor financiero real detrás de este acuerdo es el tesoro de propiedad intelectual que planeamos reimaginar y desarrollar junto al equipo de MGM”, dijo el vicepresidente de Amazon, Mike Hopkins, en el comunicado que acompañó la noticia.
La compra contenta a ambas partes. Amazon, que viene golpeada por el inicio de una investigación en Washington a raíz de un posible monopolio en la esfera del e-commerce, engrosará el volumen de una plataforma que cuenta con nada despreciables 175 millones de suscriptores en todo el mundo, pero ya tiene rivales de la talla de Disney+, Netflix y HBO Max, que llegará a Latinoamérica el 29 de junio, a los que se sumará la que surja de la fusión de WarnerMedia, propietaria de CNN y HBO, con el grupo Discovery. Todos saben hace rato que mientras más voluminoso sea el catálogo, mayor será el tiempo que cada usuario pase en el sitio y, por lo tanto, mayores serán las ganancias.
En ese sentido, una parte de las producciones de MGM reúne prestigio y conocimiento, dos condiciones fundamentales en estos tiempos de reinado del streaming. Un prestigio dado, en este caso, por los más de 180 Oscars y 100 Emmys en las vitrinas de la empresa del león. Basta recordar que el acuerdo incluye las series La pantera Rosa, Fargo y El cuento de la criada y películas como Rocky, Doce hombres en pugna, Legalmente rubia, Robocop, Poltergeist, Rocky y la franquicia de James Bond. Amazon ya afina el lápiz para imaginar nuevos contenidos destinados a expandir esos universos ya instalados en el inconsciente de varias generaciones.
Para el fondo Anchorage Capital, principal accionista de MGM, significa desprenderse de una empresa que viene a los tumbos desde 2004, cuando fue adquirida por Sony, TPG, Provindence Equity Partners y Comcast. Desde entonces hubo una quiebra en 2010 (levantada gracias a una financiación de 500 millones de la JP Morgan) y un pase de manos hacia los accionistas. Si bien MGM tiene en carpeta varias películas para lo que resta del año –una biopic de Aretha Franklin con Jennifer Hudson, House of Gucci, de Ridley Scott, y Soggy Bottom, de Paul Thomas Anderson, entre otras–, el 2020 terminó con una deuda de 50 millones de dólares. Esos números rojos se deben principalmente a la postergación del estreno de No Time to Die, la última aventura de Mr. Bond, que iba a llegar a las salas en abril del año pasado pero recién lo hará desde el próximo octubre.
El agente británico fue, justamente, una de las estrellas del negocio. Voceros de otras empresas interesadas en MGM dijeron al portal especializado Variety que el precio debía rondar entre los cinco y seis mil millones de dólares, incluyendo el pago de parte de la deuda, pero la suma llegó hasta los 8,45 mil millones, posiblemente porque los derechos de James Bond son compartidos con Eon Productions. La empresa comandada por Barbara Broccoli –hija de Albert, el productor original de la franquicia– y su medio hermano Michael G. Wilson ejerce un férreo control sobre todas las esferas de estas películas, desde la elección del casting hasta el marketing, y es señalada como la principal responsable de que Bond no haya tenido más desarrollo y visibilidad en la era del streaming.
¿Vendrán mil series sobre algún sobrino de 007 tomando martinis agitados, no revueltos, por todo el mundo? Es cierto que Amazon tiene una relación mucho más fluida que Netflix con las principales cadenas de cines, pero ¿qué ocurrirá con los estrenos en salas? ¿Y con aquellos títulos que actualmente están en otra plataforma? Preguntas cuyas respuestas llegarán a medida que se conozca la letra chica del contrato.