Me quiere. No me quiere. Me quiere. No me quiere…

Así, como una novia ingenua de cuentos de hadas, ha sido la historia de Twitter desde que Elon Musk se antojara de comprarla en marzo pasado.

Aunque esta historia empezó en marzo, no fue hasta finales de abril que la cosa se formalizó, pues fue en ese momento que la reacia Twitter finalmente sucumbió al incesante cortejo de Musk. 

Para esta fecha, casi llegando a mitad de octubre, se suponía que Twitter ya perteneciera al conglomerado de Elon Musk, pero no ha sido así. 

Aduciendo razones que no pocos han puesto en duda, Musk decidió en julio suspender la compra, generando un torbellino de reacciones que culminaron en una demanda cuyo juicio estaba supuesto a proceder el próximo 17 de octubre. 

La semana pasada, quizás viendo que no está en posición de ganar, Musk echó para atrás su decisión de no comprar a Twitter y volvió a proponer la adquisición. 

Reportes iniciales, según evidencia un tuit, indicaron que Twitter está en eso, pero no tan sencillo como decir “sí, vamos a esto”.

Lo primero a saberse es te el juicio sigue en pie, solo que no para el 17 de este mes, pues se aceptó la petición de posposición de parte de Musk. Lo segundo es que Twitter pone en duda que este consiga el financiamiento que haría posible la compra. 

Al ritmo que va, finalizará el año y Twitter seguirá en el limbo. Es una pena, pues está sigue siendo la menos banal y la más útil de las redes.