Los peligros para la República Dominicana
Recientemente se ha instaurado un discurso de miedo al supuesto “peligro” de que nuestro país sea “invadido” y/o atacado por bandas criminales que actúan en Haití, responsables de clima de violencia y secuestros.
Las declaraciones del presidente de la República, Luis Abinader, anunciando medidas extremas con negación de derechos (además del muro en construcción) hacia los grupos de inmigrantes, haitianos, refuerzan este clima de miedo y fobia hacia la población haitiana residente en el país.
Con ello, se invisibilizan muchos de los peligros que aquejan nuestro país, siendo uno de ellos, el funcionamiento de varias redes de crimen organizado dentro de las cuales están las redes transnacionales de trata de personas. Estas funcionan con total y absoluta impunidad en nuestro territorio y se dedican a captar, secuestrar, violar y explotar sexualmente a niños, niñas, adolescentes y mujeres desde localidades de casi toda la radiografía nacional.
Junto a la explotación sexual se encuentra la explotación laboral (agrícola, servidumbre doméstica, venta ambulante, mendicidad) así como del matrimonio servil (venta en matrimonio) y tráfico de órganos.
Estas redes de crimen organizado están formadas por dominicanos y extranjeros de diferentes nacionalidades provenientes de Estados Unidos, Europa, Asia y países de América Latina. Son grandes corporaciones con mucho dinero y poder para corromper y pasar desapercibidos, (camuflajeados). Se enriquecen de la explotación de seres humanos, sobre todo niñez y mujeres.
Las víctimas dominicanas y extranjeras (haitianas, venezolanas, colombianas y de otros países) son tratadas como esclavos y esclavas para el lucro y enriquecimiento de estas redes que cuentan con redes sociales y plataformas de Internet para sus operaciones. Contigua a estas redes transnacionales de trata se encuentran también las redes de tráfico de drogas, tráfico de armas, tráfico ilícito de personas hacia República Dominicana y desde República Dominicana hacia otros países.
Otro factor de peligro es la ingobernabilidad y el deterioro de la cohesión social. Los discursos de miedo hacia la población de origen haitiano que convive cotidianamente con la dominicana pueden convertirse en detonantes de violencia social, linchamientos y abusos como ha ocurrido en otros momentos.
Nuestro país tiene ya suficientes problemas de violencia social y de género, delincuencia y el funcionamiento del crimen organizado de forma impune y corrupta. Seguir alimentando estos problemas con discursos que apunten a la persecución de la población migrante tiene graves consecuencias para nuestro clima de armonía social, además de que debemos recordar que tenemos una población dominicana que reside en el exterior (inmigrante en muchos países) que necesita al igual que la población inmigrante aquí respeto a sus derechos a la salud, educación y a una convivencia pacífica.
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