LGTBIQ+: “En el mundo animal existe mucha más diversidad de la que hay entre humanos”

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Recorrer la diversidad sexual del mundo animal. Eso es lo que se propone, a través de 12 paneles explicativos, ‘Una Mirada LGTBI+ a Planeta Vida’, una exhibición incluida en la exposición permanente del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona y realizada en colaboración con PRISMA −la Asociación para la Diversidad Afectivo-Sexual y de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación−.

La muestra se engloba en un proyecto más grande, cuyo objetivo es aplicar una perspectiva LGTBIQ+ a la cultura y el conocimiento en general, y ha sido comisionada por Simón Perera del Rosario, profesor asociado de Antropología Biológica en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y doctorando en el Instituto de Biología Evolutiva de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), y Joan Martí i Ventura, asistente de dirección en la galería de arte Fousion Gallery y guía turístico en el Recinto Modernista de Sant Pau, ambos en la ciudad condal.

“Las personas LGTBIQ+ tenemos derecho a que nuestra realidad sea conocida y respetada. Pero existen muchos otros grupos sociales minorizados”, explica Martí i Ventura. Las instituciones −como museos o universidades− son lugares de referencia para la sociedad. Por lo tanto, según Perera del Rosario, tienen la responsabilidad de acercarse a las realidades que históricamente han estado marginadas y de difundir culturas diferentes. “Porque el conocimiento, y así debe ser siempre, es variado y diverso”, apunta.

En el mundo animal existe mucha más diversidad de la que hay entre humanos. Foto de Nick Karvounis en Unsplash

¿Qué es el proyecto ‘Una mirada LGTBI+ a Planeta Vida’?

Joan Martí (JM): Dentro de los sectores que generan y divulgan el conocimiento de forma oficial −como son los museos− había una ausencia bastante importante de perspectivas alternativas a la que es la visión predominante en la sociedad. Por ello, buscamos aplicar esta diversidad en los ámbitos museísticos.

Empezamos en 2018 en el Museo Europeo de Arte Moderno, luego trabajamos con el Planetario de Pamplona y ahora estamos colaborando con el Museo de Ciencias. También acabamos de estrenar una actividad en el Museo de Arqueología de Cataluña. 

La exhibición aborda, entre otros, el tema de la homosexualidad en el mundo animal…

Simón Pereira (SP): Esto es algo que se sabe, pero no se explica. Durante el siglo XX, los científicos miraban a los animales con una visión sesgada. Cuando observaban interacciones sexuales entre individuos del mismo sexo lo atribuían a que no eran capaces de distinguir los machos de las hembras, a que tenían un impulso sexual muy fuerte o a la falta de animales del otro sexo.

Es a partir de 1975 cuando empiezan a hacerse observaciones más objetivas. Aun así, la homosexualidad en animales sigue siendo un tema bastante tabú. Por otro lado, aún se oye muchísimo el argumento de que la homosexualidad es contranatural. Por eso, nuestro objetivo es llevar el conocimiento que ya existe en libros y en artículos científicos a lugares mayoritarios como los museos, para que llegue a todo el mundo. Hasta que este conocimiento no sea mainstream tenemos trabajo por hacer.

¿La diversidad sexual es la misma en el mundo humano y el animal?

SP: En el mundo animal existe mucha más pluralidad de la que hay entre humanos. Hay animales que son hermafroditas, por ejemplo; es decir, que pueden producir dos tipos de células sexuales: óvulos y espermatozoides.

La exposición puede servir como ejercicio de humildad. Hemos creído que somos seres muy especiales y los únicos que podíamos tener lenguaje o cultura, que éramos capaces de disfrutar del sexo o tener interacciones íntimas con individuos de nuestro mismo sexo. Ya es hora de desmontar esta visión.

La variedad afectiva, sexual y de género que tiene el ser humano es debida, simplemente, a que somos mamíferos, primates. Somos animales y nuestra pluralidad es un subconjunto de la enorme diversidad que existe en la naturaleza.

Panel de ‘Una Mirada LGTBI+ a Planeta Vida’ sobre la familia en el mundo animal, en el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona (MCNB). Créditos: Cristina Serradell/MCNB

¿Hay separación entre sexo y género en el mundo animal?

SP: Mientras que la definición de ‘sexo’ es muy clara, en el concepto de género suele haber confusión. Realmente el término es antiquísimo y simplemente quiere decir grupo. Pero a finales del siglo pasado nace una nueva conceptualización, cuando la filósofa Judith Butler afirma que es el comportamiento lo que crea y determina el género. A partir de ahí, diferentes autores han aplicado este concepto al mundo animal.

¿Y cómo se aplica?

SP: Existen comportamientos que los animales aprenden por el contexto social, es decir, a partir del grupo en el que viven, y que por lo tanto no son innatos, o no del todo.

Un ejemplo es el león americano (Puma concolor); los dos sexos suelen vivir separados, pero hay algún macho que vive con las hembras. A veces hay individuos que anatómicamente son machos, pero se comportan como hembras. Es decir, al vivir con ellas, adquieren comportamientos que son propios de ellas.

Se piensa que la finalidad de las relaciones sexuales para los animales es únicamente la reproducción. ¿Es así?

SP: No, por muchos motivos. Primero, los animales se masturban. Esto se da en muchas especies, como delfines y ciervos. Además, a veces existen relaciones de masturbación mutua, que claramente no tienen nada que ver con la reproducción. Se ha visto en delfines hembra, elefantes hembra y otros.

Luego, los animales tienen multitud de relaciones heterosexuales fuera de lo que sería la edad reproductiva, ya sea porque están fuera del celo o porque están en un periodo vital que no es reproductivo −a veces porque son juveniles y no son sexualmente maduros, otras veces porque son viejos−. También hay sexo con hembras que están embarazadas. Además, hay muchas relaciones sexuales entre animales del mismo sexo, que obviamente no tienen un fin reproductivo.

Es más, en los animales el sexo puede tener multíplices funciones. Para los chimpancés bonobos, por ejemplo, que tienen jerarquías femeninas, el sexo forma parte de la socialización. Tienen sexo por muchos motivos: para negociar, compartir comida, resolver desencuentros, etcétera. Asimismo, en la actualidad sabemos que en diferentes especies el sexo tiene una función placentera.

Panel de ‘Una Mirada LGTBI+ a Planeta Vida’ sobre las parejas en el mundo animal, en el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona (MCNB). Créditos: Cristina Serradell/MCNB

¿Se forman parejas o familias con miembros del mismo sexo en el mundo animal?

SP: Los animales tienen estructuras familiares y de pareja mucho más diversas que las nuestras. Hay especies que forman uniones del mismo sexo. Son famosos los pingüinos, pero ocurre en numerosas especies, tanto de aves como de mamíferos. En algunos casos las crías pueden ser adoptadas, a veces son incluso robadas. Es famoso un caso que ocurrió en un parque zoológico en los Países Bajos, donde una pareja de dos pingüinos macho le robó los huevos a una de hembras.

Igualmente, en las familias animales existe muchísima diversidad. Las hay monoparentales, solo de hembra o solo del macho. Hay biparentales, tanto hetero como homo. Hay otras que son tríos: tres individuos que cuidan juntos a todas las crías. También hay casos de dos o tres parejas que se juntan; es decir, el sexo y las relaciones afectivas exclusivamente se dan en pareja, pero todos los adultos crían juntos a la descendencia.

¿Está cambiando la tendencia del discurso científico a adaptarse a las normas culturales del ser humano?

SP: Hace 50 años igual se consideraba que cada animal que no se reproduce es un fallo en la cadena evolutiva. Pero esta concepción centrada en la reproducción de la vida animal se está abandonando. Hoy en día hay muchas investigadoras e investigadores que ven la reproducción simplemente como una parte de su vida.

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