Inseguridad ciudadana en República Dominicana

28-04-2022
¡Te lo dije!
Ojalá, República Dominicana
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¿Por qué los dominicanos nos sentimos inseguros?

Por la falta de seguridad en nuestro entorno (calles, avenidas, barriadas, escuelas, universidades, trabajo, residencias, etc.), lo cual nos genera mucha ansiedad, miedo, angustia, temor, inseguridad ante el peligro de ser víctimas de un robo, atraco, y hasta agresión física o asesinato.

En República Dominicana hay muy pocos lugares seguros. Ni en los cementerios estamos libres de vivir una experiencia delincuencial. Dondequiera estamos en peligro, en riesgo y con profundos temores y angustias, lo que al final nos enferma y nos limita nuestra libertad ciudadana.

Sentirnos seguros es un derecho que el Estado está obligado a garantizar. El miedo, la angustia, los temores, la inseguridad en sentido general, son expresiones de la violencia que afecta nuestra dignidad humana. De conformidad con lo previsto en el articulo 38 de nuestra Constitución, “El Estado se fundamenta en el respeto a la dignidad de la persona…”. “Toda persona tiene derecho a la libertad y seguridad personal”, en virtud de lo consagrado en el artículo 40 de la Constitución.

La inseguridad ciudadana en República Dominicana es multicausal, pero está altamente vinculada a la delincuencia creciente que estamos viviendo, sobre todo juvenil, la cual debe ser enfrentada con una visión integral, sobre todo con un enfoque más preventivo que represivo. Porque está muy asociada a la pobreza y el desempleo.

Esta inseguridad hay que frenarla a toda costa. Si no se hace a tiempo, entonces comenzará a afectar nuestra gobernabilidad democrática y vendrán el caos, la anarquía, el desorden social, convirtiéndose en factores que influirán negativamente en el desarrollo nacional, fundamentalmente en el turismo y en otras formas de inversión extranjera. Nadie invierte donde no hay seguridad.

Para luchar contra el delito, en todas sus formas y expresiones, es indispensable disponer del manejo de la información como forma de tener el control territorial. Sin datos ni estadísticas no hay control de la delincuencia. Para definir y ejecutar planes, programas, proyectos y cualesquiera otras iniciativas, tanto públicas como privadas, es necesario conocer la realidad en la que queremos incidir e influir para lograr cambios de impacten sobre la misma.

Estas informaciones deben ir acompañadas del uso y manejo de tecnología de punta. Sin ambas, no hay control, prevención y represión efectivas. Vivimos en una isla de apenas 48 mil kilómetros cuadrados. Aquí todos nos conocemos y sabemos lo que hacemos.

Esa inseguridad que genera la delincuencia,como he dicho, es de naturaleza multicausal y en ella influyen factores como el desempleo, la inflación en los precios de la canasta básica, la corrupción, entre otros aspectos de carácter social. Muchas veces está asociada al narcotráfico y al microtráfico; pero también al predominio de falsos valores sociales, según los cuales uno vale por lo que tiene y no por lo que es como persona.

Hemos estado promoviendo dos sociedades que se desarrollan de forma paralela: una de ricos y otra de pobres, las cuales compiten por el territorio. Hoy hay lugares de nuestro territorio nacional que son controlados por la delincuencia. Lamentablemente, ésa es la realidad.

Debemos tener un mapeo de las zonas de mayor presencia delincuencial y disponer de centros de datos electrónicos que nos faciliten rápidamente identificar los elementos causales, la acción delincuencial, responsables y correctivos de lugar. El Estado no solo debe responder con represión policiaco-militar. La violencia no la acaba la violencia. Usualmente, ésta la incentiva y la hace crecer.

República Dominicana es un país de apenas 48 mil kilómetros cuadrados. Todos nos conocemos. Todo el mundo sabe quién roba, quién atraca, quién consume droga, quién la vende, etc. enlas respectivas comunidades donde vivimos. Los policías y los militares también viven allí y conocen estas informaciones.

Ellos son los primeros que deben suministrar informaciones para alimentar los centros de acopio que debemos tener para combatir la delincuencia y la inseguridad ciudadana. Sin información ni tecnología, no hay seguridad ciudadana; ellas deben ser acompañadas de políticas públicas de carácter social.

Pero a esta lucha contra la delincuencia tiene que ser incorporada la comunidad y también el liderazgo local. Ellos deben ser parte de los actores que procuran la solución, sobre todo la prevención