Supervivencia del sector porcino RD amenazada por peste e importaciones despiadadas

06-06-2023
Producción Alimentaria
Ojalá, República Dominicana
Compartir:
Compartir:

En los dos últimos años, el sector porcino ha sido golpeado por una combinación devastadora de desafíos, con consecuencias catastróficas para los productores. Bajo un futuro sombrío y sin plan a seguir, se encuentran atrapados entre la letal Peste Porcina Africana y la asfixia económica provocada por la excesiva cantidad de importaciones.

La trágica realidad es que, a pesar de ofertar menos de la mitad de animales, el precio de venta al día de hoy se ha desplomado a 100-105 pesos por kilogramo en granja muy por debajo del costo de producción, que anda en los 135 pesos por cada kilogramo en los productores más eficientes hasta los 145 pesos por cada kilogramo.

Mientras, las importaciones han superado el valor total aproximado de la producción (sólo animales, sin infraestructura) antes de la PPA, que era de unos 12.5 mil millones de pesos como podemos ver en la siguiente imagen elaborada por W. Marte.

Enfrentados a este doble embate, los productores están condenados a desaparecer requiriendo medidas urgentes.

La propagación de la peste porcina africana ha sido un golpe devastador para el sector porcino en nuestro país. Esta enfermedad altamente contagiosa ha reducido la cantidad de cerdos producidos, sin embargo, no podemos precisar cifras y porcentajes debido a la falta de estadística oficiales y actualizadas sobre la evolución de la población animal, pero lo que se sabe en el común es que la reducción supera más del 50%, dejando a su paso una estela de destrucción económica y emocional.

El manejo y las medidas de contención de la enfermedad por parte del estado, aunque necesarias para prevenir la propagación, han sido llevada a cabo con ambivalencias, falta de transparencia, discrecionalidad y falta de inclusión del cuerpo técnico del estado y del sector en la planificación para poder en equipo superar o manejar de manera satisfactoria esta grave coyuntura que afecta un pilar de nuestro sector agropecuario.

Muestra de lo antes expuesto es el manto de opacidad que cubre el manejo de la introducción de la vacuna NAVET-ASFVAC, producida por científicos vietnamitas, que hasta donde sabemos (consulta con productores tradicionales) sólo puede ser aplicada a cerdos entre 6-10 semanas de edad, pero no en lechones pequeños, ni en las cerdas madres, lo que hace un contrasentido, porque sin las mismas, no hay sostenibilidad de la población animal.

La reducción de la producción porcina ha sido drástica y constante, aunque con un ritmo menor que al inicio del problema como es hasta cierto punto lógico debido a la disminución de animales y manejo más estricto de protocolos sanitarios por parte de los productores.

Estos se enfrentan a la difícil tarea de esperar a poder volver a criar para reconstruir su producción mientras luchan por sobrevivir financieramente.

Sin embargo, el desafío más significativo ahora mismo proviene de las importaciones masivas que inundan los mercados. Aunque las importaciones son una parte esencial del comercio internacional, su excesiva cantidad y su bajo precio han desequilibrado el mercado porcino de manera alarmante.

Los productores locales que enfrentan altos costos de producción no pueden competir con los precios de importación. Esto ha llevado a una situación en la que los productores, a pesar de reducir la producción global a menos de la mitad disminuyendo así la oferta local, se vean obligados a vender sus productos a precios inferiores al costo de producción, condenándolos a pérdidas económicas insostenibles.

El sector porcino enfrenta una encrucijada sombría y desoladora. A menos que se tomen medidas decisivas y urgentes para abordar ésta crisis, la desaparición de los productores locales parece inevitable.

Es necesario un enfoque integral que incluya medidas de apoyo financiero, regulaciones más justas para las importaciones y programas de prevención y control de enfermedades, que nos lleve a un manejo sanitario que dé mayores garantías ante esta realidad y los desafíos por venir. De lo contrario, el sector porcino enfrentará una tragedia sin precedentes, con consecuencias económicas y sociales de gran alcance para la familia pecuaria de nuestro país.