Los chimpancés ‘reconocen’ los cráneos de sus muertos
Al igual que los humanos, algunos animales también experimentan conductas similares al duelo por la pérdida de compañeros o familiares. Los elefantes, por ejemplo, permanecen junto al cuerpo inerte del miembro fallecido y a veces lo mueven con sumo cuidado, como si lo estuvieran velando. También se han documentado comportamientos similares en grandes simios como los chimpancés que vuelven al lugar donde depositaron el cadáver.
Pero ¿podrían reconocer los esqueletos de sus coespecíficos, es decir de ejemplares de su propia especie? Hasta ahora, la comunidad científica ha prestado poca atención a esta cuestión, que trata más en profundidad la tanatología comparada, la ciencia que estudia cómo los animales se comportan ante la muerte. Una posible razón es que se haya dado por hecho que los chimpancés, en este caso, no tienen conocimientos de su anatomía.
Ahora, un equipo de la Universidad de Kioto en Japón, dirigido por el investigador André Gonçalves, ha comprobado la atención visual de los chimpancés a una serie de imágenes de cráneos específicos y no específicos.
Según los investigadores, los cráneos de los chimpancés poseen características y rasgos similares a los de las propias caras de los ejemplares vivos. Así, por ejemplo, los contornos generales y la disposición general de los ojos, la nariz y los dientes permiten probablemente activar una red de regiones cerebrales originalmente evolucionadas para detectar y procesar la fisonomía del rostro.
¿Es un cráneo de chimpancé o no?
Para poner a prueba sus hipótesis sobre la atención visual de los chimpancés, Gonçalves y su equipo realizaron una serie de tres experimentos utilizando un rastreador ocular para determinar exactamente dónde miraban los chimpancés y durante cuánto tiempo.
Los resultados, publicados en el Royal Society Open Science, demuestran que los chimpancés no solo muestran la mayor preferencia por los rostros de los otros chimpancés, sino que también exhiben un sesgo similar hacia los cráneos de estos. De hecho, lo que más les llama la atención y lo que observan durante más tiempo son los dientes.
El estudio revela que los chimpancés parecen saber cuándo un cráneo se parece al de otro chimpancé. Y posiblemente esto se deba a la pareidolia, un fenómeno psicológico vinculado con la capacidad del cerebro para detectar caras en objetos o imágenes.
“Esto explica por qué vemos caras ilusorias en cosas como las nubes y las rocas. En este caso, los cráneos de los primates son tan parecidos a las caras como cualquier otra cosa en la naturaleza”, subraya Gonçalves.
Aunque el equipo de investigación no determina de forma concluyente si los chimpancés salvajes “saben” que tienen los huesos de otro entre sus manos, sí estarán más atentos a ellos, si se los encuentran en la naturaleza, que a cualquier otro objeto inanimado de su entorno. Y todo porque “se parece a uno de los suyos”, apunta el científico.
Resultados similares en elefantes
Estos hallazgos coinciden con experimentos de campo anteriores realizados con elefantes africanos. En 2006, Karen McComb y su equipo de la Universidad de Sussex en Reino Unido descubrieron que estos paquidermos mostraban más interés por los cráneos y colmillos que por cualquier otro estímulo.
Pero los mecanismos podrían no ser los mismos. Según Gonçalves, los elefantes salvajes probablemente interactuaban con estos cráneos basándose en experiencias pasadas.
Lo cierto es que, al morir y descomponerse la materia orgánica, los cráneos de estos grandes mamíferos pierden muchos rasgos faciales importantes, como las orejas y la trompa, que son importantes para su comunicación.
“En cambio, los cráneos de los chimpancés conservan la disposición general de la cara”, concluye Gonçalves.
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