Estudio de profesora javeriana revela que fragmentación de los bosques afecta a población de orquídeas epífitas
La fragmentación de los bosques nativos del paisaje andino tropical está afectando a las poblaciones de la orquídea endémica colombiana Rodriguezia granadensis. Esta fue una de las conclusiones de una investigación realizada por la profesora del programa de Biología, Nhora Helena Ospina y que contó con la participación de la también profesora Nicola Sian Flanagan y los investigadores Raymond L. Tremblay y Alba Marina Torres.
El producto de este estudio fue publicado recientemente en la revista científica Frontiers in Ecology & Evolution, una de las de mayor impacto en el campo de la ecología.
Durante dos años el equipo investigador exploró dos regiones modificadas con cultivos de café con sombra, frutales, pasto para ganado y ambientes urbanos para censar a 4650 individuos de dicha especie. Ospina explica que a través de un estudio demográfico se encontró que la fragmentación y la pérdida del hábitat está afectando a este grupo específico de orquídeas epífitas.
“Hay un montón de plantas que se empiezan a trepar a los árboles, existe la mentalidad de que son parásitas, la gente las retira, esto hace que sean más frágiles, más delicadas porque necesitan un bosque para poder sobrevivir. Cuando no hay bosque, no hay árboles, no hay plantas epífitas”.
La profesora creó un modelo para determinar cuánto van a a crecer o decrecer las poblaciones naturales de la especie y cómo pueden resistir dentro y fuera del bosque. Cabe anotar que laRodriguezia granadensises una de las más comunes y que durante los últimos años ha sido considerada como de preocupación menor dentro de las listas rojas de la UICN, no tiene todavía una categoría de amenaza.
“Lo que descubrimos fuera de los bosques es que, a pesar de que la vemos ahí en los palos de guayaba, de limones, de naranjas y mandarinas, estas plantas no están viviendo bien, están sobreviviendo, pasándola mal. Hay una competencia por luz, por recursos, por polinizadores; tienen tasas reproductivas y tasas de crecimiento negativas.
Están estresadas y tienen a desaparecer. Dentro del bosque la situación está un poco más estable, pero no todas las poblaciones están bien. Es crítico, si eso está pasando con esta especie que no aparece como, nos preguntamos cómo están las demás, las que sí están amenazadas, con las plantas que ya casi no encontramos ni siquiera dentro del bosque, que no son capaces de vivir fuera del bosque”, explicó la académica.
El estudio también dio a conocer que la situación es más compleja en el Valle del Cauca por las grandes extensiones dedicadas a la agricultura y ganadería, pues la matriz, en términos de paisaje, es muy hostil dada la presencia de parches más grandes de potreros, monocultivos, el aislamiento y la fragmentación de bosques.
En contraste, los hallazgos en el estudio replicado en el departamento del Cauca son menos críticos, pues el paisaje en esa zona es más conectado y de mayor humedad gracias a la situación geográfica aunado al manejo de las pequeñas fincas de café de sombra, plátano y algunos relictos boscosos y zonas de protección de varias quebradas.
“En el Valle del Cauca no solo tenemos un paisaje fragmentado, sino que los fragmentos son muy grandes, muy lejanos, desconectados, y se ha cambiado completamente el uso del suelo.
Estamos en el monocultivo, esto también es una evidencia más de que estos manejos súper industrializados de grandes extensiones de tierra no son lo mejor para la biodiversidad y la impactan fuertemente, a pesar de que se reserven grandes extensiones de bosque como las 600 hectáreas del bosque de Yotoco, pues no es suficiente para para salvaguardar la perpetuidad de las especies”, manifestó Ospina-Calderón.
Asimismo, reveló que se tomó como objeto de estudio una orquídea común para hacer un llamado a través de estos resultados dramáticos dada la naturaleza de la especies, “para ver cómo usamos estos modelos en otras plantas que son menos frecuentes y cómo usamos esto como un termómetro entre estas dos maneras de manejar el paisaje. Esto ya se ha hecho con muchos grupos biológicos, en aves, en hormigas, con insectos, pero queríamos hacer algo novedoso”.
Por su parte, la profesora Nicola aseveró que estos resultados se convirtieron en la primera evidencia de que ni las especies más comunes están a salvo del efecto delétero de transformación de paisajes. “El trabajo es producto de dos años arduos de trabajo de campo, con la aplicación de análisis demográficos innovadores para lograr dilucidar los patrones. Es un trabajo muy importante para el Hotspot de biodiversidad de los Andes tropicales”.
Finalmente, la profesora Nhora hizo un llamado a la comunidad científica para adelantar más investigaciones que permitan obtener datos relacionados con las especies colombianas de orquídeas. “No sabemos nada de la ecología de nuestras especies colombianas andinas y por eso es que casi todas están en preocupación menor o no están en la lista roja, porque no tenemos suficiente información para evaluar esos criterios”.
Para leer el artículo completo de la investigación, visita la página de Frontiers in Ecology & Evolucion haciendo clic aquí.
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