Un pequeño crustáceo marino ‘poliniza’ las algas

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¿Existió la polinización antes que las plantas?”, con esta cuestión arranca una investigación publicada en la revista Science, que muestra la primera evidencia de ‘polinización’ fuera del ámbito terrestre.

Según sus autores, un pequeño isópodo marino (Idotea balthica) desempeña un papel en la fertilización de las algas rojas. Han desarrollado observaciones y un experimento que presenta evidencias de fertilización de algas mediada por estos animales en el medio marino, una estrategia que hasta hace poco se consideraba exclusiva de las plantas terrestres.

“Este descubrimiento sugiere que la fecundación mediada por animales podría haber evolucionado de forma independiente en entornos terrestres y marinos, y plantea la posibilidad de su aparición en el mar antes de que las plantas se desplazaran a la costa”, aseguran los autores del Laboratorio Internacional de Investigación Franco-Chileno ‘Evolutionary Biology and Ecology of Algae’, que congrega a investigadores del Centro Nacional para la Investigación Científica  (CNRS) francés, la Universidad Sorbona, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad Austral de Chile.

Esta alga marina, dada su condición de alga, tiene una relación muy distante con lo que se considera verdaderas plantas, por lo que se amplía el alcance de las especies que recurren a animales como polinizadores.

Polinización submarina

La polinización mediante insectos es la forma más común de fertilización en plantas con flores terrestres. Sin embargo, pruebas recientes demostraban que los invertebrados marinos forrajeros pueden transportar y dispersar granos de polen de plantas marinas macho a hembra.

Estos hallazgos provocaron la búsqueda de otros ejemplos de polinización submarina. Hasta ahora se consideraba que estas algas se reproducían pasivamente a través de los flujos de agua.

“El transporte de los gametos de las algas por parte de los isópodos podría ser un mecanismo importante para la reproducción, ya que los espermatozoides dependen de las corrientes de agua para transportarlos”, explican los autores.

A través de una serie de experimentos, los científicos descubrieron que la presencia del isópodo Idotea balhica, una criatura que habitualmente se encuentra viviendo entre las algas rojas Gracilaria gracilis, aumenta drásticamente el éxito de fertilización de la planta. Los autores encontraron que, mientras los isópodos se alimentan a lo largo de las hebras de G. gracilis macho, recogen y transportan los espermacios de las algas marinas en sus cuerpos y los entregan a las plantas femeninas.

«Realizar estos experimentos resultó ser una tarea titánica», asegura Emma Lavaut, estudiante de doctorado en la Universidad Sorbona.

Lavaut Emma, Station Biologique de Roscoff. Foto: ResearchGate

¿Una estrategia que surgió en el mar o en tierra?

El equipo de científicos también sugiere que las estrategias de fertilización mediada por animales pueden haber evolucionado muchos millones de años antes de lo que se pensaba, tal vez incluso antes que las propias plantas terrestres, o que las estrategias de fertilización mediada por animales evolucionaron de forma independiente y se repitieron en entornos terrestres y marinos.

«Esta es la primera vez que este tipo de interacción entre animales y algas es descrito, lo que abre muchas preguntas sobre su ecología y evolución. Por ejemplo, este descubrimiento sugiere un origen más antiguo de la polinización animal, que podría haber evolucionado antes de que las plantas llegaran a tierra», enfatiza Marie-Laure Guillemin, profesora de la Universidad Austral de Chile y coautora del estudio.

«Este estudio ha ampliado tanto la variedad como la historia de la transferencia de gametos masculinos mediada por animales, llevando el concepto de polinización en plantas al caso de las algas y potencialmente haciéndolo retroceder a una evolución más temprana de los invertebrados marinos», escriben Jeff Ollerton y Zong-Xin Ren en un artículo de perspectiva relacionado.

Además, los autores proporcionan evidencia que sugiere que la relación entre G. gracilis e I. balhica podría ser mutualista. Para los isópodos, las algas proporcionan refugio y alimento en forma de diatomeas que se adhieren a su superficie y a cambio las algas obtienen mayores tasas de crecimiento y mejoran su éxito reproductivo.

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