|Al acecho| Extrañamos a los independientes
Ha pasado mucho tiempo desde aquel 22 de enero de 2017, cuando las calles se pintaron de verde y de entusiasmo por una juventud rimbombante que reclamaba a gritos que la diosa Temis los empapara de ese dichoso néctar justiciero que pudiera satisfacer su sed de justicia.
Ese domingo soleado, miles marcharon al son de los tambores y vociferaron consignas al compás de sus pisadas, a ritmo de esos revolucionarios recitales que se volverían consciencia nacional: “Fin de la corrupción e impunidad”, “No más botellas estatales” y “Se van”, cuyos mensajes de manera curiosa se utilizarían posteriormente como eslóganes de campaña.
Fue un día de júbilo para los opositores al gobierno de Danilo Medina, quien a la sazón era el presidente de la República Dominicana (2012-2020), pues diversos sectores de la sociedad civil, empresarial y político apoyaron abiertamente a ese movimiento y, de paso, aprovecharon la coyuntura para promocionar sus candidaturas y propuestas políticas de cara a los últimos comicios, en los cuales resultaron favorecidos.
No fueron dos ni tres las ocasiones que los cabecillas de ese movimiento afirmaron que esas acciones eran meramente patrióticas y por el bien común, pues era necesario luchar de forma unida para sacar al gran satán y sinónimo de todo lo malo para el país que era el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Tampoco fueron pocas las veces que se criticaron a las “botellas” en el Estado, a las “asesorías estrafalarias, millonarias y corruptas”. Tanto fue el acoso que el solo significado de la palabra “asesor” resultaba una ofensa a principios del año 2020.
A pesar de que esos mismos que hacían tales señalamientos y demonizaron ese cargo, son ahora los herederos de asesorías que difícilmente puedan obtener iguales ganancias y facilidades trabajando fuera del Estado.
Y ni hablar del “endeudamiento exorbitante” que el gobierno pasado mantenía y que, de manera preocupante para los opositores de entonces, subyugaba hasta la propia soberanía nacional.
¡Son mudos ahora!
Qué bien acostumbrados nos tenía la hoy senadora del Distrito Nacional con sus críticas al “desenfrenado” endeudamiento del gobierno pasado.
Realmente extrañamos las veces que se sentaba en su curul de diputación y aprovechaba la ocasión para tronar con su fuerte oratoria por los abusos que presuntamente se estaban cometiendo contra el pueblo. Al parecer esos desmanes se acabaron, ya que sus gritos y no se escuchan tan alto como antes, a pesar de las noticias que han circulado en las últimas semanas sobre aprobaciones de montos extravagantes.
Realmente ya era tradicional ver a la honorable legisladora defender nuestros derechos. Si ella supiera lo tanto que ahora la extrañamos quizás pudiera regresar a esos menesteres, a propósito de que sobran motivos para protestar por la maratónica aprobación de préstamos millonarios que la actual gestión está ejecutando en el Congreso Nacional para supuestamente combatir la pandemia.
Pero más extrañamos ver al actual presidente de la Cámara de Diputados señalar de manera contundente que ni el Estado de Emergencia ni el toque de queda son necesarios para aplacar al Covid-19. Todo lo contrario (decía él), esas medidas solo eran tácticas del PLD para politizar la tragedia mundial y perpetuar su “dictadura”.
Algo similar también habría dicho en ese momento el actual ministro Administrativo de la Presidencia, quien ahora evade el tema como un vampiro cuando huye de una cruz.
¡Cuánto extrañamos ese tipo de reclamos! sobre todo ahora que persiste el Estado de Emergencia y el toque de queda, a un año y varios meses después de que se anunciara el cierre del país, el cual ellos criticaron al poco tiempo del PLD implementarlo a inicios de la pandemia.
¿Y la dictadura?
Otra de las acciones que extrañamos de los opositores es calificar de “tiranía” y “autoritarismo” el anterior gobierno.
Pareciera que hubo un ajusticiamiento o algo así el pasado 5 de julio de 2020 y que las banderas de libertad ahora ondean hasta el tope de los monumentos derribados de la anterior autocracia. ¡Sí señor! Ahora la democracia florece como si fuera un Edén y hasta las mariposas pueden volar libremente entre las ramas.
Lo que resulta extraño, pues ciertos asesores, funcionarios y periodistas afines a este Gobierno han ventilado sus pensamientos en forma de un trujillismo rancio y reaccionario por las redes sociales.
Incluso, algunos han tenido la osadía de sugerir que se limite la libertad de expresión en las plataformas digitales en nombre de un “bien común”.
Pero todo eso pasa desapercibido. Ya todo lo que aquejaba antes no parece molestar tanto. Pues ni modo, lo que procede es seguir hacia adelante y disfrutar de los temas nacionales que verdaderamente importan a la nueva democracia, tales como las bolas de rumores que ruedan sin parar por las redes sociales, los supuestos atentados que no tienen ni pies ni cabeza, los presuntos sabotajes que no tienen ni una pizca de credibilidad y los nuevos foros públicos que se han montado a través de los medios de comunicación para entretener a la nación e ignorar la cruda realidad de que el cambio ha sido en reversa.
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