Desde febrero pasado, hay una red social que está dando mucho de qué hablar. Se trata de Clubhouse, y su principal atractivo es que se trata de una plataforma únicamente basada en audio, donde no hay cabida para fotos, videos o -muy importante- poses estudiadas.

La simplicidad de uso que viene por diseño, conjuntamente conla oportunidad de hacer networking real y entablar nuevas relaciones valiosas, han hecho de Clubhouse un fenómeno que posiblemente ni sus fundadores -Rohan Seth y Paul Davison- se esperaban. 

Hoy en día, se estima que las descargas de Clubhouse van por los 13 millones, y, dada su popularidad, hay todo un ejército de clones que viene en camino, pues ahora resulta que el audio es la nueva estrella de las redes sociales.

Siendo el caso que todo es cíclico y que las redes van en constante evolución, no resulta nada sorprendente que hayamos pasado de un enfoque visual que ponía demasiado peso en la imagen a uno donde se da peso a la voz y a las ideas que comparten las personas, sin importar que sean o no influencers, aunque estos, por supuestos, no faltan en el ambiente Clubhouse. 

De Clubhouse de habla hasta la saciedad, pero, ¿qué exactamente hace a esta nueva red tan especial? De entrada, es importante aclarar que esta plataforma no salió espontáneamente en febrero de este año, sino que lleva casi un año de existencia, cumpliéndose este aniversario en mayo próximo. 

Desde antes de Clubhouse destacar en el ámbito de redes sociales se viene observando una tendencia hacia audio. A mediados de 2020, por ejemplo, salieron los tuits de voz en Twitter, y aún si esto no tuvo el gran éxito, hay gente que le encuentra un valor a esta funcionalidad. Hay igualmente una nueva modalidad en blogs y periódicos de poner a disposición de los lectores una versión narrada de los artículos. Por último, los podcasts, una vez más, se han revalorizado en los últimos meses. 

El audio tiene la ventaja de que no hay que estar muy arreglado para participar en la conversación ni hay que dejar la vista fija para enterarse de lo que se habla, lo que hace de estas opciones algo ideal para quienes están manejando u ocupados en otras tareas. 

Todo esto es muy interesante, y, si se analiza bien, hace bastante lógica. Sin embargo, estos elementos no explican por qué Clubhouse llama tanto la atención y por qué todos quisieran entrar a esta nueva red social. 

Entra aquí un tema de psicología. Para empezar, Clubhouse solo está disponible para iOS. Más interesante aún, solo funciona por invitación. Hay reglas en la plataforma que indican que quien invita es responsable del comportamiento del invitado, de manera tal que ambos pueden ser expulsados de la plataforma en caso de una falta grave. 

Clubhouse se ve como algo exclusivo, y eso tan solo aumenta el nivel de curiosidad en torno a esta plataforma. Pese a que sus ejecutivos aseguran que se está trabajando en la versión para Android, todo indica que su materialización va para largo, y ello ha dado pie a que algunos vivos traten de sacar provecho a la situación.

El viernes pasado, por ejemplo, la compañía eslovaca de seguridad ESET advirtió de un falso website que se hace pasar por Clubhouse y que invita a descargar la aplicación para Android desde Google Play. Esta página termina en .mobi en vez del tradicional .com, y nunca lleva a la tienda de aplicaciones, sino que desde que se pulsa el botón descarga un paquete de aplicación Android (APK) que en realidad desata un troyano llamado BlackRock que roba credenciales de sitios como Facebook, WhatsApp y Amazon. 

Aunque esto no es culpa directa de Clubhouse, hay que agregar que este incidente con el troyano se combina con otras denuncias que ponen en entredicho la seguridad y privacidad de quienes usan esta plataforma. Este tipo de situaciones es típica de servicios que registran un crecimiento repentino que pone a prueba sus recursos y capacidad de respuesta.