A todas las madres del cine
No sorprendió ni Brendan Fraser, una vez más emocionado y emocionando al recoger el Oscar en este regreso a Hollywood. La noche de los Oscar fue tal y como se esperaba, con paseo triunfal para los Daniels, ganadores nada menos que de siete de las once estatuillas a las que aspiraban. «Esto es una locura».
La locura de reconocer una película que no era la mejor, pero que a la mayoría caía bastante bien y que responde a un sistema de eliminación. Y las grandes eliminadas fueron Almas en pena de Inisherin, Tar y Los Fabelman.
Lo de la locura por cierto iba dirigido al bebé de Daniel Kwan, a quien su padre dedicó esas palabras –»Si algún día ves esto, quiero que sepas que esto no es normal, esto es una locura, no tienes que conseguir nada así. Yo te voy a amar, no importa lo que suceda».
Su compañero, Daniel Scheinert, lanzó su agradecimiento a sus padres –»Gracias por el apoyo, siempre me dejaron ser quien soy, incluso cuando me vestía de drag de niño, lo que no le hace daño a nadie»- y, finalmente, los dos brindaron el Oscar «a todas las madres». Al fin y al cabo, su película es un canto a la empatía femenina en el mundo.
Mujeres
Mujeres celebradas y celebrando. Jamie Lee Curtis, ganadora del Oscar a la mejor actriz de reparto, tras recoger el premio y en el encuentro con los periodistas en el backstage elogió el trabajo de las mujeres, reiteró la fortaleza de su hija trans y reclamó más políticas inclusivas. Antes había dedicado la estatuilla a sus padres –»Papá, mamá, acabo de ganar un Oscar»-. Su compañera, Michelle Yeoh, se rindió también ante «todas las madres del mundo porque son superheroínas».
Y Sarah Polley, mejor guion adaptado por Ellas hablan, lanzó un dardo a Hollywood y aplaudió con mucha ironía por permitir una película que tiene las palabras «ellas» y «hablan» tan juntas. Y sentenció: «Las cosas para las mujeres van a cambiar».
La guerra
Otra mujer subió anoche al escenario del Dolby Theatre, fue Yulia Navalnaya, esposa de Alexei Navalny. Después de las palabras de Daniel Roher al recoger el Oscar a mejor película documental, Navalny, Navalnaya extendió el premio a todos los presos políticos del mundo, entre ellos a su marido, encarcelado en Rusia y enfrentado a una pena de nueve años. Rusia, las dictaduras y tiranías o Putin protagonizaron uno de los momentos más serios y políticos de la noche.
El otro fue el testimonio antibelicista de los académicos al conceder el Oscar a la mejor película extranjera a Sin novedad en el frente, una adaptación de la novela de Erich Maria Remarque que muestra las experiencias y la profunda angustia de un soldado alemán en el frente occidental durante la Primera Guerra Mundial. El filme se alzó, además, con los galardones a mejor fotografía, diseño de producción y banda sonora.
También se puso serio, pero para hablar de cine, Guillermo del Toro reivindicando la animación cuando recogió el Oscar por Pinocho. «La animación es cine… Ayúdennos a mantener la animación en la conversación», pidió el cineasta mexicano, que ha dedicado 15 años a esta producción, una de las más personales de su carrera.