Así dio la vuelta al mundo la onda expansiva del volcán de Tonga: tardó 36 horas y llegó a la atmósfera

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Cuando el pasado mes de enero se produjo una violenta erupción de un volcán submarino cerca de Tonga, en el Pacífico Sur, se generó tanta energía como una bomba atómica y una onda expansiva que llegó a la atmósfera, un fenómeno que no se veía desde hacía más de un siglo. Ahora, un grupo de investigadores españoles ha logrado saber cuánto tardó esa onda de presión en dar la vuelta al mundo y a qué hora pasó por cada rincón del planeta.  

Para ello, estos científicos del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA UIB-CSIC) han recabado los registros de los servicios meteorológicos de todo el mundo de ese día y, mediante un modelo numérico, han logrado simular el movimiento en tiempo real de la onda. Tardó 36 horas en dar la vuelta y lo hizo hasta en tres ocasiones, antes de poco a poco degradarse.

Los instrumentos locales mostraron cambios repentinos de presión cuando la onda de choque pasó por primera vez sobre Mallorca, unas 15 horas después de la erupción. «Esta onda de presión atmosférica viajaba a la velocidad del sonido y, sabiendo la distancia entre Baleares y Tonga, si era debido al volcán y tenía la intensidad suficiente, tenía que tardar 36 horas en volver a pasar por encima de Baleares», explica al Telediario el oceanógrafo físico y co-autor del estudio Ángel Amores. 

Hace más de un siglo que no se registraba un fenómeno similar

Tonga se asienta sobre el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, una zona de gran actividad sísmica y volcánica en la que cada año se registran unos 7.000 terremotos, la mayoría moderados.

El 15 de enero, el volcán submarino, situado frente al archipiélago, entró en erupción, afectando a más del 80 % de su población de alrededor de 100.000 habitantes y activando una alerta de olas de hasta 1,2 metros y la orden de evacuación de las costas de varias islas del Pacífico Sur.

El tsunami deja daños importantes en Tonga y afecta a varios países del Pacífico

Provocó tsunamis y oscilaciones en el nivel del mar, y dejó incomunicado con «daños significativos» al reino de Tonga. Además, la isla del volcán desapareció en su práctica totalidad y podría haber destruido importantes ecosistemas de la zona, una reserva de biodiversidad del planeta.

La última vez que se reportó un fenómeno similar al estudiado fue en la erupción del volcán Krakatoa (Indonesia) en 1883, cuando se vieron señales similares a las registradas con el de Toga y que se asociaron a la explosión del volcán. Hasta la fecha, no se había podido observar en detalle.

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