El país necesita ser gobernado

17-08-2021
¡Te lo dije! | Política
Ojalá, República Dominicana
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La situación que se vive en República Dominicana necesita una respuesta en puntos esenciales, como es la escalada de precios de la canasta familiar que ha reducido el poder de compra, creado más pobreza y deteriora la seguridad ciudadana y podría provocar estallidos de violencia.

El populismo tiene varias formas de presentarse y quiero mencionar varios tipos que se presentan en la administración pública actual: la más común es crear resentimiento y odio hacia sus opositores, les persiguen, les mencionan cuando cometen cualquier error. Entienden que les podría funcionar para ocultar su falta de gestión. La segunda es que el populismo victimiza al pueblo olvidando su importancia como sujeto; hacen creer que es culpa de un tercero lo que viven en el presente.

Se puede decir que tenemos un gobierno que visita todo el país, pero la mayoría de las cosas se quedan en anuncios vacíos, sin una planificación clara de hacia dónde vamos. Muestra de ello es la cantidad de préstamos tomados en tan solo un año, más de 12 mil millones de dólares. Lo interesante es que este dinero no todo es para resolver la crisis sanitaria, lo que aún llama más la atención.

Mientras el oficialismo continúa creando resentimiento y odio hacia la oposición, no logran conseguir la fórmula para que los dominicanos puedan regresar a trabajar. Según datos del MEPYD, en el primer trimestre de 2021, el número de empleos disminuyó en 192,491. Estamos frente a una crisis sin precedente. Lo que me crea más temor es que para el gobierno todo marcha de manera correcta.

Finalmente, quiero señalar que  la reclasificación de las empresas es un duro golpe al empleado común, donde los grandes beneficiarios son las empresas grandes que ahora pasarán a otras denominaciones, y que puede jugar al despido para acomodar los sueldos a su nueva clasificación empresarial.

Un gobierno no puede administrar para una élite, su trabajo es crear las bases para la justicia social.

Es tiempo de menos anuncios y más acción en favor del pueblo que espera impaciente. Las máscaras se caen.