Tras las huellas celtas en Suiza
El pasado romano de Avenches, en el cantón de Vaud, antigua capital de la Helvecia romana, ya era conocido. Sin embargo, desde 2014, tras el inicio de las obras de ampliación de un barrio, los arqueólogos descubrieron numerosos restos de los siglos I y II a.C., es decir, anteriores a la colonización romana de la región.
Desde finales de septiembre, una exposición temporal en el Museo Romano de Avenches recoge estos hallazgos. Titulada ‘Avenches la Gauloise’, la muestra permanecerá abierta hasta el 1 de octubre de 2023.
¿Celtas, galos, helvecios?
Los celtas son antiguos pueblos indoeuropeos originarios de Europa central. A través de las migraciones, ocuparon gran parte de Europa central y occidental e incluso llegaron a Asia Menor (los gálatas).
Los galos son los pueblos celtas que se asentaron en las regiones que hoy corresponden a Francia, Bélgica, Suiza y el norte de Italia (Galia Cisalpina). Los galos, a su vez, se dividen en varios pueblos distintos: belgas, eduos, averos, parisinos, etc.
Los helvecios son el principal pueblo galo de la actual Suiza. Su territorio se extendía desde Nyon hasta las orillas del lago de Constanza. Sin embargo, en Suiza también había otras poblaciones galas, como los raurarici (Basilea y Jura), los seduni (Valais central), los allobroges (Ginebra) y los sequani (Neuchâtel y Jura).
Objetos de uso cotidiano
La antigua civilización celta ha dejado pocas huellas. Talentosos carpinteros, los celtas construían edificios de madera, pero han desaparecido con el paso del tiempo. Tampoco hay muchos artefactos escritos: su civilización se comunicaba esencialmente de forma oral y la escritura solo comenzó a utilizarse en una etapa posterior y principalmente para asuntos administrativos.
«Los celtas son los primos pobres de la historia suiza», afirma Denis Genequand, director del yacimiento y museo romano de Avenches. Históricamente, sabemos muy poco sobre ellos. Nos basamos principalmente en datos arqueológicos, muchos de los cuales son relativamente recientes. Durante mucho tiempo, nos hemos apoyado en las fuentes griegas o romanas para este periodo celta, lo que nos dio una visión bastante parcial y distorsionada de la realidad».
En ese contexto, los descubrimientos arqueológicos realizados en Avenches son realmente importantes para ayudarnos a comprender mejor ese periodo. Pero no hay que esperar objetos espectaculares. «Hemos excavado una parte habitada de la ciudad, no un lugar de culto o una tumba, explica el arqueólogo Hugo Amoroso. En consecuencia, no encontramos objetos de prestigio, sino objetos cotidianos, restos, basura. No obstante, nos muestra cómo era el estilo de vida de la época».
Estos hallazgos confirman, en primer lugar, que Avenches, la antigua capital romana, existía antes de la civilización romana. «Las grandes excavaciones realizadas desde 2014 han permitido descubrir estructuras y objetos que indican la existencia de una verdadera aglomeración con un papel político y económico preciso. Se trata de un cambio de paradigma total, ya que se pensaba que Avenches era una creación romana exnihilo que se remontaba al año 15 a.C.», afirma con entusiasmo Denis Genequand.
Lejos de la imagen de Astérix y Obélix
Las narrativas nacionales del siglo XIX hicieron de los galos y los helvecios los respectivos ancestros de Francia y Suiza, aunque estos países se construyeron esencialmente sobre la herencia romana y luego germánica. Poco queda de la herencia celta: unas 150 palabras francesas, a menudo relacionadas con la agricultura y la artesanía (chêne – roble, cheval – caballo, alouette – alondra, javelot – jabalina, ruche – colmena, caillou – piedra, boue – barro…), topónimos (Yverdon, Moudon, Chandon) y algunos inventos (cervogia, antecesor de la cerveza, el barril, la guadaña…).
Durante mucho tiempo, la imagen que se transmitía de los galos era la de guerreros hirsutos que vivían en cabañas en el bosque y pasaban el tiempo luchando y cazando jabalíes para alimentarse. Esa imagen se difundió ampliamente entre el público en general a través de los cómics, como Astérix y Obélix, y luego a través de las películas de las aventuras de Astérix el Galo.
Los descubrimientos realizados en Avenches no se corresponden en absoluto con esa imagen. «Las excavaciones atestiguan una artesanía avanzada y una agricultura muy eficiente, explica Hugo Amoroso. Podemos ver que la mayor parte de la carne consumida procedía de la cría y no de la caza. Los objetos encontrados demuestran también la existencia de un comercio internacional con la importación de materias primas para la artesanía local, por ejemplo, el vidrio procedente de Oriente Próximo para la producción de joyas, y productos alimenticios como el vino y los dátiles para el consumo de una élite local».
Entre los huesos encontrados, ¡ninguno era de jabalí! Hasta aquí llegó Obélix. En cambio, otros restos de animales muestran que los helvecios comían caballos y perros, prácticas odiadas por los romanos.
Sin embargo, los restos arqueológicos no arrojan mucha luz sobre las prácticas funerarias y de culto de la época. Se han encontrado urnas funerarias y el esqueleto de un perro en posición de sacrificio, pero no está claro cómo imaginaban el más allá los habitantes celtas de Avenches.
Ciudades en la llanura
La arqueología también pone en tela de juicio la opinión que hasta ahora se tenía de los asentamientos celtas en la meseta suiza. «Estamos en medio de un cambio de paradigma progresivo», señala Denis Genequand. El modelo establecido en la década de 1970 fue el de un asentamiento en pequeñas aglomeraciones fortificadas en terrenos elevados (oppida). Pero el caso de Avenches y otras excavaciones en Vufflens-la-Ville, también en el cantón de Vaud, demuestran que había grandes aglomeraciones en las llanuras que podrían considerarse ciudades».
En su ‘De bello Gallico’, Julio César relata que los helvecios quemaron su oppida y sus aldeas antes de emigrar a la Galia, donde fueron derrotados por el ejército romano en Bibracte y luego se vieron obligados a volver a casa. «Pero no hay pruebas suficientes que confirmen esa historia, dice Hugo Amoroso. No hemos encontrado ningún rastro de grandes incendios en esa época. Es más probable que solo una parte de la población se exiliara, pero que el resto permaneciera en el lugar».
Las nuevas excavaciones en Avenches mejorarán sin duda nuestro conocimiento de los helvecios. Pero, ¿cuál es el hallazgo soñado por los arqueólogos? “Un carnyx [instrumento musical galo] completo», responde Hugo Amoroso, riendo. “Solo es una broma entre arqueólogos. Hablando en serio, sería realmente interesante descubrir los restos de una muralla en la llanura. Eso nos permitiría desmontar un poco más las teorías sobre los asentamientos fortificados en terrenos elevados».
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