“Don’t Look Up”: Motivos para mirar
Kate Diabiaski (Jennifer Lawrence) y el Dr. Randall Mindy (Leonardo DiCaprio) descubren que un cometa gigante destruirá la tierra al impactarla dentro de poco más de seis meses.
Tras superar la sorpresa del hallazgo, deciden revelarlo a la Casa Blanca, en donde una presidenta megalomaníaca (Meryl Streep) ignorará olímpicamente la gravedad del asunto. Entonces, si a la responsable de la primera potencia no le interesa que el mundo se acabará, ¿qué otros caminos tienen un par de científicos de poco renombre para hacerse escuchar?
Así podríamos resumir la idea inicial de “No mires arriba” (”Don’t Look Up”), la apuesta con la que Netflix espera cautivar la atención de sus millones de usuarios alrededor del mundo en la última semana del año 2021. En dicho propósito no han escatimado esfuerzos.
El primero, es el millonario cásting convocado. A los tres actores ya mencionados líneas arriba, esta cinta de Adam McKay incluye, entre otros, a Cate Blanchett (como una presentadora de TV), Jonah Hill (como el hijo y asesor presidencial, Jason Orlean), Mark Rylance (como un millonario emprendedor tecnológico), Timothée Chalamet e incluso a Ariana Grande en una particular aparición musical.
Tras el portazo presidencial, la dupla conformada por Kate y Randall busca otras alternativas para alertar a la población mundial sobre su oscuro panorama. La primera y previsible opción son los medios de comunicación. Los astrónomos (ella en un look a lo ‘Chica del Dragón tatuado’ y él con una apariencia de matemático venido a menos) serán invitados a un muy sintonizado programa matutino.
A partir de aquí, las referencias a la ‘realidad’ saltan en la pantalla muy rápidamente. Para los conductores (uno interpretado por Tyler Perry y otro por la ya mencionada Blanchett) todos los invitados importan lo mismo. En ese sentido, pese a que estos ‘profetas del fin de los tiempos’ quieren imponerle seriedad a la entrevista, resultan envueltos en un diálogo de sordos. Y es Kate –por su juventud e ímpetu—quien rápidamente pierde los papeles en TV.
Hay un detalle que recorre toda la cinta: su actualidad. Conforme Kate pierde los papeles al ver que a nadie le importa el ‘fin de todo’, las redes sociales hacen su aparición para convertirla velozmente en tendencia. Así pues, ni siquiera el hecho de estar a punto de convertirse en doctora la libra de ser solo “la mujer que dice que todos vamos a morir”.
Algo casi parecido ocurre con Randall, un matemático que toma seis pastillas al día para controlar desde su hipertensión hasta su peso, pasando por una ‘ayudita’ sexual cuando esta es necesaria. Pues él termina siendo ‘el astrónomo más sexy del mundo’.
Todo esto resulta campo fértil para el surgimiento de hashtags e irreverentes memes. Otra derrota para la seriedad del asunto en ciernes.
El plano político tampoco puede soslayarse al ver “No mires arriba”. Meryl Streep se muestra soberbia al encarnar a lo que muchos podrían considerar un Donald Trump femenino. Si primero lució totalmente desinteresada por la alerta de ‘fin del mundo’, su personaje rápidamente se transforma cuando la opinión pública empieza a preocuparse por el inminente impacto del cometa.
Pero volviendo a su rol, Streep confirma (como si eso fuera necesario) su talento al mostrarnos a un político bueno para meter la pata y malo para tomar decisiones estratégicas. Aunque muchas de las decisiones de su personaje, vale decir, quedan en manos de su hijo y asesor Jason Orlean. Aquí vale decir que el papel de Jonah Hill – un joven estratega político que presume de su dinero y poder para menospreciar incluso a los más brillantes científicos—empieza bien, pero poco a poco termina reduciéndose a un elemento más en una familia presidencial fuera de sí.
En una sociedad capitalista como la actual, tanto o más importante que los bancos y las mineras son las empresas tecnológicas. Así pues, a “No mires arriba” no le podía faltar el clásico emprendedor tech. Aquí entra a tallar el papel del ganador del Oscar Mark Rylance, interpretando a Peter Isherwell, fundador y CEO de la compañía Bash. Detrás suyo usted es libre de imaginar a Tim Cook, Jeff Bezos, Elon Musk o inclusive al fallecido Steve Jobs.
Lo importante será siempre que nuestro personaje tenga un pie en la conferencia donde anuncia su nuevo e innovador gadget y otro en la oficina de la presidenta de los Estados Unidos. Y es particularmente en este último lugar donde este influirá en decisiones claves no solo para su país sino para el mundo.
Volviendo a la trama, mientras Kate y Randall van tomando caminos ligeramente distintos en su afán por salvarnos de un cometa ‘mata planetas’, “No mires arriba” también nos mostrará desmoronamientos personales. A ella la deja el novio, y él sucumbe ante una exuberante presentadora de televisión que tiene una vida llena de lujos, pero vacía.
Por detalles como esos, esta cinta no es solo una comedia tecnológica y/o de ciencia ficción, sino también un crudo recuento de la vida misma: decepciones, engaños y amores que terminan.
Adam McKay ha construido una película que cumple su propósito. Su versión del fin del mundo no es solo ‘científica’ (hay cálculos, telescopios y cohetes), sino también moral (políticos que engañan y gente dispuesta a morir por esas mentiras). Estamos entonces frente a una notable sátira de una sociedad híper-conectada, pero a la vez vacía. Una fantástica oportunidad para — entre hashtags, memes y absurdos challenges – vernos reflejados sin tener la presión extra de saber el tiempo exacto en el que realmente vendrá ‘un cometa’ y acabará con todo esto.