Los jóvenes investigadores del CSIC se movilizan: «Están acabando con la cantera de científicos de España»
Son cerca de 1.500 jóvenes investigadores, y aunque todavía no han presentado sus tesis, defienden ser la columna vertebral del CSIC, la institución científica estatal más prestigiosa en España. Sin embargo, denuncian que este organismo les debe más de 300.000 euros al no haber actualizado sus sueldos y les niega derechos laborales de los que gozan otro tipo de trabajadores.
Por ello, científicos de distintos centros del organismo preparan varias demandas agrupadas contra el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. La investigación española «está sostenida por la fuerza de trabajo del personal temporal y precario», al que «se le niega la retribución de ese esfuerzo, a pesar de que sin ellos se vería directamente abocada al colapso», señala a RTVE.es Alejandro Sánchez, investigador predoctoral del Instituto de Filosofía y uno de los impulsores de la movilización.
En muchos centros del CSIC, el personal predoctoral (aquel que está en proceso de escribir la tesis) contribuye a buena parte del rendimiento académico, pese a ser solo un porcentaje menor de toda la plantilla. «Y nunca jamás hemos recibido retribución alguna por ello», denuncia, a pesar de que otros trabajadores sí que perciben un complemento por productividad. Se debe, aclara, a que estos investigadores temporales están excluidos del convenio general de la Administración General del Estado y por ello no pueden percibir complementos como este y otros como el de antigüedad.
Sánchez denuncia la situación «paradójica» del CSIC, ya que al mismo tiempo que ha crecido su reconocimiento tras la pandemia, «invisibiliza e ignora» a los jóvenes investigadores, que «sostienen la ciencia en España», asegura. Pero el problema no se limita a esta institución, señalan. «Tanto en centros de investigación como en universidades somos los últimos monos. Aunque somos uno de los grupos que más producimos, se nos trata como a investigadores de segunda», asegura Olaya Dorado, geóloga en Geosciences Barcelona-CSIC y también parte de la movilización.
«El CSIC está pagando menos del mínimo de lo que nos corresponde»
La larga lucha de los investigadores predoctorales por gozar de derechos similares al del resto de trabajadores vivió una importante victoria en 2019, con la aprobación del Estatuto del Personal Investigador Predoctoral en Formación (EPIPF). Este obligaba al CSIC a actualizar los salarios que cobran -entre un 56 % y un 75 % del del personal laboral de la Administración del Estado- en base al último convenio.
«Y sin embargo, desde entonces el CSIC nunca lo aplicó y estaba ilegalmente pagando menos del mínimo de lo que nos correspondía», señala Sánchez. Las deudas van desde los 50 a los 820 euros. En su caso, son más de 600. Los investigadores recuerdan que sus sueldos apenas superan los mil euros mensuales en los tres primeros años de contrato, por lo que podría parecer una pequeña cantidad, para ellos supone un importante porcentaje de sus sueldos.
Dorado lo tacha de «indignante». «No estamos cobrando el mínimo marcado por ley, pero es que ese mínimo si vives en ciudades como Barcelona ni siquiera te da para vivir holgadamente. Yo llego con muchos problemas a fin de mes», afirma.
Tras el inicio de la movilización y la reunión de la primera asamblea, hace apenas dos semanas, el CSIC se comprometió a actualizar los salarios respecto al convenio y a pagar los atrasos «en una fase posterior», según un correo interno al que ha tenido acceso RTVE.es. «Yo estaba esperando esa subida salarial, pero veo la nómina y me han bajado los ingresos netos. Parece que te estén gastando una broma», relata Álvaro de la Gándara, del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas-CSIC. A él le deben más de 500 euros.
CSIC: «Los nuevos contratos predoctorales estarán dentro del convenio»
Desde la institución responden a RTVE.es que, amparándose en la nueva ley de ciencia, los nuevos contratos predoctorales estarán incluidos dentro del convenio, pero no se modificará la situación de los investigadores con contratos en vigor actualmente. Sobre los salarios, señalan que «a la mayor brevedad y dentro de las posibilidades de gestión» se ingresarán los atrasos provocados por no haber actualizado el sueldo al convenio actual. En otro correo interno, reconocen que no saben «cuándo ni cómo se abonarán».
Para los investigadores, el hecho de que se incluya a los nuevos contratados pero no a ellos en el convenio supone un «agravio comparativo», por lo que seguirán con las querellas. Están trabajando en varias demandas agrupadas a las instancias provinciales donde se encuentren los centros en los que trabajen las personas afectadas, y su intención es presentarlas antes del verano.
Abocados a irse al extranjero o a la empresa privada
Todos los científicos entrevistados coinciden en valorar los avances de los últimos años. Hasta 2011, sus contratos se consideraban becas y no tenían derecho a cotizar, y no ha sido hasta hace apenas dos meses cuando se aprobó la indemnización por fin de contrato a los predoctorales, otra de sus reivindicaciones históricas. «Era una cosa superbásica a la que tenías ya derecho en cualquier otro trabajo. Vamos poquito a poco, pero obviamente falta mucho por hacer», dice Samara Martín, del Centro de Biología Molecular-CSIC.
El problema, asegura, es que «parece ser que porque hayamos elegido una carrera vocacional no podamos tener derechos de ningún tipo». La precariedad empuja a muchos jóvenes como Martín al extranjero. «Me da pena porque mucha gente me pregunta si voy a intentar quedarme aquí y directamente la respuesta es no. Aquí hay gente buena que curra muchísimo, pero no hay dinero para hacer buenos proyectos de investigación», lamenta.
En una situación similar está Dorado, que terminará aquí la tesis, pero se plantea emigrar después por las «condiciones de precariedad y de inestabilidad brutales» en las que vive. Un drama, asegura Da la Gándara, ya que estos investigadores son «la cantera» de la investigación española. «Somos gente con una vocación tremenda, que hemos elegido esta carrera por delante de otras mucho más rentables económicamente, pero al final por ahorrarse dos duros nos están convirtiendo en gente asqueada y que está deseando irse a una farmacéutica o a otro país. Están acabando con la cantera de científicos de España», sentencia.
Ante este panorama, en los últimos años algo ha empezado a moverse en la ciencia española. En 2020 se creó el colectivo FPU Investiga, que agrupa a los investigadores que han recibido este prestigioso contrato -Formación de Profesorado Universitario- y que ha luchado contra retrasos en las ayudas o en la resolución de los contratos y por la extensión de las prórrogas por la pandemia.
Ahora, la reciente movilización en el CSIC ha unido a muchos investigadores de centros y ciudades diferentes que antes no se habían organizado entre ellos. Agrupados en la Red de Doctorandos, ya han conseguido algunas victorias, como el compromiso de la actualización de los salarios, aunque quieren más. «Si se llega a presentar la demanda será una cosa bastante colectiva, porque esto nos afecta a absolutamente todos», remata Martín.
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